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La memoria perdida de la guerra se recupera en Vals con Bashir

Se estrena en Colombia la cinta ganadora de un Globo de Oro 2009 en lengua extranjera.

Lilian Contreras Fajardo
02 de julio de 2009 - 09:14 a. m.

Este viernes se estrena en Colombia Vals con Bashir, la cinta del director Ari Folman con la que ganó un Globo de Oro 2009 y un premio de la Sociedad de Críticos Americanos. Con esta, también compitió por una Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes 2008 y por un Oscar en la categoría de lengua extranjera este año.

Y aunque el tema es la guerra y no es novedoso, la forma como se cuenta sí: por medio animaciones en flash, animación clásica y 3D, el director cuenta la historia personal de un soldado, que alguna vez fue él mismo.

Durante la presentación que hizo en en Cannes, el director aseguró que Vals con Bashir no es una película "política", sino una historia de "recuerdos, sueños, alucinaciones y subconsciente".

Y es que, hace unos años, Folman se dio cuenta que había borrado de su memoria los hechos que vivió durante la matanza de Sabra y Chatila en la que él participó con el ejército israelí.

Decidió recuperar las vivencias y al mismo tiempo hacer una cinta de 90 minutos que comienza cuando un amigo de Folman le dice que en repetidas ocasiones ha soñado con 26 perros furiosos que lo persiguen, sin percatarse que en realidad se trata de las personas que mató años atrás en la guerra.

El guión, escrito por el mismo cineasta, cuenta con testimonios reales de sus amigos, quienes se identifican con los mismos nombres, excepto Boaz -quien sueña con los perros- y Carmi.

"Habla de la memoria perdida, reprimida, de dónde se fueron nuestros recuerdos", indicó Folman.

Por eso, el espectador se encuentra con sentimientos, remordimientos reales o declaraciones crudas, pues siendo soldados su ejército jugó un papel pasivo en la matanza perpetrada en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, donde más de un millar de civiles, en su mayoría mujeres y niños, murieron a manos de falangistas cristianos.

El nombre viene de Bashir Gemayel, que tras ser asesinado siendo presidente electo, sus seguidores, los falagistas, protagonizaron la masacre.

Folman, quien apoya al Gobierno israelí, sostiene firmemente que "la responsabilidad directa de la masacre no fue de Israel", pero reconoce lo determinante que fue el silencio del Ejército israelí.

"El régimen cristiano del Líbano era aliado del Gobierno de Israel", pero las investigaciones demostraron que los soldados israelíes no participaron en la matanza, señaló el director, que, sobre el papel que jugó el entonces ministro de Defensa, Ariel Sharon, se limitó a señalar: "perdió el trabajo, así que podemos suponer cuánto sabía".

La producción de Vals con Bashir duró cuatro años, tiempo en el que Folman forjó una familia con tres hijos, razón por la cual espera que esta película sirva para que ellos puedan escoger y decidir no participar en una guerra.

No son simples muñecos

Vals con Bashir es una cinta de guerra que a pesar de contar una historia real no es tan cruda como otras, y no es porque sea sentimentalista o carezca de imágenes aterradoras típicas del conflicto.

Puede que influyan los colores, que en la mayoría de los minutos son cálidos, y a la música, que en algunos momentos el ritmo electro pop suaviza letras que describen la soledad de los soldados o la misión cumplida al conseguir las muertes pedidas.

A veces, lo más duro a lo que se enfrenta el espectador es el silencio y el entender lo que sufren los soldados.

Por Lilian Contreras Fajardo

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