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La New York de Popayán

Entre animales de papel maché y luces fluorecentes, la discoteca de salsa más antigua de Popayán cumplió 57 años.

Steven Navarrete Cardona
22 de octubre de 2014 - 03:55 p. m.
Uno de los famosos lugares en Popayán. /Steven Navarrete Cardona
Uno de los famosos lugares en Popayán. /Steven Navarrete Cardona

En medio de la conversación, la mirada de Gerardo Ovidio Ordóñez se detiene para contemplar con nostalgia un triciclo que cuelga en la entrada de la casa. Es un triciclo viejo, casi oxidado, y su pintura se cae a pedacitos. Subido en él, Ovidio recogía los envases de gaseosa y cerveza que los clientes le compraban a doña Luz Carrera, su mamá, y los llevaba a otra tienda cercana para revenderlos.

Los recuerdos de su madre lo llenan de nostalgia. Han pasado más de cuatro décadas desde que doña Luz le contó cómo un pequeño puesto de empanadas en Pueblillo, un barrio a 20 minutos del centro de Popayán, se convirtió en una pista de baile en el año 1957. "Las personas bailaban en los cuartos, se sentaban en las camas, al principió llegaban los más conocidos de mi mamá, luego todos los que vivían en Pueblillo. Cada ocho días se armaba la furundanga y en Popayán todos conocían el sitio, pero nunca fue una discoteca sino una casa de amigos".

Para 1983, Ovidio Ordóñez se hizo cargo del negocio de su madre porque ella, hoy fallecida, no tenía fuerzas para continuar al frente. Decide entonces emprender una remodelación: "Derribamos los cuartos de la casa porque las personas bailaban en la calle. En realidad se convirtió en el sitio más rumbero de Popayán". Comenzó a decorar el lugar con objetos que lo transportaban a sus años de infancia, cachivaches, regalos de amigos, juguetes, zapatos, pelucas, acetatos, llaveros y hasta maniquíes. "Lo hago para darle alegría al lugar y ser testigo de la moda. Cuando le veía a mis tías un par de zapatos bonitos se los pedía. A esto le llamo arte popular, aunque no tuve estudios universitarios. Hice mi bachillerato y algunos cursos en el SENA", señala.

'New York', como se llama la discoteca de salsa, parece un lugar de otro mundo. "El nombre surgió por cuenta de un familiar que teníamos y que fue a buscar una mejor vida a esa ciudad, en plena época en que la salsa convocaba y unía mucho más a los latinos, en los tiempos en que los salseros tocaban en las plazas públicas y causaban una gran conmoción. Él nos enviaba discos, música, ropa y en una ocasión nos envió un llavero que decía New York,  New York en letras fluorescentes. Así fue que se me ocurrió hacer un letrero en cartulina y con pintura fluorescente que dijera New York para ponerlo en la entrada. Quedó bautizado".

Más de tres décadas al frente del negocio, así como su don de gentes, le han valido para ganarse la admiración y el respeto de sus 'amigos', como llama a sus clientes constantes que regresan sin falta cada sábado y entre los que siempre se encuentran viajeros de diversas partes del mundo que llegan a Popayán en busca de un lugar para mover sus cuerpos al ritmo del estilo africano.

Durante dos décadas Ovidio, de 58 años, ha llevado una bitácora que poco a poco se ha llenado con decenas de mensajes de visitantes y allegados. "Lo más raro que tengo es un 'pendorcho' (risas) es algo parecido a una llave, alumbra y suena, pero no es una linterna, ni un esfero ni nada que se le parezca, me lo trajo un visitante que venía de Israel", anotó Ovidio.

El sonido exquisito de la música es producto de la ausencia de aparatos sofisticados para reproducirla. Sus canciones no provienen de listas de reproducción, sino de vinilos clásicos. "Tengo 10.000 LPs variados en diversos formatos y ritmos, pero el fuerte es salsa, Héctor Lavoe es el más sonado", anota Ovidio.

La pared del local que da a la calle tiene pintado un gran mural de la vista sobre el puente de Brooklyn en Nueva York, decorado con una muñeca maniquí que Ovidio consiguió en un mercado popular y que le valió el regaño de su mujer. "Al traerla para el negocio la senté en la moto como un ser humano, no hizo falta quien le dijera a mi mujer que me habían visto con una rubia despampanante (…) Yo la traje porque su rostro tiene rasgos muy finos".

En 'New York' los clientes no deben pagar la entrada y Ovidio pone a disposición de sus amigos sombreros coloridos y unas treinta camisas colgadas en un costado de la discoteca. "Soy un gomoso de las camisas, tengo por lo menos unas 300 y cada ocho días cambio las que tengo en el perchero de caña. Eso me recuerda a la forma en la que guardábamos la ropa antes, cuando no teníamos clósets ni chifonieres; la ropa colgaba de un peldaño de caña".

Y es que Ovidio siempre viste de forma particular: pantalones bota campana, sobrero, camisas playeras o guayaberas y zapatos blancos. Orgulloso saca del fondo de una repisa 15 pares de zapatos. Sus preferidos con un par que le trajeron de Italia, blancos y amarillos engalanados para brillar en la pista, y otros de Cuba. "A Ovidio le decimos el camaleón porque cuando hacemos encuentros de melómanos en Popayán a las tres de la tarde está de un color, a las cuatro de otro color y a las cinco de otro color, siempre exhibiendo una forma de vestir al estilo salsero, y nos zapatos de lujo", afirma Alejandro, un visitantes constante de 'New York'.

El día más concurrido en la discoteca es el sábado, por eso sus familiares llegan al lugar para ayudar en las labores. Porque para ellos no se trata de un simple negocio. A pesar del paso de los años 'New York' nunca ha perdido la esencia y seguirá siendo el mismo lugar donde los amigos se siguen reuniendo. "En la celebración del aniversario, que tuvo lugar a finales del mes de agosto, nos tocó cerrar la cuadra, por la cantidad de personas que vinieron a celebrar a ritmo de Salsa", anota uno de sus amigos.

Es tan reconocido el sitio, que le han ofrecido comprarlo para remodelarlo. "No lo vendo porque la verdad 'New York' es mi vida, la salsa es un estilo de vida, toda su combinación de ritmos hacen referencia a una historia ancestral y por eso sobrevive este local", afirma Ovidio.

Salsero de Popayán que se respete ha visitado la ancestral discoteca, porque como asegura Alejandro "si Bogotá tiene el Goce Pagano nosotros tenemos a 'New York'".

Por Steven Navarrete Cardona

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