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Para subirle el volumen al retrovisor

La banda colombiana Nawal presenta "Progreso y retroceso", su tercer álbum de estudio, en el que hace un guiño al rock de antaño sin olvidar el reggae hecho a 2.600 metros sobre el nivel del mar.

Juan Carlos Piedrahíta B.
17 de agosto de 2016 - 03:34 a. m.
Nawal nació en 2002 y desde el comienzo sus integrantes han incorporado mensajes sociales y ecológicos.  / Cortesía
Nawal nació en 2002 y desde el comienzo sus integrantes han incorporado mensajes sociales y ecológicos. / Cortesía

Para producir su tercer disco, los integrantes de la banda Nawal desordenaron su entorno en busca del camino. Hicieron la analogía y la música era su casa, un espacio geográfico, histórico y emocional al que debían darle un vuelco significativo para establecer el equilibrio y seguir adelante con su propuesta.

En ese proceso de desorden controlado, el grupo contó con aliados importantes. Por un lado tuvo el apoyo incondicional de la memoria de lo que escuchaban sus integrantes cuando eran niños, y por otro lo respaldó el conocimiento de todas las partes que componen una máquina sonora que está aceitándose desde el 2002.

El recuerdo y la sincronía acudieron a la solicitud de Nawal tan pronto la agrupación comenzó la realización de Progreso y retroceso, su más reciente álbum, que será presentado en vivo el viernes 19 de agosto en el Auditorio Lumiere, en Bogotá. El registro tiene ocho canciones hermanadas por el sonido, pero distantes en sus intencionalidades.

“Preferimos no hablar de evolución en el arte. Para nosotros, los discos que ha publicado la banda están sintonizados con movimientos personales y colectivos. Los registros, incluido Progreso y retroceso, han sido momentos importantes que queremos plasmar para nosotros y para los demás. Hemos tenido álbumes muy eclécticos y los dos EP que conocen nuestros seguidores sirven un poco de prólogo para lo que hemos hecho después en la producción”, cuentan los integrantes de Nawal, un grupo que siempre ha vinculado la música con temáticas sociales y ambientales.

Los mensajes de sus canciones, motivados por preocupaciones humanas y naturales, tienen una vestimenta instrumental particular. Los sonidos del rock de los 80 y de los 90 comandan la base sonora sobre la que Nawal estructura su propuesta. Muchos de sus integrantes se conocieron jugando básquet en el parque y, además del deporte, encontraron que la música era un común denominador que valía la pena tener en cuenta.

“Dentro de lo orgánico, lo que más nos gusta está relacionado con el sonido de los sintetizadores. En Ecco, nuestro segundo álbum, ya habíamos insinuado muchos matices de trip hop, del punk y del rock, pero en Progreso y retroceso le metimos espectros mucho más amplios sin olvidarnos de nuestro reggae, que es posible hacer únicamente a más de 2.600 metros sobre el nivel del mar”.

Nawal sacó el nombre del trabajo discográfico Progreso y retroceso de un juego de palabras presente en el texto Historias de cronopios y de famas, del escritor argentino Julio Cortázar. Lo que más les llamó la atención a sus integrantes es que esa expresión con carácter lúdico se puede interpretar desde muchas perspectivas. Por ejemplo, el progreso es sinónimo de retroceso cuando se atenta contra el ambiente y cuando los seres humanos no se preocupan por sus semejantes. Por eso adoptaron la expresión y la pusieron a encabezar el álbum.

“Para Progreso y retroceso hicimos ocho canciones, y esas fueron las que publicamos en este álbum. Este disco nació al revés, porque se hizo a partir de un jam. No pensamos tanto y después entramos a la labor cuidadosa de producción. Ese proceso duró seis meses y es la primera vez que optimizamos el tiempo, porque antes éramos muy desordenamos con nuestro trabajo”, cuentan los integrantes de Nawal, quienes incluyeron en su registro canciones como Así pasó, Lo nuestro en ti, Supernova y Quintana’s Night Rock, dedicada al ciclista Nairo Quintana.

En Nawal, la música evoca instantes precisos del sonido de las décadas pasadas con sus teclados de antaño y la contundencia de su bajo como soporte instrumental. Las letras, y así lo han manifestado los artistas bogotanos, tiene la misión de tocar las almas y transformarlas. Desde el nombre, la banda recoge un concepto ancestral, así que sin quererlo estuvo implícita la urgencia de hablarle al público a través de ese vehículo eficiente llamado música.

“Nawal tiene la simbología de la w en medio de dos a, es decir la unión entre América y África, pero con el tiempo supimos que era una palabra de Oriente Medio. Incluso hay una artista que se llama así, pero ya no podíamos cambiar de nombre. El formato instrumental es el adecuado para nosotros como integrantes, porque desde el comienzo pensamos que lo que se escuchaba en estudio se debía poder interpretar en tarima. Ese ha sido nuestro lema desde que debutamos”.

Y para comprobar que la premisa desde el inicio sigue siendo verdadera, la agrupación someterá las canciones de Progreso y retroceso a la valoración pública durante su jornada de lanzamiento en vivo. Nawal le sube el volumen al retrovisor y, con sonidos de los 80 y 90, sigue pensando en lo que vendrá.

Progreso y retroceso, lanzamiento en vivo, viernes 19 de agosto, 9:00 p.m., en el Auditorio Lumiere, carrera 14 Nº 85-59, Bogotá.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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