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Juan Carlos Godoy: el último de los cantores de la era gardeliana

Falleció el pasado 12 de febrero en Buenos Aires el cantante Juan Carlos Godoy, uno de los herederos directos del tango al estilo Gardel.

Libaniel Marulanda.
17 de febrero de 2016 - 09:55 p. m.
El maestro Juan Carlos Godoy.
El maestro Juan Carlos Godoy.

La presencia histórica de Juan Carlos Godoy, nacido el 21 de agosto de 1922 y muerto el pasado viernes 12 de febrero en Buenos Aires, comenzó a ser registrada en Colombia entre los sesenta y setenta cuando el tango tuvo el último auge en las emisoras y se hicieron notorias las giras de un espectáculo que se llamó El Festival del Tango, que cubría las poblaciones sensibles al género dentro del territorio nacional. Llegado el mes de junio y bajo la tutela del aniversario de la muerte de Gardel (junio 24 de 1935), los teatros de cine vivieron el principio de su fin con llenos promisorios, merced al tango al estilo de los cuarenta que colonizó rocolas, bares y emisoras. Una de las orquestas que subió al podio del fervor tanguero fue la de Alfredo De Angelis y sus cantores de mayor reconocimiento: Carlos Dante, Julio Martel, Floreal Ruiz, Oscar Larroca, Roberto Mancini y Juan Carlos Godoy. A esta agrupación que debutó en marzo de 1941, llegó Juan Carlos en 1957.

El registro biográfico de un cantor bien puede ser tan extenso como el repertorio tanguero. Y si le añadimos el singular hecho de que vivió 93 años y cantó desde los catorce, el uso de las tijeras se impone ante la pretensión de la justicia textual que demanda su longevidad artística. Ante todo es ineludible señalar que Aníbal Domingo Llanos, que era su nombre legal, tuvo dos privilegios no alcanzados por otro cultor del 2x4 en este siglo: siendo un pibe conoció y oyó cantar a Gardel. En una entrevista, sin duda la mejor por la calidad del entrevistador: su compañero Roberto Mancini, refiere además de qué manera pesó en su vida la presencia de Agustín Magaldi en su pueblo natal de La Campana, una noche distante de 1933.

Es posible que usted desconozca quién fue el último de los grandes cantores, muerto este mes, pero se le prenderá el bombillo si oye algunos de los tangos que lo entronizaron en la sala de la posteridad: Quién tiene tu amor, Obsesión o Ente tu amor y mi amor; o aquellos que grabó a dúo con Roberto Mancini. Todo festival itinerante de tango que pretenda un recaudo millonario de aplausos debe tener un final con la tríada de éxitos de Godoy&Mancini, el que fuera el mejor de los duetos de Alfredo de Angelis: Ilusión, azul, Adoración y Pastora.

La voz de Juan Carlos Godoy, a quien sus amigos le pusieron el perverso apodo de “El hueco”, le alcanzó hasta el cierre de su vida. Superados los noventa almanaques, siguió actuando aquí y allá. Y con ustedes… - decía el presentador- y el nonagenario cantor comenzaba a caminar tardo y vacilante por el escenario: llegaba al centro, y comenzaba con un pianísimo “No es que esté arrepentido”. Su timbre, in crescendo, convocaba de inmediato la ovación estrepitosa de las audiencias.

Vivió en Bogotá en los años ochenta cuando se metió a empresario con su colega Saúl Valenti. Compraron La Peña del tango en Chapinero y cantó en ese boliche una buena temporada. Vendió su parte cuando la realidad le ratificó que los músicos se desafinan como empresarios.

Igual que con la mayoría de tangos sembrados en la memoria colectiva durante la época de oro de los años cincuenta, cuando las orquestas le dieron énfasis a la producción musical que incitaba al baile mediante melodías donde predominaba el compás muy marcado y ágil, pero de sencillez extrema en las letras, las interpretaciones que catapultaron a Godoy no fueron aquellas que por su elaborada poética debería haber legado a la historia. En los tangófilos quedará una queja: ¿Por qué no interpretó a Homero Manzi, a Cátulo Castillo o a Enrique Santos Discépolo? Y si lo hizo ¿por qué no lo conocimos?

Godoy fue invitado en 1964 por el bandoneón mayor del tango, el gordo Aníbal Troilo, Pichuco a integrarse a la nómina de sus cantores, en reemplazo de Roberto Rufino y alternar, entre otros, con Roberto Goyeneche, El Polaco. No quiso aceptar porque tuvo que darle prioridad los compromisos artísticos y económicos con De Angelis y Colombia. De no haber mediado esta circunstancia nuestro extinto personaje le hubiera añadido a su luminoso tránsito el mayor de los honores: cantar con Pichuco. Grabó además con el Sexteto Mayor del Tango, Ricardo Tanturi, Jose Basso y Leopoldo Federico. Al compás del refrán puede decirse: Dime qué cantas, con cuáles músicos grabaste y te diré qué cantante eres.

Por Libaniel Marulanda.

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