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Messi, el jugador de Brasil 2014

Le pesó subir cada escalón. Por eso lo hizo con la cabeza baja, fastidiado, furioso, pero ante todo, con tristeza.

Redacción Deportiva
14 de julio de 2014 - 02:00 a. m.
Bastian Schweinsteiger (izq.) habla con Lionel Messi.
Bastian Schweinsteiger (izq.) habla con Lionel Messi.
Foto: AFP - ADRIAN DENNIS

Llegó a la cima y saludó a todos formalmente, extendió el brazo y apretó las manos en silencio. De esa misma forma, Lionel Messi recibió el Balón de Oro de la Fifa que desde ayer lo certifica como el mejor jugador de un Mundial, el de Brasil 2014, ese que estuvo cerca de ganar.

Y ese hecho se evidenció con su reacción: cogió el trofeo, volvió a bajar las escaleras con la cabeza baja y se paró a un lado, justo delante del corredor de honor que los jugadores alemanes les hicieron a los argentinos que acababan de vencer cuando fueron a recoger la medalla del segundo lugar. Y de nuevo, Messi lideró aquel amargo ascenso, apretó las mismas manos en silencio, dejó que le colgaran la presea plateada y después, al descender, la envolvió en sus manos.

Una derrota amarga para el hombre que ha visto otros días de gloria, que ha levantado otras copas de clubes y lucido con honor otras medallas de oro, adornada con el fastidio de las comparaciones que se multiplicarán: esas que insisten en confrontarlo con Diego Armando Maradona.

Pero más allá de la imagen de la derrota, hay que decir que Lionel Messi se hizo con un premio con el que será recordado por siempre en los anales de la Fifa. Una distinción que desde ayer comparte con otras leyendas, como el italiano Paolo Rossi, los brasileños Ronaldo y Romario, el alemán Oliver Kahn, el francés Zinedine Zidane y, recientemente, en el torneo pasado, el uruguayo Diego Forlán.

La Pulga, el astro del FC Barcelona y ganador de cuatro balones de Oro otorgados por la revista France Football al mejor jugador del año, se convirtió, además, en el cuarto argentino en recibir tal honor, junto a Guillermo Stábile (1930), Mario Kempes (1974) y Diego Maradona (1986).

Aunque estuvo definido por la tristeza, Messi obtuvo este honor por convertirse en el hombre clave de su selección, aquel que definió en momentos milagrosos, con las genialidades que se le venían extrañando, el pase a la final. Lo hizo con goles claves, como aquel logrado en tiempo de reposición ante un Irán que se encadenó en el arco; o con pases precisos, en las mismas circunstancias, como el que le dio a Ángel di María para que sellara el paso a cuartos de final ante Suiza.

Otra postal, una diametralmente diferente, ofreció el alemán Manuel Neuer, quien recibió el Guante de Oro que entrega la multinacional deportiva Adidas al mejor arquero de la competición. El gigante de 1,93 metros recibió aquel honor exaltado, saludando efusivamente al palco de honor, en especial a Ángela Merkel, canciller de Alemania. Desde hoy comparte una distinción que en el pasado han recibido el belga Michel Preud’homme, el francés Fabien Barthez, el alemán Kahn, el italiano Gianluigi Buffon y el español Iker Casillas.

Posterior a la ceremonia de premiación y a la celebración de los ganadores, el francés Paul Pogba, mediocampista de la Juventus de Italia, se hizo con el Premio al Jugador Joven, auspiciado por la multinacional coreana Hyundai. El gol que anotó en octavos de final ante Nigeria y el papel fundamental que desempeñó en el mediocampo de su selección, fueron los motivos que lo hicieron merecedor de esta distinción.

Por Redacción Deportiva

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