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La última semana es crucial. La tensión y el nerviosismo que generan el conteo regresivo y el pasar de las horas previas a la cita electoral del próximo domingo, pueden provocar en los candidatos una salida en falso, una respuesta mal dada o un error involuntario que puede ser capitalizado por los oponentes. En últimas, se están jugando la Presidencia de Colombia y por más mínimo que sea ese traspié, puede significar un duro tropiezo de cara a esa aspiración. Por eso, Iván Duque, Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Germán Vargas y Humberto de la Calle son, sin duda, los más interesados en que pasen rápidamente los días para que sean las urnas las que tengan la última palabra.
No es para menos. Esta misma semana, el país fue testigo de una serie de episodios que, más que errores, reviven una regla de oro que muy bien explica el politólogo argentino Juan Pablo Milanese: “La sinceridad pareciera ser el peor error de los candidatos”. Y la espontaneidad con la que los cinco principales aspirantes a suceder a Juan Manuel Santos han venido desarrollando su campaña, sí que ha reivindicado aquella frase. Pero es lo natural. Y no sólo en estas elecciones se han visto errores de este estilo, que han generado críticas, apatía y, en muchas ocasiones, el retiro del apoyo por parte del electorado.
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Por ejemplo, en la campaña de 2010, a Antanas Mockus le cobraron su supuesta condición de ateo en un país con más de 45 millones de católicos —de los 49 millones de habitantes— y el haber confesado, faltando poco para las elecciones, que tenía principios de párkinson. Él mismo, tiempo después, reconoció que la “Ola Verde” se pudo haber estancado por cuenta de estos dos sucesos. Y en 2014, en medio de un debate entre los candidatos Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga, este último le dijo al entonces jefe de Estado que él no merecía ser tratado con respeto, “porque usted no tiene talante”, lo que le costó una lluvia de críticas.
Hoy, la historia de las “caídas políticas” se repite de cara a la primera vuelta presidencial de este domingo 27 de mayo. Y ninguno se salva. Arrancando la semana, Germán Vargas Lleras lideró la tendencia en redes por haber calificado de “chimbas” las preguntas que en una entrevista le hizo la periodista y directora de noticias de RCN Radio, Yolanda Ruiz. En concreto, aquellas relacionadas con aspectos personales de su vida, las cuales, según explicó el candidato posteriormente, no tienen relevancia para la gente. “Creo que, faltando seis días para las elecciones, lo que millones de colombianos quieren saber es qué va a hacer el próximo presidente para poner a crecer la economía, para generar más empleo (…) no si lloramos o no lloramos, o si tenemos buen temperamento o mal temperamento, o si estamos enamorados o no estamos enamorados”, dijo en un video.
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Un asunto que inmediatamente fue aprovechado por sus opositores para recordarle el coscorrón que le dio a uno de sus escoltas, en medio de un encuentro con la comunidad en Ciénaga de Oro, Córdoba. Y aunque se trata de un episodio ocurrido hace más de un año, es claro que sus críticos tratan ahora de mostrar que no es un candidato que genera empatía entre los electores. Algo que está por verse, según el mismo Milanese: “No creo que a Vargas Lleras le haga tanto daño (lo ocurrido), porque sus votantes no se movilizan tan espontáneamente, sino como una fuerza política existente como maquinaria, que no es particularmente sensible a este tipo de expresiones”.
Entre tanto, Jorge Restrepo, director del Cerac y analista político, advierte que la regla número uno cuando se presentan este tipo de situaciones es “aprender a disculparse o no decir nada, y no seguir cavando su propia tumba”. Ahora, no solo Vargas Lleras ha “metido la pata” por estos días. También le ocurrió a Claudia López, fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo, cuando en una entrevista dijo, a modo de chiste, que “a la tía uribista se le puede embolatar la cédula el domingo”, tratando de promover el voto a favor de la Coalición Colombia. De inmediato, las inclementes redes sociales la convirtieron en tendencia y hasta sugirieron que lo dicho inducía al delito.
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En efecto, congresistas del Centro Democrático publicaron el artículo del Código Penal que indica que ocultar, retener o poseer de manera ilícita la cédula de otro ciudadano para evitar que ejerza su derecho al sufragio es un delito que se paga con cárcel. “Otra razón para no votar por Iván Duque es que allá azuzan la rabia para tergiversar un chiste de Claudia López. Lo falsifican cuando presentan como una afirmación en serio lo que fue un notorio toque de humor político, que tanto le falta a esta campaña”, ripostó el senador Jorge Enrique Robledo, del Polo, miembro de la Coalición Colombia.
