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Tonalá: salas para el cine independiente

Cine Tonalá Bogotá funciona desde junio de este año.

Redacción Cultura
09 de septiembre de 2014 - 08:40 p. m.
/Cortesía Cine Tonalá
/Cortesía Cine Tonalá
Foto: BACKSTAGE

"Cine Tonalá surge de Cine Tonalá Méjico, que lleva funcionando alrededor de dos años (entre junio y julio de 2012). Salomón Simón, uno de los socios en Colombia y quien está a cargo del lugar, estuvo viviendo un tiempo en México. Conoció el proyecto allá y quiso reproducir acá el modelo, queriendo que la idea ya casi perdida del teatro de barrio no se desvanezca por completo, acompañada por propuestas cinematográficas distintas, independientes", dice Jaime Manrique, que trabaja en el sector de comunicaciones de Tonalá.

De allí surgió la idea. Salomón decidió traerla a Colombia tras conocer a uno de los tres socios en México, Juan Pablo Bastarrachea. Entonces Salomón empezó la búsqueda de una casa de barrio que se pareciera a la mexicana. Desde septiembre del año pasado se le hicieron adecuaciones a la casa, que abrió sus puertas formalmente el 14 de junio de 2014. En tan sólo unos meses ha logrado establecer importantes alianzas con festivales de cine en Bogotá: Ambulante, el Festival de Cine Francés, IndieBo, entre otros.

Cine Tonalá pretende posicionarse como un espacio en el que la experiencia cultural no se reduce al cine: es también una experiencia gastronómica (tiene un restaurante de comida mexicana), cuenta con una sala de exposiciones artísticas en el segundo piso, una librería que ofrece contenido especializado en cine y una tienda, "Nada", en la que se venden libros y piezas de arte, entre otras cosas.

La casa tiene dos salas: la sala Tonalá, con capacidad para sesenta personas, y la sala Kubrick en el tercer piso, que puede acoger a treinta y cinco personas. Está inspirada en la obra del director Stanley Kubrick –sobre todo en la escenografía de la película El resplandor– y sirve para dar fiestas, cosa que sucede todas las semanas.

En Cine Tonalá se proyecta y promueve el cine independiente, es decir, esas películas que tienen importante recorrido por festivales alrededor del mundo pero que lastimosamente no están en el circuito comercial, ya sea porque los distribuidores lo encuentran poco rentable o porque, si son proyectadas, permanecen poco tiempo en cartelera; siguen teniendo, entonces, poca visibilidad y circulación en un mercado masivo. Por el contrario, Tonalá le apuesta al cine independiente, y sólo de ello se compone la programación de sala Tonalá, la más grande de las salas de proyección, cuyas sillas provienen del antiguo Teatro Libertador.

Cuatro títulos se estrenan cada mes. Uno de ellos se mantiene durante todo el mes y dos o tres tienen presentaciones especiales de acuerdo a su contenido.

Por su parte, la sala Kubrick proyecta un contenido más alternativo y más arriesgado, es decir, películas que se encuentran muy difícilmente en otras salas independientes de la ciudad. Además, la sala no sólo proyecta estrenos, también películas de culto, de terror (por ejemplo), ofrece presentaciones de media noche y, de cuando en cuando, ciclos de cine.

"La mayoría de las películas son traídas en distribución desde México, y se traen exclusivamente a Cine Tonalá. Esto no significa que en Tonalá no se encuentren películas independientes que también están en la cartelera de las salas de Cine Colombia, Cinemanía, Cinépolis, entre otras", dice Acosta. Algunas de ellas, entonces, también hacen parte de la oferta de Tonalá.

"Sin embargo, en la sala de México siempre se ha apoyado la proyección de películas mejicanas, y lo ideal sería que ocurriera lo mismo en la sede en Colombia, que se apoyen y divulguen las producciones nacionales y, por alianza, las que llegan de México", añade. ¿Cómo se apoya el cine nacional en la sede original? Independientemente de la cantidad de espectadores que asistan a las funciones, las películas duran un mes entero en cartelera.

Tonalá también organiza talleres con directores y cineastas. Entre julio y agosto se llevó a cabo uno que estuvo a cargo de Rubén Mendoza, director de La sociedad del semáforo y la reciente Tierra en la lengua, en el que habló sobre su experiencia en el rodaje de la segunda. Se pretende, así, promover el contacto y la interacción entre los realizadores y el público. Por eso la casa también cuenta con una residencia que hospeda a los directores que no vivan en la ciudad.

***

¿Qué podría decir acerca de la idea de "cine de barrio" en la que Tonalá pretende encajar?

Antes existían teatros en Bogotá, como el Teatro México, que tenían salas muy íntimas en las que los espectadores iban a ver la película que estuviera programada. Ahora la experiencia cinematográfica se ha convertido en ir a un centro comercial y entrar en un complejo de cine que se compone de 15 o 20 salas con una oferta variada pero muy comercial [cosa que no es necesariamente mala, pero tampoco necesariamente buena, pues las películas que componen la oferta comercial son, generalmente, sofisticadas en términos visuales, pero de fácil digestión en términos conceptuales, o intelectuales, y se acercan más al mundo del entretenimiento que al del cine como séptimo arte]. Tonalá quiere recuperar la tradición del cine de barrio con la casa en La Merced, un barrio con poca oferta cultural, y aquello va de la mano de la proyección de un cine alternativo, independiente que hoy en día tiene poca circulación, pocos espacios.
 

Por Redacción Cultura

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