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Roman Polanski, el director 'perdido'

Aunque superó el caso de violación que lo persigue desde el 77, al cineasta no se le ha visto en público.

Marta Hurtado / Efe
21 de diciembre de 2010 - 04:35 p. m.

Roman Polanski recordará 2010 como el año en que fue privado de libertad por un caso que le persigue desde hace más tres décadas, y en el que vislumbró acabar sus días en la cárcel, una pesadilla de la que se libró, en parte, por ser dueño de un lujoso chalet en Suiza.

Algunos medios franceses vieron el "caso Polanski" como un entramado político-judicial orquestado por EE.UU. para presionar a Suiza a que entregara una lista con 52.000 nombres de contribuyentes norteamericanos con cuentas secretas en el banco helvético UBS.

Otros achacaron "la decisión" a un funcionario de bajo rango con ganas de hacer méritos que acabó metiendo a su país en un embrollo internacional.

Fuera cual fuera la causa, los hechos son que el 26 de septiembre del 2009, el director franco-polaco fue detenido en el aeropuerto de Zúrich donde había llegado para recibir un premio honorario del Festival de Cine de esa ciudad.

Los cargos: una orden internacional de búsqueda y captura dictada por Estados Unidos por un caso de abusos sexuales a una menor acontecido en 1977, una acusación que el director de 'El Pianista' confesó en su momento y por la que ya había pasado 42 días en un centro psiquiátrico de Los Angeles en 1978.

Tras su encierro californiano, el director quedó en libertad condicional a la espera de juicio, pero antes de que éste se celebrara, huyó a Francia y nunca más volvió a pisar suelo estadounidense.

Después de ser detenido en Zúrich, pasó en prisión poco más de dos meses y, tras pagar una fianza de 3 millones de euros, fue confinado al arresto domiciliario en su mansión en la lujosa estación de esquí de Gstaad, una casa que finalmente se convertiría en su salvación.

Además de pagar la cuantiosa cantidad, Polanski se comprometió a no salir de los límites de su propiedad "milky way" (vía láctea) y a portar un brazalete electrónico que permitía a la Policía mantenerlo bajo control en todo momento.

Polanski fue "noticia" durante semanas, ya fuera por el "culebrón" jurídico del que era el único protagonista, o por la publicidad que alcanzó su nuevo filme 'The Ghost Writer', que se mantuvo en las carteleras mucho más de lo usual en los cines helvéticos.

Durante siete meses, el cineasta esperó paciente en su casa a que sus abogados intentaran, siempre en vano, convencer a los fiscales estadounidenses de que su cliente ya había pagado la pena 33 años antes y de que había huido, no por escapar de la Justicia, sino por sentirse víctima de una persecución basada en su notoriedad.

Argumentaban, además, que en 1993, Polanski llegó a un acuerdo extrajudicial con Samantha Geimer -la niña de 13 años de la que abusó- por el que, según la prensa, el director acordó pagarle una indemnización de al menos medio millón de dólares.

Al tiempo que rechazaba todos los recursos presentados por la defensa del cineasta, la Justicia estadounidense preparó la orden de extradición de Polanski y la entregó formalmente a Suiza para que la hiciera efectiva.

La Confederación se tomó varios meses para decidir, en los que aprovechó para pedir a Estados Unidos más datos sobre lo sucedido en 1977 y 1978.

Finalmente, el 12 de julio, la ministra de Justicia suiza, Eveline Widmer-Schlumpf, decidió rechazar la solicitud de extradición utilizando dos argumentos: que la demanda sufría de "un vicio grave" al no quedar probado que el cineasta no hubiera ya purgado su pena, y que se había violado el "principio de confianza".

Este principio "de buena fe" se sustenta en el hecho de que el realizador de 'China Town' nunca se habría imaginado que sería detenido en Zúrich dado que era propietario del "milky way", que había frecuentado con asiduidad en los últimos 3 años.

Tanto la Fiscalía del condado de Los Angeles como el Departamento de Estado se mostraron desolados por la decisión y anunciaron que seguirían intentando la extradición del cineasta en el caso de que fuera detenido en otro país.

El caso "milky way" tuvo, además, otra repercusión: la modificación de la ley de la propiedad en Suiza para que no se pueda vender una casa a un extranjero hasta que las autoridades helvéticas no comprueben que éste no se encuentra en situación de busca y captura.

Tras abandonar la casa "que lo salvó", Polanski desapareció durante cinco días y reapareció en el Festival de Jazz de Montreux, donde su mujer, Emmanuelle Seigner, iba a actuar esa noche. Desde entonces no se la ha vuelto a ver.

Por Marta Hurtado / Efe

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