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Verde Lincoln, entre la tintura y la literatura

Presentamos la primera de cinco entregas de la serie “Historias a color”, la cual, durante los próximos cinco jueves, relatará los orígenes y usos de diferentes tonalidades.

Andrea Jaramillo Caro
12 de enero de 2023 - 02:00 a. m.
El verde Lincoln ha sido utilizado en prendas de lana y uniformes militares.
El verde Lincoln ha sido utilizado en prendas de lana y uniformes militares.
Foto: Jonathan Bejarano

El verde, ese color que representa la naturaleza, aquel que ha sido puesto al frente y al centro de diferentes obras a lo largo de la historia del arte, el mismo que se convirtió en el color del movimiento ecológico y proelección, por el cual se popularizaron los pañuelos verdes, está compuesto de una larga lista de tonalidades que dan vida al resultante de la mezcla entre azul y amarillo. Una de estas saltó a la fama por un personaje conocido en la literatura y el cine como el ladrón que robaba en beneficio de su comunidad, Robin Hood.

La tonalidad que en las historias y representaciones visuales viste el famoso ladrón y sus valientes compañeros lleva el nombre de verde Lincoln. La primera vez que este color apareció por escrito fue en la balada 117, de la compilación Child Ballads, publicada en 1510. Bajo el título de Una gesta de Robyn Hode, la canción hace referencia al color en cuestión al mencionar que: “Cuando estaban vestidos con Lyncolne grene, se quitaron el gris”.

Posteriormente aparecería referenciado en un poema épico escrito por Edmund Spencer, La reina hada. Publicado en 1590, describe así las prendas de uno de sus personajes: “Todo vestido con una chaqueta de carpintero. De Lincolne greene, asegurada con encaje de plata”. Spencer no fue el único en hacer referencia al verde más famoso del momento, pues también aparece en una de las églogas del poeta inglés Michael Drayton. Publicada en 1593, La guirnalda del pastor (Égloga IX) menciona este tono de verde en uno de sus versos: “Lleva un vestido verde Lincoln, cuyo color le gusta a la vista”.

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Esta no sería la única vez que Drayton haría alusión a este color, pues casi dos décadas más tarde volvería a nombrarlo en otro de sus textos. El poema topográfico Poly-Olbion, publicado en 1612, está compuesto por 15.000 versos y 30 canciones, y hace alusión, de nuevo, a este tono en la canción 25: “Cuyos zagales en gris pastor, y muchachas en verde Lincoln”.

Durante gran parte del siglo XVI la población de Lincoln, en Inglaterra, fue considerada como la ciudad que teñía el mejor verde en tela de lana en el reino. Era común que se hicieran estas asociaciones entre el color de la tintura que se aplicaba a las telas y la ciudad de las cuales provenían; otros ejemplos son el azul Coventry y el verde Kendall.

El verde Lincoln era el color más apetecido debido a su consistencia, a diferencia de su contrincante: el verde Kendall. Además, la tintura verde producida en Lincoln era más asequible que otras telas tinturadas. El verde Lincoln “se creó tiñendo primero la lana con woad (una hierba cuyas hojas eran usadas para crear tintes azules), que daba al tejido un color azul intenso y fuerte, y tiñéndolo después con una planta amarilla, conocida como “escoba de tintorero” o “madera encerada” que, combinada con el azul, le daba un color verde oliva claro, consistente y atractivo”, escribió Cory Santos para The Lincolnite.

En la misma ciudad se producía un color rojo carmesí, que superaba en calidad al verde, “a partir del abdomen de un pequeño escarabajo hembra desecado encontrado en Persia (Irán), el Kermes (en árabe ‘carmesí’), que se asemejaba a los granos de trigo. Este tinte muy antiguo (sustituido más tarde por el del escarabajo cochinilla) se denominó ‘Lincoln(e) Graine’ (o Greyne), y como su producción era costosa, lo utilizaban sobre todo las personas adineradas o importantes”, escribió la doctora en literatura medieval Laura F. Hodges, en 2010, en una conversación por correo electrónico, publicada por la escritora Candace Robb.

