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Padres ausentes: niños y niñas a la deriva

Una columna sobre la importancia de involucrar a los padres en la formación escolar y el desarrollo de la niñez: su participación es clave para una experiencia educativa de calidad.

Luz Karime Abadía Alvarado*
17 de abril de 2024 - 07:05 p. m.
Opinión
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Foto: Diego Peña Pinilla

Sebastián es un niño de 13 años que vive con su abuela, su mamá tiene otra familia y a su papá no lo conoce. Cuando sale del colegio camina unos 20 minutos hasta llegar a su casa y nadie lo espera, pues su abuela trabaja todo el día. A veces hace tareas, las que entiende y aquellas que no requieren materiales. Al final de la tarde debe hacerse su cena y arreglar sus cosas para ir al colegio al siguiente día.

Laura es una niña de 12 años que vive con su mamá y su hermano de 6 años. Cuando salen del colegio, ella debe cuidar a su hermano hasta que llegue su mamá del trabajo. Debe, además, ayudar con las labores de la casa y preparar algo de comer para los dos. Si algo extraordinario sucede, deberá pedir ayuda a una vecina.

Esta es la realidad que viven muchos niños y niñas en Colombia. Varios de ellos crecen en ambientes desprotegidos y a la deriva, dejados al cuidado de sí mismos, de vecinos, parientes, familiares y amigos, pues sus padres son ausentes o no pueden cuidarlos, pues deben trabajar. La mayoría de los niños, niñas y adolescentes no cuentan con padres o cuidadores que les dediquen tiempo de calidad para jugar, leer, guiarlos en el desarrollo de sus tareas y discutir temas relevantes que despierten su curiosidad y ganas de aprender, así como de sus planes y sueños futuros.

Según los resultados de las pruebas PISA, que indaga a las madres, padres o cuidadores sobre su relación con sus hijos/as y su involucramiento con su educación, se encuentra que, en Colombia, más de la mitad de ellos (57%) manifiestan que discuten con sus hijos/as cómo les está yendo en el colegio casi todos los días, el 56% afirman que se sientan a la mesa a comer con sus hijos/as, el 51% dicen dedicar tiempo para hablar con ellos, el 61% habla con sus hijos/as sobre problemas que puedan tener en el colegio y el 49% sobre cómo se la lleva con otros estudiantes.

Sin embargo, solamente el 8.84% discute con sus hijos sobre temas sociales o de política; el 11.16% ayuda a sus hijos con las tareas de matemáticas; el 15,64% provee materiales adicionales para aprender matemáticas, y el 23,12% conversa con sus hijos/as sobre como las matemáticas se aplican a situaciones de la vida cotidiana.

Sobre la relación de las madres con el colegio (digo madres porque en casi todos los casos son las mujeres las que son acudientes de los estudiantes), se encuentra que la mayoría de ellas no toma la iniciativa para discutir con algún profesor/a sobre el comportamiento o desempeño de sus hijos/as (58%), el 78% afirma no haber participado en ninguna actividad extracurricular en el colegio, y el 80% no ha participado como voluntaria en actividades del colegio.

Hay cuatro razones que pueden explicar estos resultados: i) en Colombia muchos padres de familia creen que la educación de los menores es responsabilidad exclusiva de los colegios y no saben que el éxito depende de lograr un buen trabajo en equipo entre la familia y la escuela; ii) la mayoría de los padres trabajan y tienen jornadas muy extensas, por lo tanto, no les queda tiempo para compartir con su familia; iii) la mayoría de los padres o cuidadores no tienen los conocimientos ni el nivel educativo necesario para guiar a sus hijos/as en el desarrollo de las tareas y estimular el aprendizaje, ni son conscientes de la importancia de pasar tiempo de calidad para garantizar un desarrollo integral; y iv) muchos colegios, especialmente aquellos públicos, no tienen estrategias efectivas ni actividades de interés para promover el involucramiento de los padres en la formación de sus hijos.

En Colombia los niños, niñas y adolescentes están desprotegidos y en la mayoría de los casos crecen en ambientes poco favorables para su desarrollo integral. La evidencia muestra que el involucramiento parental en la educación está positivamente relacionado con un mejor rendimiento académico. Cuando los padres participan activamente en la vida escolar de sus hijos, pueden ofrecer apoyo emocional, ayudar con las tareas escolares y fomentar actitudes positivas hacia el aprendizaje. La participación de los padres crea, además, un ambiente escolar más acogedor y colaborativo. Los estudiantes sienten un mayor sentido de pertenencia y seguridad, lo que contribuye a un clima escolar positivo y promueve el bienestar emocional de los menores.

Para promover el involucramiento parental en la educación y crear ambientes protectores para los menores es indispensable que se generen acciones a nivel de política pública. Para ello, el Ministerio de Educación, en coordinación con las Secretarías de Educación, deben formar a directivos y docentes en estrategias efectivas que mejoren la relación familia – escuela, así como proveerles herramientas tecnológicas a los colegios que faciliten la comunicación e interacción entre estos. Además, impulsar la creación de escuelas de padres con actividades y programas de formación relevantes que los guíen en buenas prácticas de crianza.

Por otro lado, es indispensable que en Colombia se extienda la jornada escolar en todos los colegios públicos y se abran centros de atención integral para cuidado de menores en todo el territorio nacional, con atención 24 horas, de manera que sea de fácil acceso y adapte a las necesidades de los padres y madres que trabajan o necesitan buscar trabajo. La mejor inversión que puede hacer una sociedad es sin duda en el cuidado y formación de la niñez.

*Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.

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Por Luz Karime Abadía Alvarado*

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Joaco(47584)21 de abril de 2024 - 01:53 p. m.
Excelente columna
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