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Pacquiao vs. Mayweather, la pelea entre el bien y el mal

El próximo sábado en el MGM de Las Vegas, los púgiles afrontarán la que muchos han llamado 'la pelea del siglo'.

Carlos Téllez Henao, Especial para El Espectador
30 de abril de 2015 - 05:44 p. m.
AFP / AFP
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Pacquiao vs. Mayweather no es la pelea del siglo solamente por ser el enfrentamiento de dos de los mejores estilos en la historia del boxeo, el ofensivo (Pacquiao) contra el defensivo (Mayweather); tampoco lo es solamente porque coincidencialmente los dos mejores peleadores del mundo, confluyan en la misma categoría (peso Welter); lo más interesante de este evento deportivo radica en lo que realmente encarnan en nuestro mundo simbólico y narrativo estos dos personajes, ahí es donde reside el detalle más importante de este enfrentamiento.

A lo largo de la historia los seres humanos hemos tenido la necesidad de crear relatos alrededor de todo, narraciones surgidas directamente desde nuestro inconsciente para explicar detalles que no conocemos sobre nuestro origen, creando mitos e historias acerca de personajes que vivieron antes de nosotros. Vemos a alguien por primera vez e inmediatamente asumimos que detrás hay una historia, suponiendo momentos cruciales para esa persona que lo llevaron a donde se encuentra. En estas historias, establecemos imaginarios colectivos con elementos como: héroes, villanos, aliados, momentos de flaqueza, miedos, entre otras.

Algo muy similar sucede en este combate, estos dos grandes atletas encarnan perfectamente el imaginario colectivo del bien contra el mal y seguramente algún día surgirá un guion aristotélico perfecto basado en este momento histórico.

Manny Pacquiao es un peleador que viene de la pobreza absoluta, en su infancia tuvo que irse de su pueblo para buscar mejores combates y ganar dinero para su familia, que algunas veces no lograba probar bocado en un día. Tenía que ponerse piedras en los bolsillos al momento del pesaje, para poder entrar en las categorías mínimas y combatir en veladas profesionales.

Pacquiao es un hombre entregado a Dios, tiene iglesias, gran parte de su dinero lo dona para ayudar a personas necesitadas en su país y ha ido construyendo una carrera política en Filipinas para poder curar la enfermedad de desigualdad social. El amor por su esposa y quien ha sido su fiel compañera desde su primera pelea como profesional, se ve reflejado en su brazo izquierdo en donde lleva tatuado su nombre y el de sus hijos.

Siempre expresa una sonrisa que se transforma en mirada depredadora al tener a su rival en frente, pero incluso en su momento más salvaje, muestra piedad en instantes en que su rival está en malas condiciones (en su combate contra Antonio Margarito miraba constantemente al juez sugiriéndole que era suficiente castigo). Su aliado, Freddie Roach, es su entrenador, una figura paterna que lo ha guiado con amor por la senda de la victoria, y acá otra historia de superación, Freddie viene luchando hace algunos años contra una enfermedad llamada Parkinson, ha logrado coronarse como el mejor entrenador del mundo en varias ocasiones cargando esta enfermedad a cuestas y ahora se encuentra a portas de su reto más complicado, elaborar la estrategia perfecta contra uno de los peleadores más herméticos de la historia. [Vea: El duro entrenamiento de Manny Pacquiao]

Como si no fuera suficiente en esta película de guion truculento y de personajes melodramáticos, Pacquiao acaba de tener un renacer en su carrera, que en 2012 parecía haber terminado. En su cuarto combate contra Juan Manuel Márquez, su eterno rival, cayó inconsciente por un golpe brutal, incluso muchos pensamos que había muerto, pues duró acostado sin reaccionar durante mucho tiempo.

Muchos creyeron que la carrera de Pacquiao había terminado, pero volvió de forma apabullante sobre dos rivales de nivel medio y un rival de primer nivel. Frente a Timothy Bradley (quien acababa de derrotar a Juan Manuel Márquez de forma contundente), logró recuperar su cinturón de campeón mundial de la OMB. Un título que por supuesto le atribuyó el derecho a pelear contra el proclamado por todos los expertos: el mejor boxeador del mundo, Floyd Mayweather Jr.

Por otro lado Floyd Mayweather Jr es un boxeador que viene de una gran tradición boxística familiar, poseedor de un talento natural, es un deportista que a lo largo de su carrera se ha proclamado como el mejor de su época y últimamente como el mejor de la historia, tiene una colección de automóviles y se da el lujo de conducir diferentes colores en diferentes estados, quema billetes de cien dólares frente a las cámaras, es el deportista mejor pagado del mundo por encima de nombres como Cristiano Ronaldo y Tiger Woods.

Ha estado en prisión acusado de violencia doméstica contra la madre de uno de sus hijos, noqueó brutalmente a un rival mientras éste lo estaba abrazando disculpándose por un cabezazo ilegal (legal o no, podría decirse que el acto no fue digno de un premio a espíritu deportivo).

Nadie ha logrado vencer jamás a Floyd Mayweather Jr en su carrera como profesional y él hace alarde de eso constantemente. Todo esto lo hace el peleador más odiado de los últimos tiempos, pero como él mismo lo dice: “la mitad de la gente paga para verme ganar, la otra mitad para verme perder, pero al fin de cuentas… Todos pagan”. [Vea: Polémico video de Floyd Mayweather antes del 'combate del siglo']

Finalmente, para reafirmarse como el antagonista de esta historia, en estas últimas semanas criticó el estilo de Muhammad Alí, uno de los boxeadores más respetados de la historia, manifestando que nadie podía decirle que Alí era mejor que él, poniendo, con este fino e incendiario detalle, la cereza que le hacía falta al pastel que nos comeremos con delicadeza este sábado 2 de Mayo.

En conclusión, Manny Pacquiao encarna la bondad, la superación personal, la familia, el camino de Dios y la idea del “bien”; mientras que Floyd encarna al invencible, al poder, el despilfarro, la ambición, el materialismo y la idea del “mal”.

Al fin y al cabo ambos son unos excelentes atletas y ese imaginario que los rodea no es más que una creación colectiva elaborada por ellos mismos y sus manejadores, no son más ni menos que eso, grandes genios kinésicos, con voluntades de acero, con sus defectos y sus virtudes, humanos al fin y al cabo, con la pequeña diferencia de que están a punto de comprobar quién es el mejor boxeador de esta época. [Vea: El espectacular video promocional de la pelea Mayweather-Pacquiao]

 

tellestalion@gmail.com

Por Carlos Téllez Henao, Especial para El Espectador

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