Publicidad

Sinfónica de Londres, 110 años de existencia

Desde 1776, se había establecido en Londres una organización conocida como Concerts of Ancient Music, cuya operación ofrecía servicios muy selectivos a miembros de la sociedad aristocrática, casi exclusivamente limitados a la ejecución de la música de Handel.

Augusto Sorzano Puyana / Especial para El Espectador
01 de octubre de 2014 - 11:15 a. m.
Sinfónica de Londres, 110 años de existencia

Durante varios años, este organismo agrupó a los más distinguidos músicos de profesión, treinta de los cuales se asociaron como Philharmonic Society (una sociedad de ‘amigos de la música’), con la intención de “…promover la ejecución, de la más perfecta manera posible, de la mejor y la más aceptada música instrumental’.

Entonces, para profundizar en el comienzo de la vida musical en Londres, es preciso remontarse al año 1813, durante el cual inició sus actividades la Philharmonic Society, la segunda en antigüedad en el mundo, después de la Leipzig’s Gewandhaus Concert de Leipzig, Alemania.

En cuanto a la Philharmonic Society y los primeros años de su existencia, el primer concierto tuvo lugar en Argyll Rooms, el 8 de Marzo de 1813. “En aquellos días de la segunda década del Siglo XIX, la Philharmonic Society había solicitado a Ludwig van Beethoven la composición de una sinfonía, y Beethoven así lo hizo, dedicándole a la Sociedad nada menos que la Novena Sinfonía ‘Coral’, cuya primera ejecución en Inglaterra tuvo lugar el 21 de Marzo de 1825, previa la nota de presentación, de su puño y letra: ‘Grosser Symphonie geschrieben für die Philharmonische Gesellschaft in London, Erster Satz’ “. Seguirían muchos años de actividades de la Sociedad, “…sin ser una ‘orquesta’ como tal, pero sí constituyéndose en un mecanismo adecuado para apoyar los conciertos de las orquestas en Inglaterra, siempre bajo estándares muy altos, y con la participación de muy distinguidos compositores, a lo largo del Siglo XIX, Mendelssohn, Weber, Wagner, Bennett, Sullivan y Elgar, entre otros, así como de los más notables directores de la época”.

Eran, los años de la segunda mitad del Siglo XIX y principios del Siglo XX, “…tiempos en los cuales no había, en Inglaterra, ‘orquestas asalariadas’ cuyos miembros estuvieran vinculados con base en contratos permanentes, estables y con remuneración fija. Por tal razón, los ingresos de los músicos estaban sujetos a temporadas o a eventos ocasionales y, obviamente dependían también de condiciones propias de la oferta y demanda de ejecutantes calificados y experimentados. El patronazgo artístico surgía entonces de la iniciativa privada, y ese era el caso de las principales orquestas de esa época, la del Covent Garden, la del Queen’s Hall y las que se aproximaban a la Philharmonic Society”.

Comenzando el Siglo XX, año de 1904, Robert Newman, por entonces administrador del Queens’s Hall, y Sir Henry Wood, el director de los Queen’Hall Promenade Concerts, “…decidieron que la orquesta no podría, por razones económicas, continuar operando con el sistema que regía la vinculación ocasional y temporal de los músicos de la orquesta, y así lo comunicaron a todos los integrantes de la agrupación. El anuncio, hecho en vísperas de acudir la orquesta a un festival de música en el norte de Inglaterra, causó verdadera alarma en los músicos. Cuatro de ellos, tres intérpretes del corno, Adolf Borsdorf , Thomas Busby, y Henri van der Meershen, y un trompetista, John Solomon, convinieron en intentar la conformación de su propia orquesta, convocando a reuniones con otros músicos, con miras a estudiar y definir nuevos sistemas para contratación y remuneración de los músicos”. Una nueva agrupación de cincuenta músicos, dio su primer concierto el 9 de Julio de 1904 en el Queen’s Hall. Así, la desbandada de la Orquesta del Queen’Hall, dio lugar a la fundación de la Orquesta Sinfónica de Londres en 1904.

Desde su comienzo, “…la fundación de la Orquesta Sinfónica de Londres se hizo sobre bases democráticas, dentro de un esquema cooperativo de auto-gobierno e independencia total, tanto para la promoción de sus conciertos como para la designación de sus integrantes, muy en especial, de sus directores. Bajo el marco de ser propiedad de sus músicos integrantes, a quienes no se les pagaba salario, la nueva figura les permitía compartir los ingresos posteriores a cada temporada”.

