Cuando tenía 11 años Luis Fernando López quería ser futbolista, y aunque jugaba bien como marcador de punta o volante de recuperación, su papá, que era marchista, lo obligaba a acompañarlo a sus entrenamientos en el estadio Libertad, en Pasto.
Poco a poco se fue enamorando del atletismo e hizo de la caminata su forma de vida. Y el jueves pasado recibió el mejor premio a cerca de 25 años de carrera: aunque había terminado tercero, la IAFF lo reconoció como campeón en la prueba de 20 kilómetros del Mundial de Daegu 2011, en Corea del Sur, debido al positivo por dopaje de los rusos Valery Borchin y Vladimir Kanaykin, primero y segundo, respectivamente.
López recibió la noticia con tranquilidad y la compartió con sus compañeros de la selección colombiana que se preparan en Bogotá para la Copa Mundial de Marcha, 7 y 8 de mayo, en Roma, Italia.
Ya es campeón mundial, ¿cómo se siente?
Satisfecho. A la marcha se lo debo todo. Estoy contento, pero más por toda la gente que trabajó para ese logro. Por mi papá, Luis Alfredo, quien es el que más disfruta todo. Mi esposa Adriana, mi hija Salomé, mis hermanos. Mi madre Dora Yolanda y mi entrenador Fernando Rozo, quienes están en el cielo.
Ha sido medallista en muchas competencias del ciclo olímpico y campeonatos mundiales. ¿Cuál ha sido la clave del éxito?
Hay deportistas que tienen un talento y lo deben trabajar. Lo mío es lucha, perseverancia y disciplina. Pura constancia. Este título, así como todos los demás, son el premio a muchos años de esfuerzo, pero también de mucha gente que me ha ayudado: mis entrenadores, compañeros, médicos, psicólogos, fisioterapistas, dirigentes y los mismos periodistas. Es un triunfo de todos.
¿Lo sorprendió la decisión del TAS y la IAAF, casi cinco años después del Mundial?
Se venía hablando de este tema desde noviembre. Eso generalmente se demora más, pero le dieron celeridad por los casos de corrupción en la IAAF y porque vienen ahora los Olímpicos, eso ayudó. En realidad era algo que se veía venir.
¿Realmente lo ha disfrutado?
La verdad es que es una sensación diferente en todo sentido. La celebración y el momento no son iguales, pero sirve para las estadísticas, para la hoja de vida. Soy campeón del mundo, pero el impacto en los medios habría sido mayor y me hubiera representado más apoyo publicitario y del Estado para los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Recibirá la medalla dorada, también los premios correspondientes.
La Federación Colombiana de Atletismo notificará un oficio a Coldeportes y el COC para que hagan los respectivos reconocimientos y los premios retroactivos, me imagino.
¿Por qué compite ahora en los 50 kilómetros?
Porque he sufrido muchas lesiones. Los 20 son más de velocidad y ya no puedo entrenar igual. Me operaron varias veces de las rodillas y volví gracias al gran trabajo de las fisioterapistas del Centro de Alto rendimiento. Estos últimos años no han sido los mejores, pero nunca paré, nunca desistí, sigo dando lora.
¿Qué objetivo tiene en Río 2016?
Serán mis últimos Juegos Olímpicos, porque ya tengo 36 años, y espero estar adelante, intentar buscar un podio. Voy con aire en la camiseta y en los pulmones. Ahora me siento bien, alentado, y tengo la oportunidad de irme por la puerta grande.
Y a futuro, ¿qué planes tiene?
Llevo 18 años de servicio en la Policía Nacional, soy intendente y trabajo en la Escuela General Santander. Espero seguir vinculado a la institución, ojalá en algún programa de deportes.