Más Joy’s para este mundo por favor

 Para muchos quizás la salida del cascarón de Jennifer Lawrence se dio con The Hunger Games (2012), la trilogía basada en los libros de la escritora estadounidense Suzanne Collins quien retrata en su obra la forma como se sobrevive en una Norteamérica postapocalíptica. A lo largo de sus libros, adaptados al cine, dos jóvenes, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson), representantes del distrito más pobre, se convierten en héroes de una revolución que luchará incansablemente por salir de la opresión instaurada por el régimen que controla a Panem, la nación que surge tras la caída de Los Estados Unidos de América.

Me devolví hasta Los Juegos del Hambre para recordar cómo fue que Lawrence comenzó a cautivarnos en el cine. Una joven prometedora que ya para ese entonces reunía las características que perfilan a una estrella: corta edad, hermosa, talentosa y muy carismática.

Luego de haber visto la evolución de su carrera actoral interpretando a la heroína protectora de su familia y de las clases menos favorecidas, Lawrence nos ha mostrado cuán polifacética es. Su profesionalismo y dotes de camaleona no tienen límites. Un año después la vimos interpretando a Tiffany en Silver linings playbook o El lado bueno de las cosas (2013). En este filme del director David O. Russell, Lawrence asumió el rol de la chica depresiva que perseguía al confuso profesor Pat, (Bradley Cooper). Mientras ambos trataban de salir de sus enredos el amor se fue colando entre ellos y así nos sorprendimos viéndolos bailar en tanto se debatían entre los amores pasados que son historia y un presente cargado con un ingrediente emotivo: una altísima dosis de locura.

Joy (2015) le ha dado ganancias por adelantado a Lawrence. Quienes tuvimos la oportunidad de ver esta película dirigida también por David Russell, encontramos a una Jennifer que con tan solo 25 años sigue sorprendiendo gracias a que goza de un don que le permite mostrarse como una jovencita guerrera, capaz de vencer a cualquier contrincante; como una loca enamorada, quien puede cautivar el corazón de un despechado casi perdido o como en su papel protagónico haciendo de Joy, una ama de casa, separada que se echa al hombro las responsabilidades del hogar y va más allá, cuando, como muchas mujeres que conocemos, afronta grandes retos para hacerle el juego a la vida.

Esta película que le significó el Globo de Oro en el pasado mes de enero a Lawrence, también la tiene entre las nominadas en la categoría de Mejor actriz a los Premios Óscar de este año.  El éxito de Joy puede estar sustentado en distintos factores, por supuesto la calidad de la tripleta que le ha dado resultados en pasadas aventuras fílmicas a Russell. Hablo de Lawrence - De Niro - Cooper, que ha sido sello de garantía en sus filmes, pero también lo es una temática sencilla, la radiografía de una familia X que se ve expuesta a las situaciones cotidianas, pero no por ello sencillas, a las que nos enfrentamos buena parte de nosotros.

Madres, hermanas, tías, incluso nuestras propias abuelas fueron y han sido las Joy en sus respectivos momentos; luchando por pagar una hipoteca, costeando los gastos del hogar, convirtiéndose en “toderas”, velando por sus problemas e intentando hacer lo propio con los demás y eso es sin duda un insumo ganador a la hora de llevar espectadores a la taquilla, lograr que la audiencia se sienta identificada en la pantalla es el ancla perfecta para cualquier proyecto audiovisual.

Joy evoca el recuerdo del maestro Estanislao Zuleta, filósofo y pedagogo colombiano de quien heredamos el “Elogio de la dificultad”, si no lo ha leído, tómese unos minutos para hacerlo, de seguro le reconfortará el alma. Pero en medio del pesimismo de nuestra época se sigue desarrollando el pensamiento histórico, el psicoanálisis... En medio del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben que un trabajo insensato no se paga con nada… surge la rebelión magnífica de las mujeres que no aceptan una situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se les ha fabricado.

Esta película más allá de ser o no un posible hit taquillero para las ambiciones de los hombres fuertes de Hollywood es un sentido homenaje a las mujeres que no se subestiman, que sobresalen por encima de los obstáculos y que dejan atrás los clichés y estereotipos para asumir roles, la mayor parte de veces, ingratos, pero que por ello no bajan la mirada y anteponen sus sueños y luchas, demostrando con creces que no son el sexo débil. Por fortuna de ese temple están hechas Maca y Sarita.