"Siempre voy a ser el hijo de Freddy"

Al colombiano, jugador del Club Atlético Tigre, no le incomoda ser reconocido por la historia futbolística de su padre.

Daniel Avellaneda
22 de septiembre de 2014 - 02:13 a. m.
El futbolista colombiano Sebastián Rincón, jugador de Tigre, posa para la lente de El Espectador.  / Santiago Amorós
El futbolista colombiano Sebastián Rincón, jugador de Tigre, posa para la lente de El Espectador. / Santiago Amorós

Pilar, kilómetro 47,5 de la autopista Panamericana. Zona de casas quintas. Se abren las puertas del hogar de la familia Conigliaro y surge un oasis que deja atrás tanto cemento. Es el lugar elegido por el Club Atlético Tigre, institución emblemática de la zona norte de la provincia de Buenos Aires, para realizar sus entrenamientos. Ahí mismo, en medio de un paisaje bucólico decorado con canchas de fútbol, pastan unas ovejas. ¿Cuántas veces Sebastián Rincón las habrá contado entre sus sueños? Hoy, al menos, puede decir que cumplió con uno de ellos, aquel que ni siquiera su ilustre padre logró: jugar en Argentina. Hace dos semanas, Gustavo Alfaro asumió la conducción del equipo, le dio la titularidad y el vallecaucano de 20 años marcó un gol. Claro que para sus compatriotas no deja de ser el hijo de Freddy.

Aunque, mano a mano con El Espectador, asegura que no le preocupan las comparaciones, por más odiosas que resulten en el despertar de su carrera como futbolista.

¿Cómo juega en su cabeza ser el hijo de uno de los futbolistas más influyentes de la historia de Colombia?

Siempre va a haber comparaciones. Igual, mi papá fue una leyenda del fútbol y siempre voy a ser el hijo de Freddy, Rinconcito, como me quieran decir. Pero tengo claro que trabajo para mí mismo, para lograr mis propias metas.

¿Habla seguido con su padre, más allá de la distancia?

Hablo todos los días con él. Es un privilegio tener un papá así, con mucha experiencia en el fútbol. Nuestra relación, además de padre-hijo, es de mucha amistad. Y estoy muy feliz por eso.

¿Le da muchos consejos?

Él siempre me dice que, en esta liga, tengo que aprovechar cada oportunidad, que es una gran vidriera y dejar una buena imagen va a ser importante para mi futuro. Mi papá me dice que a él le hubiera gustado estar acá y que, por algunas circunstancias de la vida, no pudo. Así que estoy cumpliendo uno de sus sueños.

¿Siempre supo que iba a ser jugador de fútbol o lo impulsó su padre?

No, desde pequeño sabía cuál sería mi destino. Estaba en el colegio y jugaba en los recreos, siempre lo he disfrutado. Sacrifiqué muchas cosas desde pequeño porque mi meta era ser futbolista, triunfar en este deporte.

Cuando Colombia le ganó 5 a 0 a Argentina, el 5 de septiembre de 1993, usted no había nacido. ¿Cuántas veces escuchó aquella historia, especialmente durante este mes?

Muchas. En mi país, en Estados Unidos, acá... Fue un triunfo que quedó plasmado en la historia de los colombianos, de los argentinos, del fútbol mundial. A mí me quedó en la cabeza y estoy orgulloso, pero aspiro a mis propios retos.

Su camino...

Rincón Júnior dice que está acostumbrado a vivir solo, porque salió de su casa a los 16 años, cuando dejó Cali para recalar en Independiente Medellín. Del Poderoso de la Montaña fue transferido al Portland Timbers, de la Major League Soccer. Jugó poco y nada en Estados Unidos, hasta que se cruzó Tigre en el horizonte. Llegó con fama de apellido, pero sin ningún pergamino este atacante colombiano.

¿Cómo es jugar en Argentina? ¿Ya se acostumbró al rigor?

De las tres ligas que disputé, esta es la más competitiva. De aquí salió el mejor jugador del mundo de la actualidad, que es Lionel Messi. Lo mejor es aprender de este medio y escuchar los consejos del técnico, que me van a ayudar mucho.

¿Qué fue lo que más lo sorprendió en los primeros entrenamientos?

Estaba acostumbrado en Estados Unidos a recibir de espaldas y poder girar. Pero acá, en el primer entrenamiento, la pasé mal. En Argentina tenés que pivotear o estar preparado para aguantar la pelota. Gracias a los compañeros y al cuerpo técnico aprendí rápido.

¿Cuánto valor tiene para usted que haya llegado Alfaro a Tigre, un técnico que potencia a los jugadores colombianos?

Hablé con Carbonero antes de que viniera el profe y me dijo que es un técnico para aprovecharlo por su experiencia, que si lo escucho y hago lo que me dice, me va a hacer crecer como futbolista de una manera increíble. El caso de Carlos, a quien dirigió en Arsenal, es un ejemplo. Y estoy confiado en eso.

¿Le dio alguna directiva especial?

Sí, me dijo que si escuchaba tres consejos que me iba a dar podía triunfar en esta liga, porque veía potencial en mí. Me dijo que si soportaba las patadas y los insultos, y si jugaba más simple, me iba a ir bien. Estoy tratando de aplicarlo día a día.

¿Le gustaría dar el salto a un equipo grande antes de jugar en Europa?

Sí, claro. Es otro de mis sueños. Pero mi meta es el fútbol europeo. Si tengo que pasar por un equipo grande y aprender más, no hay problema.

¿En qué liga le gustaría jugar?

Me gusta mucho la liga italiana, es muy llamativa y me puede servir por la manera que tengo de jugar.

¿Por qué no tuvo posibilidades en las selecciones juveniles?

Cuando estuve en Estados Unidos no jugué mucho y esa inactividad hizo que no me llamaran más. Son cosas que pasan... Ahora tengo que mentalizarme para estar en la selección de mayores algún día.

¿Y no se ve en los Juegos Olímpicos?

Tengo que trabajar mucho para ganarme un chance en la selección, porque hay muchos delanteros jóvenes que están pasando un gran momento.

¿Cuáles son sus referentes?

Me gusta mucho el juego de Teo Gutiérrez. Al principio fue muy criticado, pero siempre dije que es un delantero diferente a todos. Por supuesto, Falcao es un fenómeno, también, Jackson, Bacca... Incluso hay otros delanteros como José Valencia, mi gran amigo, que está en ese proceso de explotar para tener un chance en la selección.

¿Se acuesta todas las noches pensando en que lo va a llamar Pékerman?

Es el sueño de todo futbolista colombiano. Hay delanteros que están en un nivel muy alto y la competencia es muy grande. Pero voy a dar lo máximo para que me llame José.

Tal vez deba seguir contando ovejas y haciendo goles para cumplir este sueño Rincón. Y ganarse un nombre propio en un fútbol, claro.

Por Daniel Avellaneda

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