Ocho años necesitó Pablo Berger para tener lista a su "Blancanieves", cuento infantil popularizado por los hermanos Grimm que ahora se fusiona la España de los años 20. Está inspirada en una serie fotográfica publicada en el libro "España oculta", que salió a la venta en 1990.
"El libro sugiere muchas historias y mientras veía las fotos pensé en una Blancanieves vestida de luces", dice Berger.
Ocho años necesitó Pablo Berger para tener lista a su "Blancanieves", cuento infantil popularizado por los hermanos Grimm que ahora se fusiona la España de los años 20. Está inspirada en una serie fotográfica publicada en el libro "España oculta", que salió a la venta en 1990.
"El libro sugiere muchas historias y mientras veía las fotos pensé en una Blancanieves vestida de luces", dice Berger.
Por eso, teniendo en cuenta que "los cuentos de los hermanos Grimm no son de los hermanos Grimm" (ellos viajaban recopilando textos), el director se tomó la libertad de no "respetarlos", sobre todo porque "los cuentos originales son de tres páginas" y permite "improvisar, crear tramas y subtramas".
"El cuento original es oscuro y gótico, luego Disney lo vistió de rosa para que enseñe lo políticamente correcto", advierte.
Cuando Pablo Berger recibió hace una semana 10 premios Goya (de la academia española) por "Blancanieves" gritó "¡Viva el cine libre!". Para él, el séptimo arte es una vía abierta en la que "cada quien puede interpretar las cosas como quiera". Eso significa que "el mercado no debe tomarse en cine para que no limite la posibilidad de contar historias".
Tal vez haciendo uso de su filosofía, Pablo Berger pensó hace ocho años en crear una Blancanieves que no fuera popular y que se desarrollara en el siglo XX, época en la que los reyes eran toreros.
"Me imaginé que el padre de Blancanieves podría ser un hombre muy rico, un rey, y a la madre como una cantaora", recuerda.
Y así, con la mezcla perfecta entre el conflicto y la historia taurina, y la identidad iconográfica del flamenco, el cineasta estrenó el año pasado esta película que ha recibido aplausos en todo el mundo y que ahora compite en la sección de ficción del Festival Internacional de Cine de Cartagena.
La protagonista es interpretada por dos actrices (una niña y otra adolescente) que debutan en la gran pantalla con esta historia en la que Marible Verdú se lleva todos los créditos gracias a su interpretación de la madrastra malévola, que en este caso es una enfermera.
En un viaje que se divide entre lo oscuro y lo luminoso, Berger decidió realizar una película muda y en blanco y negro para facilitarle al espectador ingresar en "una máquina del tiempo" que lo transporta a un siglo anterior. La ausencia de diálogos y la música del filme "permite hacer un esfuerzo para imaginarse las situaciones y hacer suya" la película que describe como un "videoclip" ya que la "música es una forma de expresión más fuerte que el cine".
Durante su estreno mundial, el cual se retrasó para que coincidiera con el Festival de Cine de Torono, "Blancanieves" tuvo que lidiar con dos temas grandes: en Francia ya se había estrenado "El artista" (cinta en blanco y negro ganadora del Óscar como mejor película extranjera) y Hollywood había revivido a esta princesa en dos producciones ("Espejito, espejito" y "Blancanieves y el cazador").
Asegura que el tema no fue planeado y que al final salió bien librado porque su versión diferente gustó en el público. Recuerda que "el cuento son tres páginas, el guión son unas 90 o 100, así que la forma de abordar la historia siempre es diferente, así creas que sepas cómo va a terminar".