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Debido a que el rojo producido en Lincoln era más costoso que el verde y, por lo tanto, era utilizado por nobles, en el siglo XVIII se popularizó una historia de Robin Hood, en la que se decía que durante sus aventuras en el bosque vestía el mismo tono de verde que sus hombres, pero durante apariciones frente a la corte utilizaba el rojo para denotar la superioridad de rango entre sus acompañantes.

Victoria Finlay, autora del libro Colour: a natural history of palette (Color: una historia natural de la paleta), afirma que ese tono que utiliza el personaje de las leyendas inglesas “lo usaban para presumir. La tela verde era el orgullo de Lincoln, hecho de hierba (una planta azul) y soldadura (una amarilla). También fue llamado “verde chillón”, y era caro. Usarlo era una manera del bandido legendario para reírse de sus rivales de Nottingham y mostrar cómo era robar a los ricos para vestir a los pobres”. La antropóloga y periodista destaca que para los tintoreros ingleses de la Edad Media crear el mismo color dos veces era todo un desafío. Como lo mencionaba Santos en su texto, primero tenían que teñir la tela de azul y luego de amarillo, el problema que encontraban, y que dificultaba obtener siempre el mismo color, se encontraba en la temperatura y concentración de los tintes. Por lo que, según Finlay, el verde de Lincoln era tan reconocido.

A pesar de que este verde revivió durante el siglo XVIII, durante un breve período, su fama y apogeo se quedaron relegados a la Edad Media y con el fin del siglo XVI la popularidad de la lana teñida de este color decayó drásticamente. De acuerdo con Santos, el oficio de teñir telas, en especial lana, para finales del siglo XVI era considerado como “antiguo”. En las grandes ciudades se hizo un intento por apoyar y rescatar esa labor, en su texto resalta el “Stuff Ball”, “que comenzó en 1789 y duró hasta el siglo XIX. Iniciado por Lady Banks, la esposa de sir Joseph Banks, el famoso naturalista, se llevó a cabo un baile anual en el que todos los asistentes debían usar “cosas de Lincolnshire” o artículos hechos con lana producida localmente. Desafortunadamente, después de 1820, las mareas cambiantes de la moda femenina se alejaron de la lana y, a partir de ese momento, el baile se asoció menos con el comercio de lana”.

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El verde Lincoln no desapareció, pues los registros literarios permanecieron, a pesar de que ya no fuera el color de moda. Durante el siglo XIX este color no estuvo presente en telas o prendas, pero sí hizo apariciones en diferentes obras literarias, como en la novela del escocés Walter Scott Ivanhoe, escrita en 1820, en la que menciona el verde Lincoln en tres oportunidades en medio de la ambientación medieval que le dio a su relato. Veintiocho años después, el escritor William Makepeace Thackeray haría referencia a este tono en su novela, (Vanity Fair, en inglés), en el tercer capítulo: “¿Qué les lleva a afanarse en sonatas de piano-forte y a aprender cuatro canciones de un maestro de moda a una guinea la lección, y a tocar el arpa si tienen brazos bonitos y codos pulcros, y a llevar sombreros y plumas de toxofolita de verde Lincoln, sino para poder abatir a algún joven ‘deseable’ con esos arcos y flechas asesinos suyos?”.

Como estos hay otros ejemplos, sin embargo, el uso contemporáneo de este color más reconocido fue cuando revivió durante la Primera Guerra Mundial para convertirse en el tono que llevarían los soldados de la Caballería de Lincolnshire. El libro de William Young Carman, Uniformes del Ejército Británico, publicado en 1985 con ilustraciones de Richard Simkin, menciona que el verde Lincoln fue utilizado como parte de los uniformes de los Sherwood Foresters para el color frontal, que era utilizado como detalle para distinguir entre regimientos, hasta 1881 cuando fue reemplazado por el blanco y luego retomaron el verde Lincoln en 1913 hasta la desaparición de este regimiento en 1970.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com

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