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Una cita con 'el maestro' Di Stéfano

El Espectador estuvo en la oficina de ‘La Saeta Rubia’ en el Santiago Bernabéu, estadio del Real Madrid, equipo del que es presidente de honor. Recuerdos con el exjugador de Millonarios, club que visitará al cuadro merengue este 26 de septiembre.

Olga Lucía Barona Torres / Madrid, España
15 de septiembre de 2012 - 09:00 p. m.
Don Alfredo Di Stéfano, en su oficina en el estadio Santiago Bernabéu, rodeado de fotos y recuerdos de su exitosa carrera como futbolista. / Olga L. Barona T.
Don Alfredo Di Stéfano, en su oficina en el estadio Santiago Bernabéu, rodeado de fotos y recuerdos de su exitosa carrera como futbolista. / Olga L. Barona T.

Todos los días llega a eso del mediodía. Su entrada, por la puerta 41 del estadio Santiago Bernabéu de Madrid, es casi que triunfal. Todos, desde el celador hasta un empleado casual que transite por su camino, lo saludan con reverencia, casi haciéndole venia. “Buenos días, Maestro; buenos días don Alfredo”, le dicen.

Su paso es lento, muy lento. Camina inclinado, con ayuda de su inseparable bastón, y en compañía de una guapa y joven asistente costarricense de nombre Gina González. Su voz es ronca y escasa. La verdad, es difícil entenderle. Tras caminar unos 200 metros llega a su pequeña y sencilla oficina, que no tiene más de cuatro metros por cuatro. Está adornada con muchas fotos y souvenires.

— Maestro, ¿y a qué viene todos los días a su oficina? —Y, él con un toque de buen sentido del humor y sinceridad, contesta: “la verdad, a nada” y ríe con un poco de tos.

Y es que don Alfredo Di Stéfano, hoy a sus 86 años y con su salud mermada por un infarto que sufrió en 2005, tiene licencia para contestar lo que quiera, lo que se le dé la gana. Desde hace 12 años es presidente de honor del Real Madrid, el equipo que él hizo grande con su llegada en 1953, proveniente de Millos.

Di Stéfano debutó como futbolista profesional en 1945 en River Plate y en 1949, tras un huelga en el fútbol de su país, llegó a Colombia e integró entonces lo que se bautizó con el nombre del Ballet Azul, junto con Pedernera, Rossi y Cozzi, entre otros. Fue cuatro veces campeón y dos el máximo goleador. Marcó 90 tantos en 101 partidos.

El Maestro se sienta con dificultad en la silla junto a su escritorio y aunque su memoria ya está muy mermada por sus achaques de vejez y en especial —dice su asistente— por el dolor sicológico que le causó hace ocho años la muerte de su esposa Sara Freites, él remueve sus recuerdos y lanza las siguientes palabras con mucha dificultad y pausa: “Hace algunos años no voy a Colombia. La última vez que lo hice fue para una Feria del Libro. Pero ese país es muy especial para mí, porque allí pasé una de las mejores etapas de mi vida como futbolista. Viví en el barrio Teusaquillo con mi señora. Y me fue bien, porque había un buen equipo y cuando uno gana, siempre le va de maravilla”.

Y trata de recordar a sus compañeros de ese entonces, pero el esfuerzo es vano. “Todos se fueron muriendo”, consigue decir. “Y ahora no sigo el fútbol colombiano, porque en España no transmiten sus partidos”, reflexiona como para él mismo y exclama: “Millonarios tenía un estilo de juego muy bueno, dominador, controlador. Metíamos sólo cinco goles por partido para no bajarles la moral a los rivales”, sonríe.

