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Cuando la voz del estadio Hidalgo, casa del Club de Fútbol Pachuca, anunció por los altoparlantes que ingresaba al terreno de juego Juan José Calero, en sustitución del uruguayo Jonathan Urretaviscaya, bajó una tremenda ovación desde las gradas .
Se trataba del debut en el equipo profesional del hijo menor de Miguel Calero, uno de los máximos ídolos del conjunto mexicano. Por eso se hizo incontenible la algarabía, nostalgía y emoción por parte de todos los seguidores tuzos. Pasaron cerca de tres años para que volvieran a escuchar en ese mismo escenario, el apellido que tantas alegrías les entregó. La última vez había sido el 5 de diciembre de 2012, cuando le dieron el último adiós al Cóndor de la mejor manera, dentro de una cancha de fútbol y con alegría.
Ese día el caleño dio su última vuelta olímpica sobre la grama en donde consiguió tantas hazañas, y allí en frente del ataúd donde se encontraba, los seguidores del Pachuca prometieron recordarlo y llevarlo dentro de sus corazones, mientras cantaban: “Miren miren que locura, miren miren que emoción, ya llegó Miguel Calero, para salir campeón”, o “No se va, no se va, Calero no se va”.
Por eso, la noche del 24 de septiembre se convirtió en la oportunidad perfecta para continuar rindiéndole ese homenaje a Miguel Calero, y que mejor manera que alentando a uno de sus hijos.
“Faltaban tres minutos para que acabara el partido contra Cruz Azul por la Copa México. El profesor Diego Alonso me llamó y me dijo que iba a ingresar. Fue un momento único, que no se puede repetir. La gente estaba muy emocionada. Vestir los colores del Pachuca es un honor para mi. Toda mi familia estaba muy orgullosa”, recuerda Juan José sobre su estreno con el equipo profesional.
A pesar de que Miguel Calero se encargaba de ahogar los gritos de gol de los equipos rivales, y de que pudo ponerle los guantes y enseñarle los secretos del arco a Juan José desde sus primeros años, prefirió ser sincero con él y darle otro consejo que marcaría su vida para siempre. Le dijo que si quería ser futbolista tenía que buscar otra ubicación dentro del terreno de juego diferente a la de arquero , pues la de guardameta resultaba muy ingrata. “Me gusta hacer goles, soy feliz adelante”, dice el propio jugador sobre este curioso hecho.
Por eso, cuando se le pregunta a Juan José por sus características dentro de la cancha, explica detalladamente que es un centro delantero tradicional, “el nueve como lo llaman en el mundo del fútbol. “Me gusta estar dentro del área, aguantar la pelota de espaldas al arco y cabecear”.
Si bien Juan José llegó a vivir a México cuando tenia dos años, y recibió la nacionalidad mexicana, su sueño es vestir la camiseta del equipo colombiano de mayores. El primer paso de ese anhelo ya lo cumplió, pues estuvo junto a la selección sub 17 que disputó el Campeonato Suramericano de la categoría que se disputó en Paraguay en marzo de este año. “Siempre lo he dicho, mi sueño es estar y jugar con la selección de Colombia. Si bien estoy agradecido con México por todo lo que nos ha dado, mi papá defendió los colores de Colombia y yo quiero hacerlo. Ese es un legado que él nos dejó”, señala al respecto, pues todavía está latente la posibilidad de ser convocado por México.
Para ello, Calero dice que está al tanto de la carrera de varios delanteros colombianos en el mundo. “Sigo a Carlos Bacca en el Milan, a Jackson Martínez en el Atlético de Madrid o a Falcao en el Chelsea; también a Muriel con la Sampdoria. Miro sus partidos y aprendo de sus movimientos”, afirma al respecto.
Sobre su vida en México, y su relación con los jugadores colombianos que allí militan, Juan José afirma que tiene contacto con varios de ellos. “Me hablo con Andrés Felipe el Rifle Andrade y con Carlos Darwin Quintero, ambos en el América. Pero sobretodo con Aquivaldo Mosquera. Él se ha convertido en una especie de padre para mi. Es el que me aconseja en los partidos, el que me guía. No solo conmigo sino con todos los juveniles. Él estuvo mucho tiempo junto a mi padre y por eso es un referente para mi carrera”, le cuenta a El Espectador.
“Después del debut, he seguido entrenando y trabajando duro, quiero que me sigan teniendo en cuenta y para ello debo esforzarme aún más. Mi papá me decía que debía ser disciplinado, pero a la vez que disfrutara jugando y es un consejo que guardo hasta el día de hoy”, agrega el nacido en Medellín y que el próximo 8 de noviembre cumplirá 17 años.
“Yo creo que el más orgulloso con mi debut en el Pachuca sería mi papá. Quiero seguir haciendo las cosas bien, porque es la mejor manera de recordarlo ”, dice finalmente Juan José, quien espera seguir escribiendo con letras doradas la historia de los Calero en el fútbol mexicano y colombiano.