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‘Les Années de Grace Kelly, Princesse de Mónaco'

En París se inauguró en el Salón Saint-Jean del Hotel Ville la exposición que presenta la historia de la dama que se transformó de una estrella de Hollywood a la princesa de Mónaco.

El Espectador
10 de junio de 2008 - 06:59 p. m.

Grace Kelly, la actriz preferida de Alfred Hitchcock, fue princesa de Mónaco hasta que en 1982 murió en un accidente automovilístico. Sin embargo, ese país no ha olvidado que ella les dio la elegancia y el glamour que nunca habían tenido.

Por eso, en la capital francesa se podrá apreciar hasta el 16 de agosto desde la estatuilla del Premio Oscar que ganó en 1955 gracias a su actuación de ‘The Country Hill', hasta su diploma de estudios de Stevens School.  

La exposición exhibe las joyas que lucía la mujer de Raniero de Mónaco, al que conoció en 1955 tras el Festival de Cannes, sus sombreros, sus bolsos y los carteles de los once largometrajes en los que trabajó la actriz de Filadelfia (1929-1982) pueden contemplarse en esta exposición.

Grace Kelly "aportó una elegancia única a Mónaco", caracterizada por "su discreción, su servicio a la cultura y su solidaridad", comentó el primer edil de París, quien subrayó que todo el universo de la musa del "Dial M for Murder" (1954) de Hitchcock "se expresa en esta exposición", inicialmente inaugurada en Mónaco en 2007, con motivo del 25 aniversario de su muerte.

Además, los espectadores podrán ver las misivas originales que Grace recibía de Hitchcock, James Stewart, David Niven, Peter Sellers, Truman Capote, del Palacio de Buckingham o del de la Zarzuela, así como las cartas con firma de la familia Kennedy, Greta Garbo o del retratista español Alejo Vidal-Cuadras.

Entre los objetos que más llaman la atención se cuenta el plano manuscrito con la disposición de los invitados durante su boda en la Catedral Saint-Nicolas de Mónaco en la que Raniero la desposó, además de contratos cinematográficos, fotografías de familia y cuadros, entre otros.

También proyecciones que recuerdan su etapa de musa del cine estadounidense, con reproducciones de decorados de Hollywood en los que el visitante puede mirar a través de una cámara desde un falso ventanal, como Stewart en ‘Rear Window' (1954).

Finalmente, quienes quieran disfrutar del mito de la mujer rubia que acompañaba a Gary Cooper en ‘High Noon' (1952) se encontrarán con el testimonio de una de las vidas más grabadas del siglo XX y con la imagen resucitada de la que seguramente fue una de las caras más glamurosas tanto del cine como de la vida palaciega.

Por El Espectador

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