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Donizetti y su pócima mágica

"El elíxir de amor", pieza estrenada por el compositor italiano en 1832, es el segundo título del ciclo de verano de la Met de Nueva York. La puesta en escena es tan contundente como las interpretaciones de la soprano Anna Netrebko y el tenor Matthew Polenzani.

Juan Carlos Piedrahíta B.
30 de julio de 2016 - 02:00 a. m.
La soprano rusa Anna Netrebko es la protagonista de “El elíxir de amor”, de Gaetano Donizetti.  / Cortesía Cine Colombia
La soprano rusa Anna Netrebko es la protagonista de “El elíxir de amor”, de Gaetano Donizetti. / Cortesía Cine Colombia
Foto: Ken_Howard

En El elíxir de amor el escenario se transforma en un extenso y colorido viñedo. Pasan los minutos para que las tablas y la escenografía se conviertan en prolongadas plantaciones de trigo en las que reina el amarillo y los cantantes se mueven sobre su suelo con el máximo cuidado. El desarrollo de la historia comprende un entorno rural y, sin mucho esfuerzo, los artistas aparecen en la plaza principal de una población europea. No importa cuál.

Todo lo que aparece en el libreto de la pieza El elíxir del amor es realizado por el equipo de producción para que los espectadores de la Metropolitan Opera, de Nueva York, y quienes tienen la oportunidad de ver el montaje en transmisión en vivo o en diferido en pantallas gigantes, no se pierdan los detalles de un montaje que fue escogido como segundo título del ciclo de verano.

Además de la facilidad con la que se construyen y se desarman locaciones, quienes trabajan para adecuar el escenario tienen la habilidad de crear atmósferas a partir de la iluminación. Por eso no es extraño que con el manejo de las luces se genere un entorno italiano con su sol característico.

Michael Yeargan, encargado de la escenografía, trabajó en llave con Jennifer Tipton, la experta en iluminación, para hacer de El elíxir del amor una puesta en escena contundente, no sólo por la participación de las estrellas del género lírico que respaldan el título, sino por la implementación de recursos tecnológicos al servicio del arte sonoro.

A esta dupla se hace indispensable sumar el nombre de Catherine Zuber, la diseñadora, quien casi con magia ubica en la misma vía los atuendos rústicos y los detalles sencillos para aumentar la condición real de la propuesta artística. Con su guía, El elíxir del amor se viste según los lineamientos de comienzos del siglo XIX en Italia.

El equipo de producción, encabezado por Yeargan, Tipton y Zuber, tuvieron la misión de respaldar la labor de los músicos en esta creación del compositor italiano Gaetano Donizetti (1797-1848), que se ha convertido en uno de los nombres recurrentes dentro de la lírica universal y una de las joyas de su repertorio.

El elíxir del amor fue compuesta por un encargo que le hiciera el teatro Canobbiana de Milán a Donizetti. Los dueños del lugar necesitaban una pieza para estrenar en sus tablas y acordaron con el autor un tiempo récord de entrega, así que el italiano tan sólo tardó dos semanas para ponerle el punto final a su obra. La pieza se estrenó finalmente en 1832, y para escribirla Donizetti se basó en el libreto de Le Philtre, de Eugéne Scribe.

A pesar del corto tiempo de gestación, y para sorpresa de todos, esta ópera tuvo un éxito arrollador que la mantuvo por más de un mes en cartelera con funciones extras. Poco a poco, el reconocimiento de lo que había hecho el autor italiano tuvo eco en otros países, tanto así que El elíxir del amor se estrenó en la Metropolitan Opera de Nueva York en 1904, con el legendario tenor Enrico Caruso (1873-1921) en el rol de Nemorino liderando el cartel de estrellas.

En la versión contemporánea de este título, Adina, la terrateniente, es interpretada por la destacada soprano rusa Anna Netrebko, quien porta en varias partes del relato musical un sombrero de copa y es tanta su habilidad que lo transforma en un componente esencial dentro de la indumentaria.

Adina se compromete con el sargento Belcore y esa situación hace dudar a Nemorino (Matthew Polenzani) de la posibilidad de que ella se enamore de él. Esta inseguridad es aprovechada por el doctor Dulcamara, interpretado por el barítono italiano Ambrogio Maestri, quien ofrece al despechado una supuesta poción mágica que le puede hacer el milagro que quiera.

La noticia de una herencia que pronto recibirá Nemorino hace que las jóvenes del pueblo lo rodeen para seducirlo, y este hecho despierta los celos en Adina y ratifica la confianza del personaje masculino en el bebedizo, en el supuesto elíxir de amor suministrado por el doctor Dulcamara.

La historia, como se puede descifrar en esta corta semblanza, contiene elementos dramáticos, cómicos, una nómina envidiable de cantantes y un equipo de producción consagrado que logra plasmar en la escena todo lo que la imaginación del autor esbozó. El elíxir del amor, llamada también la ópera que le dio voz al pueblo, es una invitación para aproximarse al canto lírico en otro tono.

Única función el 30 de julio, 12:00 m. Salas de Cine Colombia.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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