Como alternativa al tenis tradicional, el de mesa tiene como gran objetivo replantear la estrategia de juego aplicando efectos en una bola más liviana.
Con jugadas que superan una velocidad de 160 kilómetros por hora, es el deporte con más practicantes registrados en el mundo.
Se estrenó como disciplina olímpica en Seúl 1988 y desde entonces acapara palmas por sus altos niveles de complejidad.
Por El Espectador
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