El primer director de la orquesta fue el húngaro Hans Richter, conductor de reconocida trayectoria en la interpretación de la música de Richard Wagner. Se dispuso la conformación de una Junta Directiva de la institución, integrada por cinco músicos fundadores (‘Originators’), y cinco miembros de la orquesta, elegidos anualmente. Así, los primeros años de la orquesta transcurrieron exitosamente y “…al privilegio de su dirección, se aproximaron directores de la talla de Arthur Nikisch, Fritz Steinback, Sir Charles Stanford, Georg Henschel, Sir Edward Elgar y Edouard Colonne. En todos y cada uno de aquellos conciertos, se lograron interpretaciones de excelencia, con las cuales el prestigio de la orquesta bien pronto entró en una espiral ascendente, hacia una agrupación de incuestionable clase mundial”.

En 1905, la orquesta realizó su primer tour por Gran Bretaña, dirigida entonces por Sir Edward Elgar y aclamada por críticos como Ernest Newman, quien escribiera en el Manchester Guardian “…sus metales y sus maderas aparecen de excepcional calidad, pero sus cuerdas, tan finas como ya son, no tienen aún ni la sustancia ni el color de las cuerdas de la Orquesta Halle de Manchester”. En el año siguiente, la orquesta se presentó por primera vez fuera de Inglaterra, dando conciertos en París, dirigida entonces por Edouard Colonne, Sir Charles Stanford y André Messager.

Hans Richter fue, durante los años de la etapa temprana de la orquesta, el director invitado con mayor frecuencia, con intervención en cuatro conciertos por temporada, hasta su retiro en 1911. Reemplazado por Sir Edward Elgar para la temporada 1911-12, estuvo acompañado en aquella por el austro-húngaro Arthur Nikisch, y el holandés Willem Mengelberg. “Para la siguiente temporada, el carismático Nikisch reemplazó formalmente a Elgar, siendo posteriormente, en 1912, invitado a participar en un tour de la orquesta por Norte América, para el cual él exigió su vinculación formal a la orquesta, sin que ello alterara su prolongada vinculación con la Berliner Philharmoniker y la Leipzig Gewandhaus”.

Avanzaban los años de la segunda década del Siglo 20, en Europa caracterizados por un período de relativa paz, ensombrecido sí con visiones premonitorias de la confrontación bélica que se avecinaba. Con todo, siguieron adelante los planes relacionados con la era de las giras internacionales de la orquesta, una era que casi termina antes de haberse iniciado, siendo, acaso, de los pocos hechos sin el destino trágico de todo lo que se relacionaba con el Titanic, pues en las planillas para el fatídico viaje inaugural del trasatlántico, alcanzaron a figurar los 100 músicos de la versión de aquellos años de la sinfónica, con su director Arthur Nikisch. Por afortunadas circunstancias en Nueva York, la iniciación del tour de la orquesta por Norte América y Canadá debió anticiparse dos días y así aquella tuvo que emprender el viaje en el trasatlántico SS Baltic y nó en el Titanic. “Que la fatalidad se detuviera antes de tener que cumplir su sentencia para con la orquesta, es algo que la Humanidad sí pudo acoger, con beneficio de inventario, del aterrador siniestro del Titanic, al conservarse para la posteridad la existencia e integridad de la Orquesta Sinfónica de Londres.” La gira de la orquesta, la primera de una agrupación europea por los Estados Unidos, resultó ciertamente exitosa, recibiendo elogiosos comentarios del Ne York Press y del New York Times.
La Primera Guerra Mundial, ocasionó el colapso casi total de la vida musical en Gran Bretaña.

