Yo estuve en los Juegos Olímpicos de Río 2016

Una delegación de 147 deportistas logró en Río de Janeiro la mejor actuación colombiana en la historia de las justas.

Luis Guillermo Ordóñez
01 de enero de 2017 - 03:20 p. m.
Mariana Pajón, la más exitosa de nuestra historia olímpica, doble medallista dorada. / EFE
Mariana Pajón, la más exitosa de nuestra historia olímpica, doble medallista dorada. / EFE
Foto: EFE - FAZRY ISMAIL

Brasil es un país que le trae suerte al deporte colombiano. Hace dos años la selección de fútbol cumplió la mejor actuación de su historia en una Copa Mundo, y en este año que termina la delegación nacional obtuvo un éxito sin precedentes en los Juegos Olímpicos.

Y aunque el quinto puesto del equipo de José Pékerman fue toda una sorpresa, la excelente presentación de Caterine Ibargüen, Mariana Pajón, Óscar Figueroa y compañía sí estaba pronosticada.

No por fanáticos nacionalistas que piensan con el corazón más que con la razón, sino por los experimentados metodólogos del Comité Olímpico Colombiano, encabezados por Eduardo González, quienes, con análisis rigurosos de estadísticas y marcas, presupuestaban que nuestros deportistas obtendrían entre seis y nueve medallas y que los metales serían mejores a los de Londres 2012, cuando se conquistaron una presea de oro, tres de plata y cuatro de bronce.

En los primeros Juegos Olímpicos que se realizaron en Suramérica y que Brasil organizó con lujo de detalles, a pesar de su crisis política, económica y social, la cosecha colombiana comenzó pronto.

Al cuarto día de competencias, el lunes 8 de agosto, Óscar Figueroa se impuso en la prueba de los 62 kilogramos en el levantamiento de pesas y confirmó su favoritismo. Y eso que dos días antes, en la prueba de ciclismo en ruta, Sergio Luis Henao se cayó a 10 kilómetros de la meta, cuando integraba una fuga con dos pedalistas más, lo que le aseguraba un lugar en el podio.

La suerte que le faltó al ciclista paisa fue la que tuvo Figueroa en el pabellón 2 de Riocentro. Su gran rival, el chino Lijun Chen, falló sus dos primeros intentos y luego se retiró por problemas físicos, lo que le abrió el camino hacia el oro al pesista nacido en Zaragoza (Antioquia) pero formado en el departamento del Valle.

Tras la justa victoria, las lágrimas de Figueroa conmovieron al país mientras sonaba el himno nacional entonado por cerca de 500 colombianos que no dejaban de reconocer la brillante trayectoria del polémico deportista, medallista de plata cuatro años antes.

Dos días después, la judoca Yuri Alvear, también galardonada en Londres 2012, consiguió la plata en los 70 kilogramos tras caer en la final con la japonesa Haruka Tachimoto.

Otro que perdió en el combate por la medalla de oro fue el boxeador Yuberjen Martínez, quien a punta de golpes salió del anonimato y alcanzó la plata. El humilde negrito nacido en Arboletes pero criado entre Turbo, Apartadó y Chigorodó, que pasaba desapercibido en el edificio de la Villa Olímpica en el que se hospedaba la delegación nacional, se convirtió en uno de los deportistas más acechados por los medios de comunicación colombianos e incluso por sus compañeros, que querían una foto con el nuevo ídolo.

Mientras el nadador estadounidense Michael Phelps seguía rompiendo marcas y llegaba a la bobadita de 28 preseas olímpicas, 23 de ellas doradas, Colombia también continuaba mejorando. El domingo 14 de agosto Caterine Ibargüen, como se esperaba, dominó a su antojo la prueba del salto triple y se colgó el oro. Con su primer lugar, nuestro país aseguraba su mejor participación histórica. Al otro día, poco más de 50.000 personas escucharon nuestro himno en la ceremonia de premiación, la misma en la que el jamaiquino Usain Bolt celebró su triunfo en los 100 metros planos.

El primer objetivo de los 147 deportistas criollos y las casi 350 personas que conformaron el equipo, sumando dirigentes, entrenadores, personal médico y de apoyo, ya se había cumplido. Dos oros garantizaban una mejor posición en la tabla de medallería que la de Londres 2012, en la que terminó en la casilla 38.

Pero el hambre de gloria era insaciable. La boxeadora Ingrit Valencia logró bronce en los 51 kilogramos y el pesista Luis Javier Mosquera, quien había terminado cuarto en la categoría de los 69 kilogramos, ascendió una posición debido a la descalificación por dopaje de Izzat Artykov, de Kirguistán.

Pero faltaba más: la cereza en el pastel. Unos 3.500 aficionados colombianos, todos con camisetas amarillas, se tomaron las tribunas de la pista de BMX de Deodoro para la segunda coronación de su reina, Mariana Pajón, quien con autoridad ganó la prueba femenina del bicicrós y se convirtió en la mejor deportista olímpica de nuestra historia, oro en Londres 2012 y oro en Río 2016.

Pocos minutos después, al igual que en la capital británica, un colombiano dio la sorpresa y se subió al tercer cajón del podio en la carrera masculina. Fue el antioqueño Carlos Alberto Ramírez, quien tuvo que esperar un par de minutos para que el foto finish confirmara su hazaña.

Al final, con tres medallas de oro, dos de plata y tres de bronce, Colombia ocupó el puesto 23 en la tabla general de las justas ganadas por Estados Unidos. Además de los deportistas que subieron al podio, otros 13 terminaron entre los ocho primeros, lo que los hizo acreedores a diplomas olímpicos.

Como si eso fuera poco, un mes después la delegación paralímpica conquistó 17 preseas (dos de oro, cinco de plata y 10 de bronce), con 13 deportistas, en una actuación que superó todas las expectativas y que pone el listón muy alto para Tokio 2020, en donde repetir todos estos buenos resultados será una nueva hazaña.

Por Luis Guillermo Ordóñez

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