A propósito, el mismo Sergio Fajardo también ha dado “pasos en falso”. Y uno de ellos fue en un debate medioambiental. Una periodista quiso medir su conocimiento y le preguntó por el páramo más grande del mundo. “En este momento sinceramente no me acuerdo. Pero estamos en la época digital, coja el celular, pregunte ‘cuál es el páramo más grande del mundo’ y se lo dice Google. Yo no tengo que ocupar espacio en mi memoria con este dato, porque yo no voy para un concurso, sino a liderar el país”, contestó. Respuesta sincera pero para muchos arrogante que, de inmediato, se convirtió en tendencia en Twitter. Y algo similar le ocurrió cuando en el programa Hora 20, de Caracol Radio, fue indagado sobre el paro de maestros —uno de sus sectores más cercanos—, y reconoció no saber por qué estaban protestando ni sus exigencias.
Por los lados del candidato uribista, Iván Duque, también se han escuchado palabras que pueden jugar en su contra. Como cuando dijo que en un gobierno suyo trasladaría la embajada de Colombia a Jerusalén, reconociéndola como la capital de Israel, tal y como lo hizo Estados Unidos. Luego se retractó diciendo que apoya las medidas que se adopten en aras de lograr la paz en Oriente Medio. Y curiosamente, otro asunto que le vienen cobrando a Duque tiene que ver más con su silencio que con sus palabras. ¿La razón? La respuesta de rechazo tardía por el apoyo que le ha venido dando en las redes John Jairo Velásquez, alias Popeye. Apenas este martes advirtió que no acompaña ninguna expresión de violencia, refiriéndose a las amenazas del exjefe de sicarios del cartel de Medellín contra los seguidores de Gustavo Petro.
También generó ácidas críticas la postura que expresó la fórmula vicepresidencial de Duque, Marta Lucía Ramírez, quien en un debate en W Radio este lunes señaló: “Hoy por hoy, hay montones de parejas heterosexuales. Le voy a hacer una confesión. Yo misma pensé en una época en mi vida en adoptar porque no podía tener hijos. Y si hay parejas heterosexuales que les pueden dar a sus hijos todo el amor, ¿por qué preferir a una pareja homosexual en lugar de una pareja heterosexual?”.
Por cierto, el exalcalde de Bogotá tampoco se salva. Esta semana, sus detractores le cobraron la advertencia que lanzó de convocar a sus seguidores a que salgan a las calles para manifestarse contra el supuesto riesgo de fraude en las elecciones del domingo. Cambio Radical, principal partido cuestionado por Petro, dijo que “un ciudadano que aspira a la primera magistratura del país no puede impulsar dicha aspiración a través de la desinstitucionalización, el desconocimiento del Estado de Derecho y la manipulación irresponsable de las pasiones públicas”. De paso, instó al Ministerio de Defensa, a las Fuerzas Armadas y a los mandatarios regionales a tomar las medidas para que no quede en riesgo el orden público el día de los comicios.
Finalmente, Humberto de la Calle, candidato del Partido Liberal, ha hecho pronunciamientos públicos que, a excepción de sus rivales en la lucha por el poder, él mismo ha reconocido que le podrían costar votos. Ocurrió poco después de que estallara el escándalo de Jesús Santrich y su presunto plan de enviar cocaína a Estados Unidos, asunto que podría terminar con su extradición. De la Calle pidió “frenar” dicho proceso y modificar las reglas del juego para evitar que el exguerrillero termine en manos de las autoridades norteamericanas, argumentando que el Acuerdo de Paz en sí mismo está en riesgo, pues con su extradición las víctimas del conflicto perderían su derecho a la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. “Me dicen que esta declaración afectará mi campaña. No importa”, recalcó el aspirante liberal.
Al final, la pregunta es: ¿afectarán estas salidas en falso los resultados del domingo? Depende del candidato y de la sensibilidad del electorado, advierte Juan Pablo Milanese, porque si el voto es por convicción, “cada elector tendrá la disposición de perdonar cierto tipo de cosas a aquel candidato en el que cree”. Pero sin duda, lo que sí implican estos errores, si es que así se les puede calificar, es “dar papaya” a los contrincantes y, sobre todo, a sus seguidores, quienes, como se ha visto, no dudan en aprovechar la oportunidad de movilizar las redes sociales, crear en ellas tendencias y así tratar de atraer apoyos a su favor, en detrimento del que “metió la pata”.