Sin embargo, la Sinfónica, junto con la Royal Philharmonic Society y la Halle Orchestra, lograron sobrevivir durante el primer año de la guerra, gracias a la ayuda económica de la acaudalada familia de Sir Thomas Beecham, si bien aquella filantropía musical tuvo serios tropiezos en los años siguientes. “Las dificultades de la orquesta en esos días y en los que siguieron a la terminación de la guerra, se acrecentaron con la ausencia de una tercera parte de sus músicos, debido a su forzosa vinculación temporal al ejército y, en parte también, a complicados problemas de orden administrativo, debidos a una desafortunada gestión de su director Albert Coates”. “Con el retiro de Coates y con el regreso a la política inicial de independencia en el nombramiento de los directores, vendrían, también en esos días, signos de recuperación en sus estándares orquestales, pues la agrupación tuvo prestigiosos directores invitados como Elgar, Beecham, Wilhelm Furtwängler, Bruno Walter, Otto Klemperer, y Serge Koussevitzky, si bien la orquesta debió afrontar también otro formidable reto, el de la creación de la nueva BBC Symphony Orchestra y, poco tiempo después, la de la London Philharmonic Orchestra, ésta con Sir Thomas Beecham”. También fueron significativos, durante los años 30, “…la creación del Glyndebourne Festival, por la intensa participación, inicial y sucesiva, de la orquesta en el evento y, en un terreno diferente, por la iniciación de los vínculos de la orquesta con la industria fílmica, con la grabación, en Marzo de 1935, de la Música Incidental compuesta por Arthur Bliss para la película ‘Things to Come’ de Alexander Korda”. Este hecho tuvo especial significado, pues “…la London Symphony Orchestra inició una verdadera revolución en la historia de la producción fílmica, ya que por primera vez, la música para el cine, anteriormente considerada como una ‘forma de arte menor’, capturó la atención de estudiantes y entusiastas de la música clásica, críticos musicales y, en general, del público del cine y de la música”.

Para la Sinfónica de Londres, el período de postguerra de la Segunda Guerra Mundial fue más severo que el de la Primera Guerra. Durante la confrontación, entre 1939 y 1945, sesenta de sus músicos debieron pasar al servicio de las fuerzas armadas y, de ellos, siete murieron. “A través del conflicto, se vio también claramente la imposibilidad de lograr el patronazgo privado para la actividad musical en la Gran Bretaña, razón por la cual se creó entonces el Arts Council”. Aunque el Consejo asignó un modesto subsidio para la orquesta, los miembros de aquella no lo aceptaron, pues la condición del Council era establecer el sistema de músicos asalariados.

La situación se tornó aún más grave para la orquesta, pues, adicionalmente al hecho de que, tanto la BBC Symphony Orchestra como la London Philharmonic Orchestra, sobrevivieron a la guerra relativamente intactas, en 1945 surgieron dos nuevas orquestas que rápidamente aumentaron la competencia a la Sinfónica: la Royal Philharmonic Orchestra de Sir Thomas Beecham y la Philharmonia Orchestra de Walter Legge.

“Entonces, para sobrevivir, la orquesta, con el gran director austríaco Josef Krips a la cabeza, optó por ofrecer cientos de conciertos populares, con distinguidos directores invitados y con solistas también de fama mundial, todo esto con miras a restablecer las finanzas de la orquesta y preservar sus estándares musicales”. Cuando se abrió el Royal Festival Hall en 1951, “…tanto la London Symphony como la Philharmonic Orchestra, desarrollaron una intensa campaña para conseguir su residencia en la Sala. Ninguna de las dos orquestas logró su objetivo, y así, el imponente Royal Festival Hall se convirtió en el sitio en Londres para recepción y presentación, nó solamente de la Sinfónica y la Filarmónica, sino para actuación también de la Philharmonia Orchestra y la Royal Philharmonic Orchestra”.

Seguirían varios años de funcionamiento de la orquesta bajo ese esquema, y también ya con el carácter de institución con remuneración por salarios. “Por esos días, inicios de la década del 50, la orquesta también elevó sus estándares musicales y de estatus, al acoger músicos que dejaron de pertenecer a la Sinfonia of London, agrupación que operó desde mediados de los años 50 hasta principios de los años 60. Ese grupo de instrumentistas notables incluyó a Hugh Maguire y Neville Marriner en las cuerdas, Gervase de Peyer en las maderas y Barry Tuckwell en los metales”. En 1956, la orquesta participó en el Johannesburg Festival, África del Sur, después del cual, en 1959, vinculó como Secretario General de la orquesta, a Ernest Fleischmann el director del Festival, cuyo estilo de trabajo durante el Festival había impresionado profundamente a todos los miembros de la orquesta. “Se iniciaba así, la prolongada y fecunda vinculación de Fleischmann a la orquesta, notable por su gran habilidad y acierto en la vinculación de distinguidos directores, muy en especial la del gran Pierre Monteux, así como también en la consecución de prestigiosos directores invitados (Leopold Stokowski, Otto Klemperer, Jascha Horenstein, Antal Dorati, Georg Solti y Colin Davis, entre otros)”. “La permanencia de tres años del anciano Pierre Monteux, (antes de fallecer a los 86 años), dejó profunda huella en la orquesta, pues transformó su organización y le fijó nuevos horizontes que le reafirmaron su dimensión internacional”.

