El Magazín Cultural

Buenos tragos para días malos

Cuando la solemnidad y los temas políticamente correctos se enquistan en la literatura, recibimos como un bálsamo aquellas obras que subvierten la tendencia a hacer “diagnósticos” o “diatribas” a determinadas situaciones sociales, políticas o culturales.

Juan Felipe Gómez 
14 de mayo de 2018 - 09:29 p. m.
El escritor mexicano Daniel Salinas Basave, autor de la novela Días de whisky malo.  / Cortesía
El escritor mexicano Daniel Salinas Basave, autor de la novela Días de whisky malo. / Cortesía

Narrar buenas historias, valga la obviedad, debe ser la premisa fundamental para cualquier autor, atendiendo por supuesto a los mecanismos propios del género en el que se aventure. Así pues, despreocupados de lo que indiquen las brújulas del mercado editorial, ciertos autores se la juegan por contar con total honestidad las historias que le dicta su pulsión creativa. Hay, desde luego, temas y conflictos que parecen no agotarse y cuando se sazonan con un estilo desenfadado dan origen a obras que nos regalan a los lectores momentos gozosos en sus páginas. Lo anterior aplica para Días de whisky malo, libro con el que el mexicano Daniel Salinas Basave resultó finalista del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez 2017. 

Amplia y polifacética como es la literatura mexicana, particularmente su cuentística, no es un secreto sin embargo que acceder a sus obras no es tarea fácil pese a su potente industria editorial. Entre las contribuciones importantes de éstos grandes premios de cuento, entre los que cabe mencionar también el Casa de las Américas y el desaparecido Juan Rulfo, está el permitir que autores oficiosos del continente superen las fronteras de sus países y alcancen una visibilidad editorial que aún resulta esquiva para los cultores de la narrativa corta. 

Con una primera edición en la editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la obra de Salinas Basave tiene ahora la oportunidad a llegar a más lectores del continente gracias a la reedición en la Colección Andanzas de Tusquets Editores. Con una vocación de errancia y algo freak, los seis relatos del libro se mueven entre el México más autóctono y la Europa menos deslumbrante. 

Veamos. El rock, el futbol, el amor y el desamor, como motivos ampliamente (re)tratados en la narrativa de nuestros tiempos, son llevados en las páginas de Salinas Basave mas allá de las simplificaciones anecdóticas para componer pequeños artefactos de exploración del complejo comportamiento humano frente a las pasiones y las causas perdidas. En este sentido, nos encontramos en Saurio sangrante con un hombre que, a punto de perder una pierna gangrenada, rememora los hitos de la adolescencia: los primeros tatuajes −uno de los cuales se irá con la extremidad amputada−, los arrebatos hormonales y sentimentales con un primer amor, el sueño cumplido de conformar una banda de garaje y, sumado a esto, las circunstancias que lo llevan a convertirse en un “burócrata sindicalizado” en el singular pueblo de Ecatepec. 

En año de Mundial no caen mal las historias de futbol y las dos propuestas por Salinas Basave en esta colección nos sacuden de lo acostumbrado. En un salto al transcontinental Kazajistan conoceremos al modesto equipo Shakhter Karagandy, que gracias al ritual de degollar una oveja y esparcir su sangre en la cancha, ha despuntado en la liga kazaja llegando a alturas insospechadas en el futbol europeo, con una chance de colarse en la Champions si logran vencer al Celtic Glagow en su campo, para lo cual el personaje narrador −exarquero y ahora utilero del equipo− debe consumar el ritual sangriento a toda costa. 

Con mucho de “políticamente incorrecto” Dilemas de zurdos y de fachos nos presenta un contrapunto con los relatos, llenos de alusiones históricas, de un seguidor de la Lazio y otro del AS Livorno, previo a su encuentro cara a cara a las afueras del estadio donde se jugará el clásico entre sus equipos. 

De nuevo la burocracia, y el universo narco, son retratados con pinceladas de humor negro en Corona de muerto, en el que el grisáceo juez municipal Acadio Borregastre rastrea las circunstancias que los han llevado a hacerse merecedor de una anticipada ofrenda mortuoria. 

Desde una celda, el protagonista de Días de whisky malo increpa a su amor prohibido, la rutilante Brigitte Starshine –gracias a cuya madre está tras las rejas− y se desahoga de ese pasado reciente cuando alternó el liderazgo de bandas, en las que tuvo la insospechada evolución del hard rock de AC/DC al metal de Pantera pasando por el glam de Poison, con el oficio de aserrador. 

En el cierre, y con algo de conmiseración, seguimos en Ella es nabokoviana el relato de una obsesión, la de Alfio Bordenave, director del Instituto Tecatense de Arte y Cultura, por llevar a su ciudad a la que considera la escritora más bella del mundo: la franco-iraní Lila Azam. La corrupta burocracia cultural, que podría ser la de cualquier ciudad intermedia del continente, se maneja al antojo de la madre del burgomaestre y servirá para cumplir el anhelo del cuestionado funcionario de la cultura. 

Sin adornos y con una honesta intención narrativa, estos seis buenos tragos se dejan saborear con su banda sonora de himnos del rock y cánticos futboleros, dejándonos tras la pista de un autor y una obra por descubrir.   

 

Por Juan Felipe Gómez 

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