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La revancha de Caín

Cerca de 10.000 personas presenciaron el sábado un combate histórico de artes marciales mixtas; el deporte de moda en el mundo.

Gabriel Alberto Hernández / Las Vegas, Estados Unidos
30 de diciembre de 2012 - 07:56 p. m.
Caín Velásquez (derecha), el nuevo campeón mundial, castiga en el rostro al brasileño Junior Dos Santos.  / Prensa UFC
Caín Velásquez (derecha), el nuevo campeón mundial, castiga en el rostro al brasileño Junior Dos Santos. / Prensa UFC

El Ultimate Fighting no para de crecer. Se trata de una disciplina de combate, en la que se combinan varias artes marciales, y se ha convertido en un lucrativo negocio que mueve millones de dólares al año.

El sábado en la noche, en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, Estados Unidos, se disputó el título mundial de los pesos pesados y El Espectador fue testigo privilegiado de un espectáculo que, a pesar de su rudeza, estimula el juego limpio y la práctica de las actividades físicas.

La velada comenzó a ritmo de ranchera. Mientras sonaba una conocida canción de Vicente Fernández, Caín Velásquez, el retador, asomaba por entre los pasillos al tiempo que los fanáticos ovacionaban al peleador méxico-estadounidense.

Tras cinco asaltos, cada uno de cinco minutos, no hubo dudas. Velásquez recuperó el cetro que el brasileño Junior dos Santos le quitó hace un año. La decisión de los jueces fue unánime (50-45, 50-43 y 50-44). A la cita, en el mítico escenario de la ciudad del pecado, acudieron no menos de 7.000 mexicanos que ocupaban por lo menos dos terceras partes del recinto.

Pero dicha algarabía se gestó desde el primer episodio, cuando Velásquez desató una endiablada ofensiva contra Dos Santos, que un año atrás lo noqueó en apenas 64 segundos.

El nacido en California pero de ascendencia mexicana sacó su mejor repertorio y buscó de todas las formas posibles derribar a Dos Santos, quien a su vez, controló acertadamente en principio la embestida del Guerrero Azteca. Sin embargo, Velásquez logró conectar un potente derechazo que envió a Cigano a la lona por primera vez, y allí el brasileño no alcanzó a reaccionar a tiempo para evitar rodillazos, codazos y demás golpes que le logró propinar el mexicano.

Dos Santos no volvió a ser ese peleador ágil conocido y temido por todos en el UFC y en cambio Velásquez se transformó en el protagonista del octágono de ahí en adelante. Los 4.000 brasileños en las tribunas no daban rédito a lo que veían. El campeón caía una y otra vez a la lona con el pasar de los asaltos y sólo un certero golpe suyo podría cambiar el destino del combate. Pero el cansancio era notable tanto en uno como en el otro luchador como para esperar un nocaut.

Sólo hasta el cuarto asalto Dos Santos tomó un segundo aire, con el que parecía que podría cumplir con las expectativas de todas las casas de apuestas en Las Vegas, que pronosticaban que iba a noquear. Pero Velásquez nunca se dio por vencido, respondió bien a los golpes de Cigano y logró varios derribos que calmaron la tensión de los mexicanos, quienes para liberar la adrenalina gritaron a reventar varias veces el famoso “Sí se puede” y “México, México”.

El quinto y último episodio fue de trámite. Dos Santos quiso sorprender con gancho para terminar la pelea, pero Velásquez logró esquivarlo y en cambió respondió con una certera patada al rostro del suramericano, con la cual no sólo lo mareó, sino que lo envió nuevamente contra las rejas, para que fuese presa fácil de toda su colección de golpes. La chicharra finalmente sonó y tras trece meses de espera, el Guerrero Azteca volvió a tener en su cintura el preciado cinturón del UFC.

“Todo este tiempo me preparé y me concentré, para esta pelea. Sé que todos comentaban y daban como favorito a Dos Santos por su gran boxeo, pero yo confiaba en lo que tenía y sabía que podía vencerlo si salía con convicción”, comentó, tras la pelea, un indemne Caín.

No se supo si las lágrimas de Dos Santos eran de rabia, dolor o tristeza. El nacido en Santa Catarina fue llevado al hospital para un chequeo minucioso de su magullado rostro. En sus únicas declaraciones el suramericano no tuvo otra opción que reconocer la gran noche de Velásquez, no sin antes anunciar que quiere revancha, una noticia que desde ya les hace frotarse las manos a empresarios y amantes de esta nueva disciplina que causa furor en todo el mundo y que incluso ya se practica en Colombia.

Por Gabriel Alberto Hernández / Las Vegas, Estados Unidos

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