Explosivo crecimiento de la pirotecnia formal

De acuerdo con la Federación Nacional de Pirotécnicos (Fenalpi), la actividad formal, que representa el 35 % del sector, vende más de $25.000 millones y crece 15 % al año.

Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092.
27 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.
En el último año se vendieron más de 2.247 toneladas de pirotecnia legal en Colombia.  / Cristian Garavito.
En el último año se vendieron más de 2.247 toneladas de pirotecnia legal en Colombia. / Cristian Garavito.
Foto: Cristian Garavito/ El espectador

A más de uno le puede parecer curioso o incluso contradictorio hablar de una industria formal de pirotecnia en Colombia. Pero la hay y, de hecho, está pasando por un boom comercial. De acuerdo con la Federación Nacional de Pirotécnicos (Fenalpi), el 35 % del sector cumple con todas las regulaciones y normas, y las ventas han crecido cerca de 15 % anual, con 2.247 toneladas en mercancía en el último año o $25.000 millones. Además, en la DIAN ya se encuentran registros de exportación a naciones como Panamá y EE. UU.

Pero pese a estas cifras y registros, la desconfianza y la prevención son naturales, pues es una actividad que pocos conocen. Por eso, El Espectador muestra cómo funciona esta industria en Colombia.

¿Es legal?

La Ley 670 de 2001 es la norma que regula el uso y la comercialización de los productos pirotécnicos en el país. Se redactó con el principal objetivo de proteger a los menores de edad del “riesgo por el manejo de artículos pirotécnicos o explosivos”. Entonces, lo que en Colombia se prohíbe realmente es la venta de estos productos a niños y adolescentes, y se castiga a los responsables del menor que se descubra manipulando pólvora, ya sea por acción u omisión (con multas de cinco salarios mínimos). Tampoco se permite la venta a adultos en estado de embriaguez.

La ley establece además tres referencias de pirotécnicos que los mayores de edad pueden comprar. En la categoría uno y dos se encuentran los artículos que presentan un riesgo muy reducido (categoría uno, como las chispitas) y moderado (categoría dos, como los volcanes). Además, ambos casos (categoría uno y dos) pueden ser distribuidos o comercializados en almacenes por departamentos, mercados, supermercados o hipermercados, y pueden ser vendidos a mayores de edad sin experiencia técnica.

Los de categoría tres (como los fuegos artificiales) son aquellos “artículos pirotécnicos o fuegos artificiales que representan mayores riesgos y cuyo uso solo es posible en grandes espacios abiertos y como espectáculos públicos. Para su uso y aprovechamiento con fines recreativos se requiere ser experto o técnico especialista de reconocida trayectoria y pertenecer a empresas cuya fabricación o producción esté autorizada por el Ministerio de Defensa Nacional”.

La Ley 670 también “prohíbe totalmente la producción o fabricación, la manipulación o uso y la comercialización de artículos pirotécnicos o fuegos artificiales que contengan fósforo blanco (que tiene una carga detonante muy elevada)”. El que incumpla esto es sujeto de una multa de entre cinco y 20 salarios mínimos.

Asimismo, el artículo 30 del Código de Policía establece que se imponen multas a quienes fabriquen o manipulen productos pirotécnicos o explosivos sin cumplir con las normas. Además, los alcaldes municipales y distritales pueden expedir sus respectivas regulaciones en torno a estos productos, por ejemplo, dar los permisos correspondientes para el uso de los artículos categoría tres.

¿Cómo se fabrica?

De acuerdo con Fenalpi, el 40 % de los productos pirotécnicos que se usan en Colombia son importados. Según registros de la DIAN, en 2018 se trajo mercancía de países como China, España, Venezuela, Sudáfrica y Estados Unidos. En consecuencia, el restante 60 % se produce a nivel nacional.

Las fábricas legales de pirotecnia en Colombia deben contar con una licencia o autorización del Ministerio de Defensa, del Departamento de Comercio y Control de Armas, Municiones y Explosivos. Además, los establecimientos deben contar con el uso adecuado de suelo, es decir, ubicarse en un lugar congruente con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que en este caso sería industria tipo tres o de alto impacto.

Además, el Mindefensa establece que “en los sitios de fabricación, almacenamiento o expendio de artículos pirotécnicos, solo se empleará a personas mayores de edad, quienes deberán portar un carné vigente, expedido de acuerdo con la reglamentación vigente, en el que se certifique la capacitación recibida e idoneidad para el desarrollo de la actividad”.

Algunos de los principales puntos de fabricación están en Soacha (Cundinamarca), en donde se encuentra la planta de El Vaquero, el principal productor del país. También hay alta producción en Bucaramanga, donde se encuentra la fábrica de Mariposa, la de las chispitas, y en el Valle del Cauca, en la planta de la empresa Torero.

¿Cómo se comercializa?

Ya sea en establecimientos particulares o en almacenes, los productos pirotécnicos de categoría uno y dos solo se pueden vender a mayores de edad que no estén en estado de embriaguez. Además en algunas empresas, como El Vaquero, se da una capacitación al comprador de estos productos.

Para los productos de categoría tres también hay una serie de requisitos especiales. Germán Hernández, de Vulcano FX, empresa de espectáculos de fuegos artificiales para conciertos y eventos, explica que “para prestar este servicio es necesario contar con permisos de transporte de materiales peligrosos por parte de las Fuerzas Militares, fichas técnicas de los equipos y hojas de seguridad de los productos. Estos documentos se deben radicar mínimo con 20 días de anterioridad en alcaldías y bomberos de las ciudades principales. También recibimos capacitaciones de Bomberos Bogotá y de las plantas ubicadas en Alemania, Holanda, Austria y Estados Unidos”.

Hernández agrega que “en la industria del entretenimiento existen tanto el servicio de fuegos artificiales como el de efectos especiales. Los dos han crecido de manera exponencial en los últimos tres años debido a las bandas, grupos teatrales, festivales, marcas y muchos artistas que cada vez buscan generar y dejar más impacto en sus presentaciones y eventos”.

¿Y los informales?

Claramente esta industria tiene mucho por avanzar en Colombia, pues el 65 % del sector es informal. De acuerdo con Fenalpi esta cifra implica que habría cerca de 15.000 familias que se dedican a esta actividad de forma artesanal, y señala que hay municipios como Guateque en Boyacá (municipio de cerca de 9.000 habitantes) en la que la pirotecnia representa su segunda actividad económica. Por esto el gremio, y algunas empresas del sector, vienen adelantando campañas de formalización para estos productores.

Pero en cualquier caso (ya sea formal o informal) los productos pirotécnicos son de cuidado y es obligatorio manipularlos cumpliendo todas las normas: lejos de los menores de edad sobre todo. De esta manera se seguirá mejorando en las cifras de prevención de quemados, como en Bogotá que se registró una reducción del 65 %.

 

Por Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092.

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