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Jossimar Calvo va camino a la gloria

El gimnasta colombiano ganó una medalla de oro en barra fija y una de plata en barras paralelas durante el fin de semana, en la Copa Mundo de Anadi, Portugal. Desde el viernes participará en la Copa Mundo de Mersin, Turquía, con la que iniciará su última etapa de preparación para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Redacción Deportiva
27 de junio de 2016 - 05:27 p. m.
Jossimar Calvo,el gimnasta que hace soñar a Colombia con la gloria olímpica. Foto: AFP
Jossimar Calvo,el gimnasta que hace soñar a Colombia con la gloria olímpica. Foto: AFP

Saltos, volteretas, giros en el aire: Jossimar Calvo, el gimnasta que hace soñar a Colombia con la gloria olímpica, tiene el talento y la tenacidad para llenarse de éxitos deportivos, pero con apenas 21 años (cumplirá 22 el próximo 22 de julio) su historia destila también logros humanos.

El niño esmirriado y enclenque que encontró su vocación imitando al actor Jean-Claude Van Damme, especialista en artes marciales, es el mejor gimnasta colombiano de la historia, con pasaporte a los Juegos Olímpicos de Rio 2016. tras quedar segundo en la clasificatoria entre 64 participantes de cinco continentes.

"Voy con la meta de hacer un buen trabajo, no pensando en el podio", asegura durante un receso en su práctica diaria de ocho horas, siete días a la semana, en su natal Cúcuta, porque así no esté viajando o compitiendo, le dedica todo su tiempo al deporte.

Ese ha sido siempre el consejo de su entrenador Jairo Ruiz, gracias al cual se destacó en Guadalajara 2011, los Juegos Panamericanos que el atleta tiene tatuados en el brazo izquierdo con una frase en inglés que considera su lema: "Believe in yourself" (Cree en ti mismo).

"El profe me dijo: “Mijo, haga la rutina completa. Es lo único que le pido”, relata, sobre el desempeño esperado en cada prueba. "Esa medalla de oro en Guadalajara es la que más aprecio, la que me abrió las puertas", añade, mirándose las manos aún empolvadas del carbonato de magnesio para evitar resbalar en sus piruetas.

En sus palmas y muñecas los callos le sobresalen como cordones. "Vienen de muchos años", explica. A veces arden, "pero son gajes del oficio", aclara. Ser gimnasta duele.

Con más de 200 preseas en su haber, este joven de 1,60 metros de estatura y 55 kilogramos de peso se convirtió en el mayor medallista de nuestro país en una misma justa, con tres oros y dos bronces en los Panamericanos de Toronto 2015. Se había labrado un nombre.

"La fama hay que saberla llevar. Se puede desbordar y cuando un río se desborda ocasiona tragedias", advierte el entrenador Ruiz, al subrayar la importancia de las concentraciones y las giras de fogueo "para rendir mejor" como la que realizan actualmente en Portugal y que los llevará esta semana a Turquía, además de una en Cuba antes de los Olímpicos de agosto. “Estoy muy contento con los resultados obtenidos por mí y por mis compañeros en Anadi. El certamen fue de alto nivel y muy competitivo gracias a Dios, el cual nos ha servido para lo que va a ser la participación en los Río. Quiero agradecer a todos por el apoyo que le han dado al equipo colombiano de gimnasia y vamos a seguir trabajando para cosechar más triunfos”, manifestó ayer Jossimar, antes de viajar a Mersin, Turquía.

Famoso por lo temperamental y exigente, el "profe" Ruiz lleva 38 de sus 59 años formando gimnastas. Conoció a Jossimar cuando era un "pelao" de cinco añitos, dotado de una increíble capacidad de abrirse de piernas y pararse de manos.

"Me lo trajo alguien que vio sus cualidades. Le dábamos el almuerzo y él con cuatro cucharadas quedaba lleno. Y yo decía: 'Trote'. Daba tres, cuatro vueltas, y ya lo hacía yo que se comiera todo", recuerda el hombre que aspira a "dejar huella" en Rio 2016.

Jossimar, abandonado por su padre de pequeño, ve en Jairo "una figura paterna" que lo ha impulsado a mejorar en el deporte, pero también "a crecer como persona". "Cuando llego al trabajo es mi alumno, cuando salgo es mi hijo", confiesa el profesor, y destaca "la disciplina, la constancia y la perseverancia" de Jossimar, admirador del japonés Kohei Uchimura, exponente del modelo a seguir según Ruiz.

La carrera de Jossimar, jalonada de victorias pero también de fracasos, como el decepcionante Mundial de Glasgow en que el equipo colombiano de gimnasia no logró la plaza a Rio 2016. "Vivió momentos muy duros, incluso de no tener para comer", relata su amigo de toda la vida Jhonny Muñoz, otro gimnasta de 22 años. "Ha sido un campeón en superar barreras".

Horas a pie bajo la lluvia por no tener dinero para el bus luego de una larga jornada. Carencias sin fin en el "ranchito" donde vivía solo con su mamá, la modista que estando embarazada cosió para el dueño del circo de los Hermanos Gasca. "Me fascinaba ver a los trapecistas. Quizás eso sería. Pero nadie de la familia era acróbata. ¡Mi hermano era payaso!", dice entre risas doña Nohora Moreno.

Huele a pollo con champiñones, una de las comidas preferidas de su hijo, en la casa que varias empresas le regalaron a Jossimar en 2011. "Esto es un palacio", exclama su madre. Hace un tiempo le tocó regañarlo cuando descubrió los tatuajes en los omóplatos: en uno, el rostro de Jesucristo, en el otro, el de su mamá. "Dice que somos sus guardaespaldas", afirma Nohora.

"Mis ángeles de la guarda", precisa Jossimar, quien se ha vuelto también uno para un grupo de niños gimnastas a quienes invita cuando puede a tomar un helado, al cine o a la piscina. "Me gusta ayudar", señala cuando se le pregunta por esos compañeritos que, como él, ponen "verraquera" para salir adelante. "Él vivió muchas vicisitudes muy feas y es muy especial con los niños", dice Ruiz.

Jossimar sonríe cuando reconoce a un hombre en silla de ruedas que lo espera a la entrada del coliseo. Se acerca y lo abraza: "Bendición", le pide. Es Jesús Romero, su querido "Chuchú", la promesa de la gimnasia colombiana que hace 14 años quedó cuadrapléjico por un accidente mientras entrenaba.

Era un niño entonces Jossimar y no paraba de llorar, recuerda su madre, que agradece todo el apoyo de los Romero cuando le cuidaron a su hijo porque ella debía operarse. "Jossimar quería dejar la gimnasia", cuenta Nohora sobre el accidente.

Romero se hincha de orgullo cuando habla de su "hijo deportivo": "Es ese sentir de corazón de que lo que yo no pude hacer como gimnasta lo vea reflejado en él", dice, confiado en que "Lentejita", como lo apodó un día, no perderá el "foco" en Rio 2016.

Calvo suma cinco finales de Copa Mundo este año, pues hace un mes, en Sao Paulo, Brasil, disputó la presea de oro en suelo, barra fija y barras paralelas, especialidad que s su mayor fortaleza y en la que ha logrado cinco medallas de oro y cuatro de plata en los últimos años.

Por Redacción Deportiva

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