En 1952, Millonarios fue a jugar un torneo amistoso en Madrid y lo ganó. La figura: Alfredo Di Stéfano. El entonces presidente del equipo merengue, Santiago Bernabéu, le echó el ojo al argentino y lo compró por una cifra récord para esa época: 89.000 pesos. El fichaje tomó tintes de polémico, pues el Barcelona entró en la disputa aduciendo que anteriormente había negociado con River Plate y Millonarios. Después de ires y venires y la ayuda de la FIFA, Alfredo debutó el 23 de septiembre de 1953 con el Real Madrid y según los conocedores, cambió el rumbo del fútbol español y europeo. El equipo blanco, que hacía 20 años no ganaba un título, se llevó las siguientes ocho ligas españolas, seis copas europeas y una intercontinental.

“Sí, yo era un jugador todo terreno y muy efectivo”, se limita a resumir su paso glorioso por el Real Madrid, equipo del que después fue técnico.

Aunque uno podría pensar que nada le faltó en sus 21 años como futbolista y en sus 23 como director técnico, El Maestro sorprende con una respuesta afirmativa: “Sí, claro que me quedó algo pendiente, jugar un Mundial”. En las copas mundo de 1950 y 1954, la selección de Argentina decidió no participar; en 1958, ya jugando con España (se nacionalizó) no clasificó, y en 1962 se lesionó y no jugó, aunque viajó a Chile con el equipo.

Don Alfredo ve todo el fútbol que puede por televisión. Vive cerca del estadio, en compañía de su hija Nanete y su nieto Jorge (tiene seis hijos, seis nietos y una bisnieta). Cuando el Real Madrid juega de local, obviamente siempre está en el estadio, en el palco presidencial. Él es toda una institución, el poder de su palabra no tiene límite, por eso a la hora de dar valoraciones sobre algunos jugadores, toma una sabía prevención.

— ¿Quién es mejor, Cristiano Ronaldo o Messi? Y él responde: —La verdad, me da igual. ¿Quién define eso, el periodismo? No hay mejor futbolista del mundo, quién lo sabe, quién lo dice. Cristiano es un jugador efectivo para el equipo, finalista de la jugada porque sabe rematar de cabeza y con las dos piernas. Messi es un driblador, un jugador de espacio corto. Con diferentes características los dos son muy buenos.

— ¿Y entre Maradona y Pelé? —Es lo mismo, Maradona era sinónimo de rapidez y drible; Pelé hacía los goles del equipo. Qué más da, tal vez para un italiano su candidato a mejor del mundo sería otro. Mire, el fútbol es un negocio, el mejor negocio del mundo, te diviertes y ganas dinero. Así de sencillo.

Di Stéfano hace una acotación y trata de poner más fuerte su ronca voz para halagar al jugador de moda en Colombia: “Ustedes tiene un jugador muy efectivo... ese muchacho Falcao sí que es un buen jugador”.

Este 26 de septiembre, Millonarios jugará contra el Real, en Madrid, la Copa Santiago Bernabéu en homenaje a don Alfredo Di Stéfano y El Maestro estará presente. Está feliz por ver el equipo, aunque lamenta no estar muy empapado del fútbol colombiano. “Ya usted me dice que Millos está hoy de líder, que hace muchos años no es campeón. A los hinchas del equipo les digo que tengan entusiasmo, amor y fe, que los equipos se arman, se acaban y vuelven a renacer”.

El Maestro, inmerso en el fútbol europeo, se excusa de opinar de la selección de Colombia, porque, reitera, “esos partidos no los pasan por aquí. Pero sé que Pékerman fue un buen seleccionador de las divisiones inferiores de Argentina. No lo conozco, no puedo decir nada... lo siento, no estoy en ese ambiente”.

Don Alfredo se despide. Se levanta con dificultad de su silla, se apoya en el bastón y la mano de su guapa ayudante. Ella le pide que sonría un poco para la foto, él lo hace, al tiempo que con una de sus manos se acomoda la corbata, porque eso sí, luce impecable. Y así, con un sonrisa de la Saeta Rubia y un “nos vemos en el partido con Millonarios”, se termina la cita con El Maestro Di Stéfano, considerado por la FIFA como uno de los cinco mejores futbolistas del Siglo XX, junto con Pelé, Beckenbauer, Maradona y Cruyff.

Por Olga Lucía Barona Torres / Madrid, España

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