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Ahí, en la tribuna oriental del estadio Luzhniki de Moscú, a pocos metros de donde competía Caterine Ibargüen, estaba muy instalada la exatleta antioqueña Ximena Restrepo, junto con su esposo, el exlanzador de peso, el chileno Gert Weil. Ahí, en primera fila, la medallista olímpica de bronce de Barcelona 1992 vivió, sufrió y disfrutó el jueves del histórico oro de su paisana en el salto triple del Mundial.
Cada dos años en los Mundiales y cada cuatro en los Olímpicos, Ximena y Gert se dan el regalo de viajar a esta clase de torneos, porque así se hayan retirado hace muchos tiempo de las pistas, el atletismo sigue siendo su pasión. Fue así como la antioqueña de 44 años, actual directora técnica de los Juegos Suramericanos de Santiago de Chile 2014, fue testigo de esta nueva hazaña del deporte colombiano. Y la compartió con El Espectador desde el hotel en Moscú.
¿Cómo vivió el triunfo de Caterine?
Seguí la competencia desde muy cerquita, vi todos los saltos, me emocioné mucho y me encantó ver cómo ella siempre mantuvo el control. Nunca sentí realmente que alguien la pusiera en riesgo y presión. A pesar de que no ganó por mucha diferencia, sus rivales no se vieron tan sólidas como Caterine. Aunque yo estaba muy nerviosa, íntimamente sabíamos que la medalla de oro era nuestra.
Con la experiencia que le da haber sido atleta de alto rendimiento, ¿antes del Mundial creía que Caterine se podría quedar con la dorada?
Sí, claro, además porque ella llegó con unas credenciales muy altas, era una de las cartas más fuertes, gracias a su rendimiento en la temporada con cuatro triunfos en la Liga de Diamante. Venía de ganarles a todas sus más cercanas rivales. Caterine tiene la pasta, es competitiva y está en buena forma física.
¿Qué sensaciones pasaron por su cabeza?
Un gran orgullo de ver que Colombia deportivamente tiene a alguien de ese nivel. El atletismo es un deporte muy complicado, competitivo, así que realmente estoy feliz de tener una compatriota que haya llegado hasta lo más alto y que nos esté representando así de bien. Tuve además el placer de oír por primera vez el himno de Colombia en un Mundial de Atletismo.
¿Pudo hablar con ella, darle algún consejo?
Como también fui atleta, sé que antes de una prueba uno quiere estar concentrado, es un momento muy íntimo, entonces no quise hacerlo. La saludé desde la tribuna y ella me respondió. Y sé que también oyó nuestros gritos.
Usted habla del talento de Caterine, pero ella también tiene una personalidad arrasadora...
Sin duda, es una mujer muy especial y alegre, y hace que la gente la quiera rápidamente y desee que le vaya bien.
¿En ese momento llegó a su mente el día que ganó el bronce olímpicos en los 400 metros?
Cuando Caterine entró a la pista y empezó a calentar, se me vinieron a la memoria esos momentos de cuando uno llega al estadio y esa sensación de saber si uno realmente va a poder hacer las cosas bien, como deben ser.
¿Usted cree que el triunfo de Caterine es producto de su esfuerzo personal o también se debe a que las cosas se están haciendo mejor desde la base?
Obviamente cualquier triunfo en cualquier país, independientemente de si apoyan mucho o no, es un esfuerzo personal. Ahora, yo también pienso que en Colombia las cosas sí han mejorado mucho. Caterine y su entrenador han hecho un esfuerzo supremamente grande para llegar a este nivel. La gran parte de este triunfo es de ella, pero pienso que el apoyo que se está dando es mucho mejor que el que me tocó a mí. En este momento mi país está siendo un referente para Suramérica y no solamente en atletismo, sino en otros deportes. Si no, mire los resultados en los Olímpicos pasados en Londres. Tenemos talento y los directivos ahora se están preocupando más por hacer las cosas bien. Todavía falta, pero yo pienso que vamos por un buen camino.
¿Alguna diferencia puntual entre su ápoca y la actual?
Hay cosas tan increíbles como que la Federación Colombiana de Atletismo ahora tiene un contrato con Nike para toda la indumentaria, en cambio a mí nunca me dieron nada cuando iba a competir. Inclusive, yo fui a Suramericanos en los que mi papás me pagaban el pasaje para representar a mi país. Lo que es Colombia deportivamente ahora es muy distinto, se han ido profesionalizando cada vez más y obviamente el apoyo es mayor y también en la parte médica. Es bueno que esa brecha con los otros países se vaya acortando y vayamos demostrando que con trabajo y con esfuerzo se puede cambiar.
¿Usted cree que Caterine obtuvo un plus adicional en su carrera al haberse ido a vivir a Puerto Rico?
Yo creo que el plus es porque ella tuvo la oportunidad de competir y estudiar al mismo tiempo con toda la tranquilidad que se necesita. Eso en Colombia —por lo menos en mi época— era imposible. Yo tuve que viajar a Estados Unidos para poder hacer las dos cosas y eso es algo en lo que tenemos que trabajar para que uno no tenga que optar por lo uno o por lo otro. No estoy de acuerdo con que para ser deportista profesional uno tenga que dejar de estudiar, porque obviamente nosotros tenemos una carrera muy corta y hay que saber hacer algo después cuando llegue el retiro. Ese es el mayor plus, que Caterine pudo estudiar enfermería y prepararse a un alto nivel. Y contar, además, con un entrenador dedicado completamente para ella.
Caterine tiene 29 años, ¿hasta dónde más cree que puede llegar?
Con un alto nivel, yo creo que hasta los Juegos Olímpicos de Río 2016. Ya después la cosa se va volviendo más fuerte, los años van pasando, el entrenamiento va desgastando. Yo creo que mientras ella se pueda mantener físicamente bien y no se lesione, va a poder seguir dándonos bastantes triunfos. Es que ser un atleta de alto rendimiento durante mucho tiempo no es nada fácil, porque ya la recuperación no es la misma, el tiempo pasa y se va sintiendo.