Programar podría ser la clave para conseguir millones de dólares en financiamiento

Andrés Barreto, creador de Grooveshark, promueve ahora Firstrock, un fondo de inversión enfocado en empresas de tecnología. Su principal condición es que los emprendedores sepan escribir software.

Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092
08 de julio de 2017 - 03:00 a. m.
Andrés Barreto, socio y fundador de Firstrock.  / Óscar Pérez.
Andrés Barreto, socio y fundador de Firstrock. / Óscar Pérez.

Lo repite una y otra vez. Cada vez que se le pregunta acerca de las claves para crear una empresa tecnológica exitosa, en algún momento dice lo mismo: “Aprenda a programar”. Esta es una de las lecciones de Andrés Barreto, reconocido por ser el creador de Grooveshark, quien ahora es socio y fundador de Firstrock, un fondo de inversión que respalda emprendimientos de tecnología. (Lea Cerró Grooveshark, ganaron las disqueras)

Firstrock invierte en compañías de tecnología que tengan un crecimiento exponencial en Estados Unidos y su gran ventaja es que aprovecha el talento de los ingenieros de América Latina. Hasta el momento, el equipo gestor ha captado recursos por más de US$90 millones y el portafolio de empresas que manejan está avaluado en US$300 millones.

¿A qué se refiere con empresas de tecnología? “Son empresas que compiten en sus respectivos sectores creando tecnologías. Por ejemplo, invertimos en Arthena, una compañía que usa algoritmos para comprar arte subvalorado para venderlo cuando suba de precio. Básicamente, estamos dejando de lado a los críticos de arte”, dice Barreto.

Aunque el foco es en el mercado estadounidense, hay oportunidad para los emprendimientos locales, pues el fondo motiva a las compañías a crecer en Estados Unidos primero que en Colombia.

Barreto comenta que “es común escuchar que las empresas nacionales esperan primero crecer en Colombia para luego entrar el mercado estadounidense, pero lo que hemos visto es que las pocas empresas que se atreven a hacer lo contrario tienen más éxito. Por eso invitamos a los emprendimientos a entrar desde el principio a EE.UU.”.

Menciona el caso de un emprendedor que no hablaba inglés, quien diseñó un par de aplicaciones con Google Apps para ofrecer soluciones de oficina. “Uno puedo abrir una empresa en Estados Unidos con su respectiva cuenta de ahorros desde internet, mientras que en Colombia se tiene que ir a la DIAN y la Cámara de Comercio, y hacer un montón de tramites”, señala.

Respecto al talento humano, Barreto advierte que “el déficit de ingenieros es un problema serio. En Estados Unidos, contratar a un programador con más de 10 años de experiencia en creación de software te puede costar más de US$300.000, y si sólo tienes US$1 millón, no te va a alcanzar. En Colombia y en la región tenemos programadores de primer nivel que compiten a la par con los de Silicon Valley. Y se les puede contratar pagándoles un excelente sueldo, acorde al costo de vida y sobre los temas fiscales de cada nación”.

Firstrock elige cada emprendimiento con cinco criterios: al menos uno de los fundadores es capaz de escribir software; los fundadores están resolviendo un problema que ellos mismos han vivido, la compañía ya ha logrado construir y lanzar un producto; el producto está consiguiendo la adopción del mercado en Estados Unidos, y los fundadores están abiertos a tener o ya tienen su equipo de ingeniería en América Latina.

El requisito de escribir software es en el que más insisten. “Si miramos las grandes empresas tecnológicas, todos sus fundadores sabían programar. El mejor CEO no necesariamente es un administrador. Yo no soy un programador avanzado, pero me defiendo. Estudié ciencia política, pero por medio de Youtube y Wikipedia incursioné en este mundo. Por esto cualquier persona, incluso ya graduada, puede aprender a programar, y de esta manera crear una empresa de tecnología. Incluso para buscar un socio ingeniero, ojalá uno a quien admire y sea carismático (esencial para buscar clientes), es necesario saber programar”.

Los emprendimientos que logren cumplir con estos requisitos podrán recibir el apoyo financiero de Firstrock, que se da a cambio de acciones, pero que en ningún caso supera el 50 % de la empresa. La inyección de capital puede ir desde los US$50.000 hasta los US$5 millones, recursos que podrían transformar por completo una empresa tecnológica.

Por Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092

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