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Germán Efromovich

El empresario colombo brasileño, con el apoyo de Fabio Villegas, han convertido a Avianca en la compañía con más destinos y aviones de América Latina.

Paola Ochoa* / Periodista Económica Caracol Radio
12 de diciembre de 2009 - 08:55 p. m.

Germán Efromovich es un avión. Tiene sagacidad. Tiene halconería empresarial. Tiene visión. Tiene ganas. Y ahora, también, tiene plata. De la mano de Fabio Villegas, su copiloto en esta aventura, ha logrado lo que parecía imposible: convertir a Avianca en un emporio aéreo, con operaciones a lo largo de todo el continente latinoamericano. Y lo que es mejor: con perspectivas de salir a la Bolsa para financiar la compra de sus futuras flotas. Nada mal para alguien que hace apenas cinco años pagó US$45 millones en efectivo por una empresa que estaba declarada en bancarrota.

La última movida de Germán Efromovich este año tiene nombre propio: Taca. Esta empresa salvadoreña, líder en el mercado centroamericano, es ahora la novia oficial de Avianca.

Efromovich compró el 10% de Taca en US$10 millones y ambas compañías quedaron bajo un mismo paraguas: una holding llamada Holdco, de la cual el empresario brasileño quedó con el 66% y el Grupo Taca con el resto.

Aunque cada una conservó su marca, ambas aprovechan las ventajas de estar integradas: centros de conexión en San Salvador, San José, Bogotá y Lima. Además, tienen en conjunto una flota de 129 aviones y 90 destinos diferentes. Eso las deja por encima de la que había sido hasta hoy la aerolínea más grande de la región: LAN. Esta empresa chilena atiende 67 destinos con 90 aeronaves. Le sigue Copa con 51 destinos y 54 aviones.

Convertirse en la aerolínea más grande de la región, por cobertura y tamaño de flota, brinda muchas ventajas adicionales. Por ejemplo, las sinergias derivadas de un mayor poder de negociación con los proveedores. Tal es el caso de Airbus, el fabricante francés que les vende aeronaves a las dos.

Sumadas Avianca y Taca, movilizan en conjunto unos 15 millones de pasajeros por año. Tienen una base de 3,3 millones de clientes afiliados en sus programas de viajero frecuente. Y sus ventas suman cerca de US$3.000 millones anuales. Una cifra descomunal, pero aún inferior a los más de US$4.600 millones que vendió la chilena LAN el año pasado. Precisamente, el objetivo de la unión es incrementar esa facturación, gracias al abanico de posibilidades que se abren para los clientes de ambas empresas.

La siguiente escala de Efromovich seguramente será en Ecuador. Aunque todavía no se conocen mayores detalles, es casi un hecho que Avianca-Taca tendrá un nuevo miembro dentro de la alianza: Aerogal. Esta firma ecuatoriana acaba de invertir US$70 millones en la modernización de su flota. Hoy tiene doce aviones y cubre diez destinos. Siete son dentro de Ecuador y los otros tres, internacionales (Miami, Bogotá y Nueva York). Además, cuenta con 1.000 empleados en su nómina.

Así como en Ecuador, la presencia de Avianca en Brasil todavía es pequeña. Su compañía allí, Sinergy Ocean Air, tiene el 2,5% del mercado carioca. No es mucho, pero es suficiente para alimentar la operación internacional de Avianca y compañía. Ocean Air llega a 20 destinos en Brasil. Opera 14 aviones. Y lo mejor de todo es que tiene un enorme potencial de crecimiento dentro del mercado doméstico brasileño. Un mercado al que los conocedores de la industria ya bautizan como “la China Latinoamericana”. No en vano, el vuelo diario de Avianca a Brasil vive repleto de pasajeros, en su mayoría hombres y mujeres que van en busca de negocios.

A ritmo de Wall Street

¿Qué es lo que quiere en el fondo Germán Efromovich con la unión de Avianca-Taca-Aerogal-Ocean Air? ¿Crear una aerolínea de gran tamaño para venderla después a un jugador internacional? ¿O quedarse con las cuatro como ha hecho con Avianca hasta hoy?

Nadie lo sabe. Lo único cierto es que, sea lo uno o lo otro, va a necesitar plata. Y la mejor manera de conseguirla es a través de los mercados de capitales. ¿Qué colocaría? Acciones, sin duda. ¿En dónde? Wall Street o Sao Paulo. ¿Cuándo? Pronto, pero ni tanto que queme al santo...

Los ojos de Efromovich están ahora en aprovechar los $500.000 millones que colocó este año en la Bolsa de Valores de Colombia. Bonos que, valga la pena decir, se “raparon” los inversionistas del mercado.

Pero además, los ojos de Efromovich están puestos en terminar el lifting de Avianca. Eso incluye la renovación de la flota, con 29 Airbus por US$2.900 millones y siete aviones Boeing 787 por US$1.500 millones. Además, las mejoras que viene haciendo a la infraestructura aeroportuaria, como los salones VIP en Bogotá, Medellín y Barranquilla, y la adecuación del Puente Aéreo en la capital colombiana. Y como si fuera poco, las nuevas oficinas de Avianca, que fueron inauguradas en agosto pasado en una torre de 10 pisos, con un costo de $80.000 millones.

La verdad es que Efromovich se viene moviendo con todo. Ya no sólo está en el negocio del transporte de pasajeros, sino también en otro igualmente suculento: servicios de carga. Actualmente es una actividad de unos US$200 ó US$300 millones  para Avianca. Parte de esas ventas se hacen a través de Tampa Cargo, una aerolínea que compró Efromovich en el año 2007, que hoy tiene el 33% del mercado de carga en Colombia.

Nada de esto ha sido fácil. Si algo es Germán Efromovich, es un trabajador incansable. Muchos lo han visto madrugando a atender los mostradores de Avianca. Otros tantos lo han visto cargando las maletas de sus propios usuarios. Y no faltan quienes lo han visto saludando pasajeros a la entrada del avión, al mejor estilo de una azafata. De hecho, nunca viaja en primera clase, sino siempre en turista.

Así es Efromovich. Un empresario brasileño que logró lo que parecía imposible: sacar a Avianca de las cenizas y convertirla en un Ave Fénix.

Por Paola Ochoa* / Periodista Económica Caracol Radio

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