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Alto Grado y la feroz lucha independiente del rock bogotano

La banda que ha personificado el trabajo independiente de los nuevos músicos del país, representará a Bogotá el domingo en el escenario Bio de Rock al Parque, donde presentará su nueva apuesta musical en el disco ‘Sonido Animal’.

Felipe García-Alttamar
15 de agosto de 2015 - 11:46 p. m.
Alto Grado.
Alto Grado.

Con el fin de continuarse expandiendo y renovar el concepto que tiene el público de su música, que ha gravitado entre el reggae roots, el ska y hasta el drum & bass, Alto Grado se presentará este domingo por cuarta vez, como cada año impar desde hace seis años, en el festival de Rock más importante de Latinoamérica.

‘‘El objetivo de cada banda debe ser encontrar su propio sonido. Los cuatro logramos volvernos uno en la música y hacer de nosotros el Sonido Animal y el sonido que realmente tiene ahora la banda que denominamos ‘Reggae Rock’. Es nuestra esencia y es lo que somos’’, asegura Martinika, vocalista y líder de la banda que en sus seis años de carrera ha tenido presencia en varios festivales de Bogotá, consolidándose como una de las propuestas musicales de la ciudad más sobresalientes en su género.

Desde 2009, Alto Grado ha iniciado una escalada a su manera. Presentándose y llevándose la gran mayoría de convocatorias a las que ha aspirado, la agrupación capitalina ha estado permanentemente en oídos y boca de su público que ha ido creciendo conforme integran nuevos sonidos a su ‘power trio’, conformado por Jonathan Medina, guitarrista y segunda voz, Joshua Fonseca, baterista, y Julian Rodriguez, bajista.

A pesar del éxito que han tenido consiguiendo posicionarse en la mente de los bogotanos como una de las bandas referentes de la música de la capital, aseguran que el camino no ha sido fácil y ha estado trazado por el fuerte trabajo que han hecho desde la autogestión y la evolución musical.

‘‘El trabajo independiente es la consigna de Alto Grado. Desde el principio todo lo hemos hecho nosotros mismos, nunca hemos tenido apoyo financiero. Todo ha sido desde nuestros bolsillo, nuestra creatividad y nuestro empuje’’, dijo el guitarrista de la banda. Pero, ¿por qué una banda como Alto Grado, como muchas de las que estarán este fin de semana en las diferentes tarimas de Rock al Parque, debe batallar tanto para hacerse un hueco en la escena musical?

Según los integrantes de la banda, el apoyo, que debería empezar desde las mismas localidades -en el caso de Bogotá-, es cada vez menos fuerte y el mismo círculo de la agrupación es el primero en pedir acreditaciones, boletas, entradas VIP y demás, cuando es el primer soporte que debería recibir un músico. Adicionalmente, la industria musical se ha encargado de repetir en cada espacio, según las preferencias, a un selecto grupo de artistas y sonidos, dificultando aún más la labor una banda de poder vivir de su música, y finalmente obligándolos a moverse de un lado a otro buscando cómo visibilizar las innumerables propuestas con las que hoy cuenta el país.

Fue ahí que entraron las nuevas tecnologías como las mejores aliadas de los músicos emergentes del país, permitiéndoles difundir su mensaje y sus sonidos únicamente con un click. En el caso de Alto Grado, aparte de las múltiples convocatorias a las que se presenta, acerca a su público con lo que hacen a través de las plataformas digitales y una cada vez más profesional producción audiovisual para sus videos musicales.

‘‘Ahora existen muchas plataforma en las redes. Es una oportunidad muy grande e importante para las bandas independientes. Ya no se tiene necesidad de ir a llevar el disco a todos lados sino simplemente dice que entre a la página, escuche la música y evalúe la propuesta. La tecnología ha ayudado mucho a desarrollar y masificar el arte. Lastimosamente el artista local que está arrancando siempre lo dejan de último’’, dice Jonathan Medina

Así, lo ‘animal’ de Alto Grado en su nuevo sonido, está más que en las nuevas y agresivas notas de su batería o su guitarra, en la feroz lucha que han tenido que emprender para que su propuesta sea conocida y adoptada por un público cada vez más consciente de que la escena musical de un país no la construyen ni la radio ni los empresarios, sino en un trabajo conjunto entre los artistas y el público ya que, como afirma Alto Grado, a la escena del rock le hace mucha falta para llegar a ser un movimiento autosostenible. 

Por Felipe García-Alttamar

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