Igualmente trascendental para la orquesta, “..fue la gestión de Fleischmann para la creación del ‘LSO Trust’, un Fondo para financiar algunas prestaciones asistenciales básicas para los músicos, así como también la gestión, pionera en Gran Bretaña, para el patrocinio y aval de firmas comerciales a presentaciones de la orquesta. Bajo ésta modalidad, se hicieron famosos, entre otros, los ‘Peter Stuyvesant Concerts’, con el soporte económico de aquella industria del tabaco”.

En 1966, la orquesta, considerando el gran éxito de los Philharmonia Chorus, decidió formar su propio coro, el London Symphony Chorus. Ese año, el gran director húngaro István Kertész, quien había sido nombrado en 1964, inició la gestiones ante el gobierno, para lograr que la Orquesta fuera designada como residente, en el Barbican Centre, cuya construcción ya se iniciaba en esos días. También, durante aquellos días se inició la vinculación de Leonard Bernstein a la orquesta, con una multitudinaria presentación de la Octava Sinfonía, ‘Sinfonía de los Mil’ de Mahler, en el Royal Albert Hall.

El 25 de Noviembre de 1971, durante la era de André Previn, se realizó en el Royal Festival Hall el ‘L.S.O. Gala Concert’, “…un evento memorable, pues allí, en un hecho sin precedentes, el director titular André Previn, quien transitoriamente cedió su puesto en el podio al ‘Her Majesty’s Prime Minister and First Lord of the Treasury’ Edward Heath allí presente, quien dirigió la Obertura de Concierto ‘Cockaigne Op. 40’ de Edward Elgar, la cual formaba parte del programa del Concierto de Gala. El Primer Ministro Heath no era tan lejano a la orquesta, pues en su trayectoria anterior fue miembro del L.S.O.’s Trustees y también Gobernador del Royal College of Music”.
Al retiro de André Previn en 1971 (cuya permanencia de 11 años en la dirección de la orquesta ha sido la más prolongada), el gran director italiano Claudio Abbado (fallecido en Enero de 2014), asumió como director principal de la orquesta, precisamente durante el año 1979, el de la conmemoración del Diamond Jubilee (75 años), ocupando éste cargo entre 1979 y 1987.

En cuanto a la música no sinfónica, en 1978 la Orquesta Sinfónica de Londres compartió tres Premios Grammy por grabaciones en la Serie ‘Star Wars’ y las grabaciones ‘Classic Rock’, éstas últimas que también hicieron posibles los Tours Classic Rock de la orquesta.

Desde 1982, la residencia de la Orquesta Sinfónica de Londres es el Barbican Centre, lográndose entonces el objetivo que en 1964 se había fijado István Kertész.
El director norteamericano Michael Tilson Thomas remplazó en 1989 a Claudio Abbado, como director principal de la orquesta. Ese mismo año, la orquesta fue la primera ganadora del ‘Orchestra Award’ establecido por la Royal Philharmonic Society.

La lista de prestigiosos directores que se vincularon a la orquesta en sus primeros años, se engrosaría en forma impresionante durante las últimas décadas: Félix Weingartner, Fritz Steinbach, Adrian Boult, Leonard Bernstein, Karl Böhm, Richard Strauss, George Szell, Zubin Mehta, Pierre Boulez, y Seiji Ozawa, entre muchos otros. Igualmente significativo para la orquesta, es el listado de Grandes Compositores que han sido invitados a dirigir sus obras, muchas de ellas en sus premières: Sir Edward Elgar, Carl Nielsen, Richard Strauss, Gustav Holst, Ralph Vaugham Williams, Sir William Walton, Sir Anthony Bliss, Aaaron Copland y Benjamin Britten, entre otros.

En 1995, fue nombrado director principal Sir Colin Davis (recientemente fallecido), quien orientó muchos de sus esfuerzos al Festival ‘Berlioz Odyssey’, para presentación de la obra integral de Hector Berlioz.

Desde 2007, el Director de la orquesta es el gran director ruso Valery Gérgiev.


* Bibliografía:

MACKENZIE C., etc Gramophone, Golden Jubilee issue, April, 1973

SCHOLES, Percy A. ‘The Oxford Companion to Music’. Oxford University Press. England

HURD, Michael. ‘The Orchestra’. Phaidon Press Ltd., London

SCHONBERG, Harold C. ‘The Great Conductors’. Victor Gollancks Ltd., London

PUDNEY, Douglas. ‘LSO Gala Concert’. EMI Records, ASD 2784

MAY, Robin. ‘Behind the Baton, A who’s who of Conductors’. Frederick Muller Ltd., London

Por Augusto Sorzano Puyana / Especial para El Espectador

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar