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Sepultura, 32 años de thrash

La icónica banda sigue vigente a pesar de la salida de los hermanos Cavalera, sus fundadores. Sus integrantes ahora preparan un nuevo disco, en el que hablarán del momento político que atraviesa Brasil.

Mónica Rivera Rueda
02 de julio de 2016 - 07:12 p. m.
Dereck Green, Paulo Jr., Andreas Kisser y Eloy Casagrande conforman actualmente Sepultura, banda que cerrará hoy Rock Al Parque. / Cortesía
Dereck Green, Paulo Jr., Andreas Kisser y Eloy Casagrande conforman actualmente Sepultura, banda que cerrará hoy Rock Al Parque. / Cortesía

En noviembre de 1995, una de las bandas más importantes de thrash metal en Latinoamérica se internó en la selva amazónica brasileña para grabar, junto a una tribu indígena, una de las 16 canciones que hicieron parte de Roots, su más famoso disco. El viaje fue a la aldea Pimentel Barbosa, en Mato Grosso (distrito fronterizo de Brasil con Bolivia), donde viven los indígenas Xavantes, que hoy se ven amenazados por terratenientes que han ocupado sus tierras para labores agrícolas y ganaderas.

De aquel momento queda un corto documental, en el que, tras la llegada de la banda en una avioneta al resguardo, no sólo se ve a los cuatro miembros que conformaban Sepultura (Max e Igor Cavalera, Andreas Kisses y Paulo Jr.), sino además a los indígenas que sin ninguna pretensión o prejuicio escucharon su música y los integraron a uno de los ritos más representativos de la comunidad, el de sanación.

En el viaje, de una semana, la banda compartió con la comunidad y además tuvo que verse como ella y acoplarse a sus costumbres, porque lo que se iba a grabar no era sólo thrash metal, sino el retorno a sus raíces, al compás de lo que los indígenas bailaban y cantaban.

Para la banda esta experiencia fue “vivir y sentir el mundo y el tiempo de manera muy diferente. Fue darle mayor importancia a las pequeñas cosas y eso fue maravilloso. El tema lo grabamos bajo un gran árbol y es una canción que habla de cosas que hoy siguen vigentes”, dice el guitarrista Andreas Kisser, refiriéndose al momento en que Sepultura volvió a sus raíces.

Roots no solo definió el sonido de una de las bandas más reconocidas de thrash metal en Brasil, sino que además fue la primera fractura del grupo que crearon de adolescentes los hermanos Max e Igor Cavalera, quienes desde muy jóvenes se vieron influenciados por las guitarras de Slayer y las percusiones del Vol 4. de Black Sabbath, en contestación a lo que en ese momento odiaban, la bosa nova y la samba.

El inicio

Al final de la dictadura en Brasil, en 1985, en Belo Horizonte y otras ciudades y pueblos, los movimientos estudiantiles sentían la necesidad de rebelarse contra la represión policial. Con la renovación de los sonidos del rock en Latinoamérica y la creciente escena que se formaba en Brasil, los hermanos Cavalera no se quedaron con el rock tradicional, y en cambio experimentaron con los sonidos más pesados del death y el black metal, que dieron origen a otros grupos con Venom o Anthrax.

La banda logró el reconocimiento nacional, pero ante distintas renovaciones, como la entrada de Andreas Kisser en las guitarras, dejó de lado los temas satánicos y decidió viajar a Estados Unidos, donde grabó Schizophrenia, uno de los primeros discos cercanos al thrash metal. “Cuando entré, la banda sólo hablaba de temas satánicos y copiaba muchos nombres de bandas de afuera. Yo empecé a hablar de cosas diferentes, como esquizofrenia, de donde viene el nombre del disco, porque estaba muy metido con cosas más del thrash de la gran ciudad y de lo que se hablaba en el momento”, recuerda Kisser.

Para esta etapa, en la que se desligaron del heavy metal más tradicional, “con guitarras más limpias, un sonido más musical y letras mucho más crudas”, Sepultura comenzó a definirse como una de las bandas de metal más grandes de Latinoamérica, al ser telonera de íconos como Motorhead. Como lo señalaba Max Cavalera en su libro autobiográfico, aunque Lemmy Kilmister era su ídolo, eso no les impidió que en uno de sus conciertos salieran todos desnudos solamente para fastidiarlo.

Al crecer, salieron de Brasil a Estados Unidos, donde publicaron Arise y Chaos A.D., discos en los que incluyeron las canciones Dead Embryonic Cells y Arise, vetadas por MTV, pero con las que lograron entrar enntre los primeros 200 puestos de la lista de Billboard y conocer el mundo como teloneros de Ozzy Osbourne y Alice in Chains. Aquí no sólo se destacaba su sonido, sino la necesidad, después de diez años de su nacimiento, de crear algo que los definiera como brasileños.

“Desde ahí empezamos a usar la percusión como opción natural de nuestra música. En algunos discos hay un poco más, en otros menos, pero siempre está presente. Sepultura siempre ha sido muy abierta a incluir cosas diferentes, instrumentos, orquestas y tribus indígenas, así como grupos de percusión de Japón, Francia y Brasil”, señala Kisser.

Llegó Roots y tras su éxito se dio la salida de Max Cavalera. La muerte de su hijastra y los desacuerdos de su esposa Gloria Bujnowski, su manager, con la banda, terminaron alejándolo en el momento más grande de Sepultura, cuando Roots Blody RootsRatamahatta le ponen un sello en la frente: la definen. Tuvieron que comenzar de nuevo, buscar un cantante y una nueva escena, porque no muchos creían en que la banda siguiera existiendo, con un vocalista norteamericano, Dereck Green, y con un tono diferente al de Max.

Aunque en el grupo continúa Igor Cavalera en la batería, sus siguientes tres discos (AgainstNation y Roorback) no logran la inmensa acogida que tuvo Roots, y nuevas diferencias terminaron alejando a Igor Cavalera en 2006, justo después de la publicación de su primer álbum conceptual, Dante XXI, inspirado en la Divina Comedia.

Como remplazo llegó Eloy Casagrande, y la publicación de dos nuevos discos conceptuales: A-Lex, inspirado en La Naranja MecánicaThe Mediator Between Head and Hands Must Be the Heart, basado en una frase de la película Metrópolis.

Por su parte, los hermanos Cavalera hicieron las paces, y aparte de Soufly, la banda de Max, crearon Cavalera Conspiracy, y comenzaron una serie de choques con lo que queda de Sepultura. En reiteradas ocasiones Max ha asegurado que la banda se acabó con la salida de Igor, y aunque Kisser dice que hay respeto por lo que cada grupo hace y que a Sepultura no le interesa copiar lo que se ha hecho en el pasado, recientemente Gloria Bujnowski lo ha acusado a través de redes sociales de hacerles competencia desleal.

Esto no ha sido impedimento para seguir. Los últimos meses la banda los ha dedicado a grabar un nuevo disco en Suecia, que esperan estrenar en octubre, en el que quieren hablar de Brasil, quizá como en sus primeros discos, sobre la situación por la que atraviesa el país, pues aseguran que cada día se quiere hablar más de política y menos de fútbol. “Creo que es algo muy importante que los corruptos están yendo a la cárcel, es la primera vez en la historia que esto pasa. Además, venimos haciendo un paralelo con lo que pasa en Estados Unidos y en otros países del mundo, mirando a Donald Trump decir cosas absurdas y cómo el mundo se impacta porque son decisiones importantes para todos”.

Para Rock al Parque no tienen pensado presentar nada nuevo, pero sí tocar parte del show con el que siguen celebrando más de 30 años de historia. Esta va a ser, además, una fecha especial, porque se cumplen 20 años de la publicación de Roots, por lo que en Bogotá, aparte de Roots Blody RootsRatamahatta, se espera oír un poco más de este famoso disco de thrash metal, en el que se escuchan bases de capoeira, los tambores de Carlinhos Brown y las voces de los indígenas Xavantes, las raíces de una de las bandas de thrash metal más famosas de América Latina.

Por Mónica Rivera Rueda

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