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A veces pareciera que no tuviera límites, que sus largas piernas fueran a llegar hasta el cielo. Ella hasta lo hace ver fácil. Ella es única. Ella es Caterine Ibargüen Mena, la flamante campeona del triple salto de la Liga de Diamante, un torneo al que sólo asisten los mejores atletas del mundo en cada temporada.
La colombiana, esbelta, guapa y siempre sonriente, lo volvió a hacer. El viernes, en el Memorial Van Damme de Bruselas, retuvo el título de su especialidad, el mismo que había ganado con honores en 2013. Y lo hizo de forma contundente, ganando cinco de las seis válidas que componen el campeonato: Mónaco (con 15,31 metros), Doha (14,43), Roma (14,48), Lausana (14,87) y Bruselas (14,98). La única en la que no venció fue en Nueva York, porque no compitió debido a unas molestias musculares.
Caterine, de 30 años de edad, redondeó así un año inolvidable, ya que además de este título en la Liga de Diamante, el pasado 18 de julio rompió en Mónaco por primera vez en su vida el muro de los 15 metros, con 15,31, logrando su mejor marca personal y batiendo, además el récord suramericano, que también estaba en su poder (14,99 desde 2011).
Y como si fuera poco, hace más de dos años que no sabe lo que es la derrota. Su última caída fue el 5 de agosto de 2012, cuando fue batida en la final olímpica de Londres por la rusa Olga Rypakova, que saltó 14,98 metros, frente a los 14,80 de la antioqueña.
Caterine se ha convertido en las últimas temporadas en la gran protagonista del triple salto orbital, desde la conquista de la medalla de bronce en el Mundial de Daegu 2011, del que pasó a la plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y de ahí al oro mundial en Moscú 2013.
Además del oro olímpico, que aún le falta en su palmarés, la antioqueña, enfermera de profesión, tiene como asignatura pendiente el récord mundial del triple salto, que está en poder de la atleta ucraniana Inessa Kravets, con 15,50 metros, logrado en la final del Campeonato Mundial de la especialidad en Gotemburgo, el 10 de agosto de 1995.
¿Qué significa para usted revalidar el título de la Liga de Diamante y hacerlo de manera anticipada?
Era uno de los objetivos planteados para la presente temporada y se ha cumplido. Eso quiere decir que cada esfuerzo y sacrificio valen la pena. Seguro que sí.
¿Qué representa saber que hoy es usted la mejor del mundo en esta especialidad?
Es todo un placer. Ganar la Liga de Diamante y que el mundo sepa que en Colombia hay un deporte importante como el atletismo, es mi mayor satisfacción. Tenemos buenas representantes en el salto triple y eso es bonito para mí, para mi carrera y para mi vida.
¿Fue satisfactorio ganar el viernes con una marca de 14,98 metros?
Salir y hacer las cosas bien es lo único que quiero cada vez que salgo a la pista.
El 18 de julio rompió la barrera de los 15 metros, ¿qué tipo de entrenamiento especial hay que hacer para lograrlo?
Seguir paso a paso con lo planeado por mi entrenador Ubaldo Duany, y claro, mejorar algunas falencias técnicas. Todos los días se puede aprender más y corregir. Pero la barrera de los 15 era uno de mis grandes sueños.
¿Le trasnocha la idea de romper marcas?
No, sólo trabajo para alcanzar objetivos. Sin trasnocharme, creo que todo llega en el tiempo perfecto.
Su última derrota fue el 5 de agosto de 2012, ¿a qué le atribuye esta efectividad tan tremenda?
Al compromiso y la responsabilidad de mi entrenador, de mi parte y de un gran grupo de trabajo. Nada en la vida es gratuito, todo es fruto de la disciplina.
¿Está en su mente romper el récord mundial?
Claro, pero esa es una tarea muy complicada, que no se consigue de la noche a la mañana. Hay que trabajar demasiado duro, día a día, para lograrlo. Está tan cerca como tan lejos, estoy a 19 centímetros. No la voy a perder de vista.
El gran desafío de su vida ahora es el oro olímpico?
Por ahora no.
¿Cree, sin embargo, que con 32 años podrá estar aún en el top olímpico con tanta superioridad como la de ahora?
No creo que eso sea una barrera. La edad se lleva en la mente.
En una entrevista anterior me dijo que su principal rival era usted misma, es decir, ¿en la pista no les teme a las demás competidoras?
Mi mayor y único temor es no estar bien preparada, por esa razón siempre me concentro en hacer las cosas bien y salir satisfecha con mi desempeño.
¿Cree que si se hubiera quedado en Colombia su rendimiento deportivo sería igual?
Es posible, debido a que en Colombia hay excelentes entrenadores y escenarios deportivos.
¿Qué tan clave ha sido en su vida deportiva su entrenador, el cubano Ubaldo Duany?
Le otorgo primeramente a Dios mis resultados y luego a Ubaldo. Él fue la persona con la visión de hacer mi cambio de especialidad en el atletismo (antes hacía salto alto), lo que sin duda marcaría mi vida para siempre. Después empezamos un fuerte trabajo, y pues aquí están los resultados. Es el motor de mi vida deportiva.
Hace muchos años se fue a vivir a Puerto Rico, ¿le hace falta Colombia?
Mucho. Pero estoy muy agradecida con Puerto Rico, que me ha brindado mucho y me ha acogido de la mejor manera.
¿Cómo van sus estudios universitarios?
Ya soy profesional en enfermería y ahora estoy terminando una maestría. Así como el atletismo, también amo mi profesión.
¿Cuando deje el atletismo planea ejercer la enfermería o seguir ligada como entrenadora?
Claro que espero tener ese placer de ejercer mi profesión de enfermera.