Ilustración de uno de los relatos de “Caminos de mujeres migrantes”, exposición del Museo Migrante.
Foto: Ilustración: Germán Benincore
Habría que preguntarse a quiénes les sirven las fronteras. Habría que preguntarse también por qué nos disputamos la tierra y cuándo comenzamos a convencernos de que era nuestra. Habría que cuestionarse de dónde viene la aversión al diferente, al que llega de otro lugar buscando un horizonte en ese espacio al que yo llegué sin ningún mérito: el lugar en el que nacimos es aleatorio, fortuito. Llegamos por puro azar. Y esta es una obviedad que, al parecer, decidimos olvidar.
Por Laura Camila Arévalo Domínguez
Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com
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