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“Lo que hoy en día llaman salsa, es puro latín pop”

El maestro Eddie Palmieri, uno de los padres de la salsa, asegura que el género está a punto de morir. Dice que aquella música sagrada ya no tiene quién la toque como debe ser.

Lina María Álvarez, especial para El Espectador
02 de octubre de 2015 - 01:19 p. m.
 / www.eddiepalmieri.com.
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De niño le gustaban las canciones de Daniel Santos. Su mamá lo disfrazaba de soldado mientras tarareaba: ‘vengo a decirles adiós a los muchachos porque ya me voy’… Era la época de la Segunda Guerra Mundial. Cuenta que después de una fiebre le cambió la voz y nunca más pudo volver a cantar.

Quería ser como Tito Puente. Dañaba las lámparas de su casa y las hacía timbal con una baqueta en cada mano. Es así como se confesó percusionista frustrado, de ahí el ímpetu con el que toca el piano.

A sus 78 años, Eddie Palmieri no se cansa de tocar. Ese músico hecho leyenda detrás de las teclas, el mismo que fundó La Perfecta, descubrió a Ismael Quintana y fue el genio detrás de la primera producción latina en ganar un premio Grammy en 1974, está de gira por Latinoamérica. Llegó a Colombia cargado de historias, sabor y como él mismo lo dice, de ‘potencia concentrada’.

Cuéntenos acerca de los nuevos arreglos de ‘Vámonos pal monte’ y ‘Pa' la ocha tambo’, que trae como regalo para los colombianos…

Colombia va a ser el primer país en escuchar los nuevos arreglos de ‘Vámonos pal monte’ y ‘Pa' la ocha tambo’. Esta edición especial se grabó con una orquesta de 20 músicos y con la colaboración de ‘La voz del Caribe’, Herman Olivera. Lo que van a ver en Cali y en Medellín es un espectáculo, aquellos que creen en el origen del tambor, comprenden la magia de estas composiciones.

¿Qué espera de esta, su última gira por Latinoamérica?

Vamos a llegar con lo que yo llamo ‘potencia concentrada’. El público podrá ver lo que es una verdadera orquesta, una grande. Ahora no solamente tengo a Herman Olivera que es ‘La voz del Caribe’ y ‘El sonero del siglo XXI’, el mismo que hizo parte de La Perfecta en 1969, sino también a Nicky Marrero en el Bongó y el timbalito, al lado de mi timbalero Camilo Molina y el ‘Pequeño Johnny’, el máximo conguero que conozco. Vengo con Nelson Gonzáles, su acorde boricua y su hijo cantando coros. Llegamos con fuerza a ponerlos a gozar.

La estructura que toco ya no existe. En mi orquesta hay un solo de trompeta, de bongó, de timbal... Ahora hacen puro latín pop. Eso no es vida, no es como debe ser nuestra música bailable.

En una entrevista usted afirmó que la salsa está a punto de morir, ¿eso es cierto?

La salsa va a morir cuando nos muramos nosotros, los que sabemos cómo se hace. Lo que hoy en día llaman salsa, es puro latín pop. No tienen nada qué hacer con la música que hacíamos antes. Nosotros tirábamos con todos los fierros, le metíamos toda la fuerza y el sabor, como se debe tocar nuestra música caribeña. Si hoy en día va a bailar salsa, lo mejor es que lleve una almohada porque se va a dormir.

Lo que nosotros llamamos salsa durante tantos años, es una música de estructuras sagradas que se deben conocer muy bien. El buen salsero debe saber cómo llevar al clímax a la gente, de lo contrario no sabe lo que hace.

En febrero sale al mercado ‘Mi luz mayor’, el disco en honor a su fallecida esposa Iraida Gonzáles, ¿qué escucharemos ahí?

La verdadera salsa. En este disco canta Gilberto Santa Rosa, Herman Olviera y un montón de artistas invitados, hasta Carlos Santana. Gilberto canta cinco composiciones, Herman otras cinco y grabé un tema para convertirlo en rock, en una joya musical en las manos de Carlos Santana que se llama ‘Mi congo’.
¡Este es un LP que va asustar a quien sea! Tengo a cinco saxofones, cuatro trombones y cuatro trompetas.

Gilberto Santa Rosa aceptó que estaba muy ansioso y que sentía nervios de trabajar con un maestro tan grande como usted. Dijo que para tranquilizarlo usted le contó varias historias…

Eso dice Gilberto, pero no lo creo. Por ahí leí que dijo que yo era un psicólogo musical, pero qué va. Mi honor fue trabajar con él, el más grande sonero que tiene el género en este momento.

¿Es cierto que lo echaron de la orquesta de Johnny Seguí por tocar muy fuerte el piano?

Sí me echaron, pero no era yo el que tocaba así, era el otro pianista al que llamaban ‘Pancho rompeteclas’ y me botaron fue a mí. Debo aceptar que eso fue lo mejor que me pudo pasar. Así fue como entré a la orquesta de Vicentico Valdés y me quedé dos años con él, para en 1958 tener la oportunidad de trabajar con el grande Tito Rodríguez.

¿Es usted un percusionista frustrado?, ¿qué pasó con el timbal?

Mi sueño siempre fue ser percusionista. A los 13 años empecé tocando el timbal porque quería ser el timbalero de mi hermano Charlie Palmieri, él era como mi padre. Yo andaba siempre con el timbal al hombro hasta que un día mi madre me dijo: “¡No ves cómo se ve de lindo tu hermano que no tiene que cargar ningún instrumento!, ¿cuándo vas a aprender Eddie Palmieri?”, y yo le decía: “estoy aprendiendo mami”…

¿Qué espera de este fin de semana en los escenarios colombianos?

Yo adoro Colombia porque me trató muy bien hace unos años. Inclusive le grabe un disco, ‘Colombia te canto’. Estoy muy emocionado de llegar a su país, porque Colombia y ustedes, viven en mi corazón y no pagan renta.
 


** Este fin de semana estará de visita en Cali y en Medellín.

Por Lina María Álvarez, especial para El Espectador

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