Nadal, al límite

Rafael Nadal cuenta lo dura que fue la temporada de 2014, en la que se tuvo percances en espalda, muñeca y apéndice. Hoy comienza su participación en el Abierto de Australia.

Juan José Mateo, Especial de El País de España para El Espectador
18 de enero de 2015 - 02:00 a. m.
AFP / AFP
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El español Rafael Nadal cerró una temporada marcada por los percances físicos (espalda, muñeca y apéndice) y que le vio ganar en Roland Garros su 14º grande. El número tres tiene desde hoy su primer gran reto del año, cuando arranque su participación en el Abierto de Australia frente al ruso Mikhail Youzhny.

Se lesionó la espalda en enero de 2014. No se hizo público un diagnóstico...
Tengo la articulación entre la L1 y la L2 un poquito tocada (es un síndrome facetario, inflamación de la articulación entre esas dos vértebras). En Australia, por un mal gesto, pegué un tirón muscular fuerte y la articulación quedó un poco tocada. Me ha creado un poco de inseguridad, de miedo a que me pueda volver a dar, sobre todo cuando saco. Y no saco con fluidez. Son pequeños detalles que se notan mucho al máximo nivel.

Se hizo un tratamiento con células madres, una técnica poco frecuente, que no es seguro que funcione.
Seguro en esta vida solo hay una cosa, lo demás... a mí me ha funcionado muy bien en la rodilla. Tanto el plasma en 2009-2010 como la prueba que hice en el polo inferior (de la rodilla) con células madres a finales de año 2013. Me mejoró una barbaridad, no solo a nivel deportivo, sino a nivel de calidad de vida. No es algo que me preocupe en exceso: creo que va a funcionar y que me va a permitir trabajar bien.

Se hace público el tratamiento y desayuna con titulares de que está prohibido en otros países.
La incompetencia hace que se pueda transmitir la información de manera errónea. ¿Cómo va a ser dopaje? Primero que todo habría que saber cómo es la técnica. Segundo, si hubiera el más mínimo riesgo de que fuera dopaje, ¿cómo voy a hacer dopaje? Mi forma de entender el deporte, sin ninguna duda, me duele hasta contestarlo, es que colgaría la raqueta lo más alto que pudiera, para no poder descolgarla, antes de hacer una trampa y tirar por tierra todo lo que he hecho durante todos estos años. Los cuerpos tienen unos límites. Uno no puede engañarse. Eso es lo que consigue el dopaje: engañar a todo el mundo, y al primero al que engañas es a ti mismo. Y encima pones en riesgo tu salud.

¿Lo peor de 2014?
El mayor tormento de 2014 fue la muñeca. Fue un año con momentos buenos, pero de principio a fin desagradable. No ha habido tregua. Me sentía jugando bien en Australia y pasa lo que pasa en la final (se lesionó en la espalda y perdió). Me quedé física y mentalmente tocado. Estaba mal. A medida que se fue acercando Roland Garros, fui cogiendo la línea y la energía que necesito para jugar. Llegué bien y jugué el mejor Wimbledon de los últimos tres años, fomentado porque las rodillas me respondieron mejor. Y en verano me pasó lo de la muñeca. Las lesiones a mitad de temporada son un desastre. Los demás siguen compitiendo y tú vas a contracorriente. Lo peor de la lesión de muñeca es que me había esforzado mucho por recuperar el máximo nivel y que había recuperado por completo la seguridad interior, la tranquilidad interior, mental, la pasión. Y me pasa eso en un momento en el que estoy yendo hacia arriba.

Tantos dolores...
Voy intentando sobreponerme a los problemas que me presentan la carrera y la vida, pero soy humano, tengo momentos más arriba, momentos más abajo.

¿Por qué seguir?
No todo el mundo tiene la posibilidad de hacer lo que le gusta. Es importante ser feliz con lo que uno hace, no hacer lo que a uno le hace feliz. Eso es una gran virtud. Durante muchos años he hecho lo que me gusta, que es jugar al tenis, y he sido feliz, pero también me he esforzado desde una edad corta para conseguir lo que he conseguido.

Tantas paras dan para pensar en otras cosas. Federer y Djokovic, sus grandes rivales, han sido padres. Usted, ¿para cuándo?
Soy muy familiar. Me encantan los niños. Mi ilusión y mi intención es tener más de dos hijos, pero a día de hoy es un tema de tiempos, de preferencias, de cómo te lleva la vida. Sigo viviendo con mis padres...

¡Pues ya toca salir de casa!
Sin tener una vida muy estable, es todo un poquito más complicado. Hay que conocer también la mentalidad de Mallorca, que somos personas más familiares, y tener la suerte de encontrar una pareja que te entienda y que vaya en consonancia con tu pensamiento. He tenido esa suerte. Mi pareja nunca me ha presionado por nada que me pudiera alterar lo que creo que es lo mejor para mí, para mi carrera y para la relación en sí. Mi novia es más joven que yo. Ella también tiene que trabajar, que buscarse sus motivaciones, y por suerte no ha sido la novia de Nadal, sino ella y ser competitiva en lo que ha hecho ella, que es estudiar.

Durante su baja también se anunció el nombramiento de Gala León como capitana del equipo de Copa Davis, ¿cómo lo valora?
No lo puedo valorar, porque a mí no me han preguntado nada. Cuando las cosas se hacen sin preguntar, lo mejor es no valorar. Es evidente que el presidente José Luis Escañuela y la misma Gala, que es la directora deportiva, tienen la potestad para autoproclamarla capitana sin que nosotros hayamos opinado. Me parece lícito porque está dentro de la normativa. ¿Es lógico? No sé si es lógico o no, pero se han hecho cosas que nunca se habían hecho. A unos les gustará más, a otros les gustará menos, pero es lo que se ha elegido. Otra cosa es el debate absurdo que se genera en torno a eso, el tema del machismo. Se hace complicado poder opinar de cosas que solo buscan una polémica absurda. Prefiero no decir ni una palabra que se pueda sacar de contexto en un tema que es tan sensible.

 

Por Juan José Mateo, Especial de El País de España para El Espectador

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