“No me siento frustrado”: Yonny Hernández

El piloto paisa explica por qué pasó de MotoGP a MotoGP2. Todo se debe a la falta de dinero.

Olga Lucía Barona Torres*
12 de mayo de 2017 - 02:54 a. m.
 Yonny Hernández, antes de salir a correr en el GP de Argentina.
Yonny Hernández, antes de salir a correr en el GP de Argentina.

Desde la comodidad de nuestro sofá es muy fácil criticar y calificar de fracaso el hecho de que el piloto colombiano Yonny Hernández haya bajado de categoría en el Campeonato Mundial de Motociclismo, que de MotoGP haya pasado a MotoGP2.

El paisa, de 28 años, lleva ya siete temporadas en la meca del motociclismo mundial. Llegó en 2010 a MotoGP2 y en 2012 ascendió a MotoGP. Sin embargo, este 2017 se vio obligado a regresar a donde comenzó. La explicación es sencilla: falta de dinero, un factor que en el deporte a motor es vital. Integrante del Aspar Team, Hernández suma siete puntos en las cuatro carreras que se han corrido este año. El Espectador lo acompañó en la válida número dos, que se realizó en Termas de Río Hondo, en Argentina, donde nos explicó que este descenso no es de ninguna manera un fracaso.

¿Cuáles son sus objetivos para esta temporada?

Ir mejorando paso a paso. Estoy en una categoría totalmente nueva, con menos potencia. Es como comenzar de cero. La moto es muy diferente, más pequeña, y no tiene las ayudas electrónicas que tenía con la MotoGP.

¿Cómo le ha ido en este inicio?

Estoy tratando de adaptarme lo mejor posible. Este principio de temporada ha sido difícil porque hemos arrancado bastante atrás y me ha costado acoplarme. Luego de seis años en la otra categoría, después de tener 260 caballos de potencia, y llegar a una moto menor, hay que buscar un estilo de conducción diferente. Esta es una moto en la que necesitas más paso por curva, porque es mucho más rápida que la MotoGP. Muchas veces la gente piensa que bajarse de moto significa ganarles a todos, y no es cierto. Incluso con mi experiencia es más difícil bajar de la MotoGP que subir.

Entonces, cuando pasó de la 2 a la MotoGP, ¿fue más fácil para usted?

Para mí fue más fácil por mi biotipo. Soy un piloto grande, pesado, y eso me perjudica ahora en las aceleraciones de las curvas. Me ha tocado trabajar desde el invierno pasado; he bajado 10 kilos y eso cuesta. Hago ejercicio y una dieta especial, porque los pilotos de MotoGP2 son livianos.

¿Se siente frustrado?

No, no me siento frustrado, para nada, estoy contento de estar aquí, feliz con en el equipo, por la oportunidad, y obviamente orgulloso de seguir en el campeonato mundial. Es una categoría incluso —para los que no saben— más competitiva, porque las diferencias no son tan grandes.

¿Cómo explicarles a los aficionados que esto no es un fracaso?

Este es mi trabajo, yo vivo por esto. Como piloto profesional, al final, hace parte de mi carrera deportiva. No se me dieron la cosas en el MotoGP por falta de apoyo económico, por falta de patrocinio, y no por talento. Como todos los deportes a motor, se necesita dinero. Yo estoy empezando y me toca más difícil, buscarme la vida haciendo buenas carreras.

¿De dónde saca su sueldo?

Es difícil responder. Sí tengo sueldo, de lo que alcanzo a sacar de los patrocinadores personales, que son Magna uniformes; cascos Suomi; WE2, la marca de la botas, y una ayuda que me da Coldeportes. Pero este deporte es demasiado costoso. Tengo que mantenerme en forma, entrenar, y eso cuesta: las llantas, la gasolina. Muchas veces dejo de entrenar por falta de dinero, y eso me hace perder ritmo. Pero siempre soy positivo, porque hasta ahora tengo el privilegio de ser el único colombiano y latinoamericano en el Mundial de Motos.

Sin embargo, ¿es duro ese ritmo de vida, lejos de la familia?

Pero a mí eso me gusta. Estoy en el Mundial, junto a los mejores. Es algo que siempre valoro y que me hace feliz, porque esta es mi vida como piloto profesional.

¿Hay un buen ambiente en el circuito mundial?

Es como todo: hay personas buenas y otra no tanto. En el gremio ya todo el mundo me conoce, tengo mis seguidores, mis compatriotas colombianos que me acompañan a lo largo del mundo. Llevo siete años compitiendo en la meca y espero que en el futuro las cosas se me den mejor.

¿Ha tenido ganas de tirar la toalla?

No, nunca he pensado en eso. Siempre he sido fuerte mentalmente. Me encanta lo que hago, lo vivo, sea bien o mal. Quién iba a creer que de las calles de Medellín iba a llegar a competir con los más grandes del mundo.

¿Cuál es su máximo sueño?

Yo no pierdo la fe de ser algún día campeón del mundo. Todo se puede en la vida.

* Invitada por ESPN.

Por Olga Lucía Barona Torres*

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