El Magazín Cultural

La danza transformadora y la lucha contra la indiferencia

“Animal Family”, la más reciente obra del coreógrafo y bailarín Álvaro Restrepo con El Colegio del Cuerpo, será estrenada el 13 de diciembre en el Centro de Convenciones de Cartagena y luego se podrá ver en Bogotá.

Manuela Cano Pulido
12 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.
 Animal Family se basa en La granja, de George Orwell.  / Cortesía
Animal Family se basa en La granja, de George Orwell. / Cortesía
Foto: Maria Baranova

“El cuerpo es el ser, es nuestra primera y última frontera”, afirmó Álvaro Restrepo cuando se le preguntó si creía que el cuerpo existía más allá de un plano físico y material. Continuó sentenciando: “Es nuestra única real pertenencia y nuestra forma más auténtica”. Es hacia esta concepción adonde se dirige esa segunda palabra que acompaña el nombre del proyecto al cual el bailarín (aunque no le agrade esa denominación) y coreógrafo colombiano ha dedicado sus últimos 21 años. Se trata de El Colegio del Cuerpo. Aquella iniciativa por donde ya han pasado más de 8.500 jóvenes, todos diversos en cuanto a características culturales, socioeconómicas y étnicas.

Restrepo nos cuenta que, durante estas dos décadas de vida, de El Colegio del Cuerpo han salido increíbles bailarines, intérpretes y coreógrafos, pero también, dice en un tono irónico, “afortunadamente”, algunos otros se han dedicado a “la formación de ciudadanos de paz”, interesándose por temas “como la nueva ética del cuerpo, el autocuidado y el respeto por el otro”. Esta importante variedad de matices se debe a que en El Colegio del Cuerpo se ha entendido desde siempre que la danza y el arte, con su poder intrínseco de transformación, abre la posibilidad de “educar con la danza y educar para la danza”.

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Para ellos, la danza abre esa posibilidad de transformación, de cambio, de educación. Es así, que para Restrepo y todo su equipo, se debe pensar en ella de manera integral, total y trascendente. Se debe pensarla y ejecutarla sabiendo que gracias a ella se puede recuperar, de a poco, una parte de humanidad perdida y abandonada en el olvido. La danza, como el arte, dice Restrepo, permite romper con el error más grande de toda sociedad: la indiferencia. Esa indiferencia que ha predominado en Colombia durante toda la guerra y que ha sido acompañada de indolencia e insensibilidad, derivando, en palabras del creador de El Colegio del Cuerpo, en que “el sufrimiento de los demás, el sufrimiento de las víctimas, de la guerra, del conflicto, se volviera el sufrimiento de los ‘otros’”, nunca de mí mismo. Así las personas, como espectadoras u observadoras, han cerrado los ojos, han volteado la mirada, para no verse afectadas ni mucho menos sentirse involucradas en esos sentimientos atroces, propios del conflicto.

Es por esa razón que cada una de las obras de Restrepo, tanto aquellas que ha forjado con los jóvenes de El Colegio del Cuerpo como las que surgen de la compañía profesional Cuerpo de Indias buscan combatir esa insensibilidad. Así lo hizo con obras como SacrifiXio: la consagración de la Paz, y lo está haciendo, de una manera diferente, colorida y divertida, con su nueva obra, que se estrenará en Cartagena el 13 de diciembre: Animal Family. Es así como el arte, dice Restrepo, permite “hacer las cosas de otra manera, de ponernos en contacto con lo más sublime del ser humano, con el derecho a la belleza. Creo que eso es lo más importante que podemos hacer los artistas en este momento, que queremos recuperar la humanidad perdida en tanto años de inhumanidad”.

La guerra, tan prolongada y cruel en este país, nos ha dejado cuerpos atravesados por la violencia, cuerpos heridos, cuerpos desangrados, cuerpos con llagas tanto espirituales como físicas, cuerpos tristes, melancólicos y desalmados; cuerpos que necesitan esa luz que emana de manera tan particular del arte, con expresiones tan sublimes como la danza. Aquella que permite una transformación en dos planos: en quien danza y en quien ve danzar. Dentro del artista y dentro del espectador, dentro del que ejecuta y del que observa, asombrado.

En este caso, en El Colegio del Cuerpo quienes danzan son niños y jóvenes, que, como dice Restrepo, “vienen de situaciones extremas, de desplazamiento, de pobreza histórica”. Muchos vienen de “las comunidades más desfavorecidas de Cartagena”. Y, sin embargo, la danza, como dice Restrepo, “toca capas del ser profundas, que tal vez a través de otras disciplinas no pueden tocarse tan fácilmente”. Hace posible que los niños cobren “conciencia del valor de su ser, de la belleza de su ser, del potencial que tienen dentro de sí, como seres creativos”. Es así como la danza permite que ellos se vayan “transformado cotidianamente por la disciplina, por la entrega, la concentración, lo que adquieren en coordinación, paciencia”.

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Paralelamente, en el otro extremo, está el espectador, quien atiende a una obra fantástica que brota y emerge de eternas horas de preparación. De manera que él mismo, el espectador, como dice el bailarín y coreógrafo, “se ve reflejado en estos cuerpos que transmiten esta conciencia”. Allí se sitúa la relevancia de la labor que se lleva día a día en El Colegio del Cuerpo, pues, desde estas obras llenas de reflexiones profundas, de procesos individuales y colectivos, existe una intensa voluntad de concientización y sensibilización que busca derivar en una auténtica transformación social.

Desde Animal Family, obra que ya fue preestrenada en México, Francia y Nueva York, los colombianos podrán acercarse al trabajo de El Colegio del Cuerpo. Pero esta vez de una manera poco convencional, desde la reflexión que vendrá encaminada a partir del juego, el divertimento y de una exploración que comenzó en el momento en que llegaron a las sedes de esta compañía unos vestuarios provocadores diseñados por Olga Piedrahíta, acompañados por unas divertidas máscaras mexicanas. Fue desde allí que se forjaron y construyeron movimientos, conceptos, ritmos y texturas que serán acompañados por la música de Johann Sebastian Bach y composiciones de Max Richter.

Así, dice Restrepo, detrás de esa apariencia anecdótica de los bailarines convertidos en animales por medio de sus máscaras y vestuarios, hay una reflexión profunda y compleja. Similar a aquella que aparecía en Animal Farm (“La granja de animales”), de George Orwell, un libro que, como dice Restrepo, “pareciera ser un cuento de niños pero termina siendo algo tremendo, muy crudo y muy cruel de la vida cotidiana, de la vida de la sociedad”.

De la misma manera, Animal Family llevará un “subtexto”, como lo llama su creador, que empezó a visualizarse en el momento en que los “grupos de personajes empezaron a aparecer como miembros de una extraña familia”, lo que abrió paso a preguntarse sobre esas cosas oscuras que todas las familias pueden tener, esas “cosas ocultas y extrañas” que descansan detrás del colorido exterior de la vida familiar. Animal Family será, entonces, una obra que desde la unión de la danza y las artes plásticas, expresadas en unos óleos del artista Leopoldo Javier Combariza, el video y música, buscará cavar a lo largo de esas capas únicamente accesibles al arte para así divertir, pero, sobre todo, sensibilizar, transformar y provocar reflexiones.

Por Manuela Cano Pulido

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