El Magazín Cultural

Juan y su celular (texto ganador del concurso Cuéntanos Tu Cuento)

Este es el cuento ganador del concurso “Cuéntanos Tu Cuento” que se realizó en la ciudad de Montería. Su autor, Miguel López Mestra, dice: "escribí este cuento basándome en una historia de la vida real".

Miguel López Mestra - Ganador concurso de cuento en la categoría de 7 a 10 años.
18 de octubre de 2019 - 11:48 p. m.
Miguel López Mestra, de la I.E. Normal Superior, ganador del segundo concurso “Cuéntanos Tu Cuento” de la ciudad de Montería, recibe la condecoración en el marco de "Un Río de Libros", IV Feria de la Lectura de Montería.  Este año se recibieron 1.123 historias. / Cortesía
Miguel López Mestra, de la I.E. Normal Superior, ganador del segundo concurso “Cuéntanos Tu Cuento” de la ciudad de Montería, recibe la condecoración en el marco de "Un Río de Libros", IV Feria de la Lectura de Montería. Este año se recibieron 1.123 historias. / Cortesía

Todo empezó cuando petra, la madre de Juan, le regaló un celular de “alta gama” por haber ganado el grado segundo, a la edad de 7 años. Hasta ese momento, Juan era un niño muy alegre, a quien le gustaba jugar con sus primos, sus amigos y sobre todo, con su perro “MANOTAS”, a quien enseñó a jugar futbol, para cuando sus primos y amigos estaban ocupados tener a quien lanzar el balón.

Juan también se divertía viendo televisión y le gustaban programas infantiles como El Chavo y Bak Yardigan, sin dejar de lado, sacar un rato para compartir con su madre y su abuela. Era un niño estudioso, responsable, a quien su madre no se cansaba de felicitar por sus Excelentes resultados en el colegio. Juan era, sin dudarlo, un niño muy feliz.

Todo empezó a cambiar con la compra del celular, día a día, Juan invertía cada vez más horas en su celular, inició creando un grupo de WhatsApp para contactarse de manera más frecuente con sus primos y amigos, sus amigos tenían amigos que también ingresaron al grupo y con ello, el tiempo atendiendo y respondiendo mensajes, cada vez era mayor.

 El grupo fue sólo uno de los entretenimientos que encontró en el celular, pronto aprendió como abrir una página en Facebook y ¡Juan abrió su nueva página!

Entre el revisar los mensajes, videos, memes y demás cosas que le llegaban por el WhatsApp y revisar su Facebook cada vez más lleno de información, se le iban largas horas y Juan empezó a dejar de hacer lo que hasta el momento había sido su quehacer diario, ya no hablaba casi con su madre y abuela, dejaba tareas sin hacer, se enojaba si el celular se apagaba y hasta suspendía su comida por responder una llamada o mensaje.

 ¡Lo peor estaba aún por llegar!  Pedro, un amigo de Juan, le convidó un día a jugar y le dijo que el “Free Fire” era un juego interesante porque podían participar varios amigos online. 

Fue así como Juan empezó su camino a la destrucción, no solo suya sino de quienes más le querían.

Ya Juan se la pasaba jugando, no le daba tiempo de responder a los amigos sus mensajes ni de ingresar a Facebook porque estaba pendiente de “matar” a los enemigos y de evitar que lo “mataran” a él.

Sus tareas se hicieron ausentes, perdía sus exámenes, no cumplía sus deberes en casa, y, hasta su aspecto personal desmejoró; poco le importaba asearse y los fines de semana, incluso, pasaba hasta dos y tres días sin bañarse, su madre lo regañaba, le pegaba, castigaba de diversas maneras, lo aconsejaba y hasta le lloraba, pero Juan, estaba dominado por el juego. Según el, era el mejor juego del mundo y lo que daba sentido a su existencia, “sin él no puedo vivir” llegó a expresar.

La situación se tornó grave, Juan perdió el año, lo cual no le importó, para él lo más importante era su juego en el celular.  En vista de su resultado, Petra intentó quitarle el celular, pero Juan, se tornó muy agresivo y por poco le pega a su madre, todo porque no quería perder su celular y la posibilidad de jugar “online”.

Hasta ese momento Petra no se había dado cuenta qué tan grave era el problema de Juan, pero al observar que el niño dormía con el celular en su pecho y cuando intentaba quitárselo se despertaba sobresaltado buscando a su “amigo inseparable”, sintió que el celular le estaba robando a su hijo.

Cada vez más solitario y metido en su mundo, Juan no iba a clase y no jugaba con nadie, entró en estados de depresión y cuando su madre le hablaba de la necesidad de dejar el celular para volver a ser el niño alegre y estudioso de antes, Juan decía que prefería estar muerto que perder el celular, que no intentara quitárselo sino quería verlo muerto.

El desespero de Petra era grande, fue a dialogar con la maestra de Juan y esta le contó que desafortunadamente, el de Juan no era el único caso que se vivía en el colegio.  La dependencia enfermiza que los niños desarrollaban por su celular era cada vez más frecuente.

Fanny la maestra, le contó que en otro colegio de la ciudad una niña se había suicidado y al investigar qué había pasado, encontraron que en su celular había contactado a personas de otras partes que le invitaron a jugar unos “retos”, que iniciaban con cosas sencillas como dar un beso en la mejilla a un compañero, pero que poco a poco se iban haciendo más difíciles y peligrosos, el ultimo consistía en cortarse las venas y durar diez minutos antes de avisarle a alguien. La niña asumió el reto, y no alcanzó a avisar a nadie.

Esta información preocupó aún más a la madre de Juan, al entender la magnitud de los peligros a que su hijo se exponía pensó en que urgía hacer algo para salvarlo.

Petra buscó ayuda, y, la maestra de Juan le sugirió llevarlo al sicólogo que llevaba varios casos similares, Petra llevó a su hijo rápidamente, aunque el niño se resistía a ser tratado, al final lo convenció de asistir. Fue así como Juan entró a un tratamiento que duró casi un año, entre avances y retrocesos, por momentos parecía que todo iba bien y luego la agresividad y la tristeza por su celular reaparecían.

Finalmente, un año después, Juan comprendió el daño que el celular le estaba haciendo a su vida, aprendió a usarlo de manera adecuada, decidió dejar los juegos pues con los videos que le enseñó la sicóloga entendió que podían acabar con la vida de un niño.

Hoy Juan es un niño nuevamente feliz, luego de haber repetido su tercer año, ha ganado el cuarto y se ha reconciliado con sus primos, amigos, sus juegos de patio y sobre todo con su fiel MANOTAS, que recuperó al amigo que había perdido por la compra de un celular.                                  

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La premiación se realizó en el marco de "Un Río de Libros", IV Feria de la lectura de Montería, evento que se inició el pasado martes 15 de octubre y finaliza el próximo domingo 20. 

“Esta es la Montería que estamos construyendo, llena de niños y jóvenes soñadores, quiero que nuestra ciudad sea una fábrica de sueños, con una nueva generación que se atreva a seguir pensando en grande”, dijo el alcalde de Montería, Marcos Daniel Pineda. 

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Por Miguel López Mestra - Ganador concurso de cuento en la categoría de 7 a 10 años.

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