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“La cima es un lugar frío y solitario”: Édgar Ramírez

El actor venezolano Édgar Ramírez es una de las figuras latinas del momento en Hollywood. Afirma que las heridas son un barniz que define la personalidad de cada quien.

Fabián W. Waintal
02 de enero de 2016 - 01:50 a. m.

Como una de las nuevas estrellas latinas de Hollywood, Édgar Ramírez protagoniza dos superproducciones de Hollywood, casi al mismo tiempo. Con los estudios Warner estrena una versión más moderna de la película de acción Point break, que ya había hecho famosa Keanu Reeves con Patrick Swayze. Y al lado de otros grandes como Jennifer Lawrence y Robert De Niro, también es el protagonista de la producción Joy, de 20th Century Fox, figurando incluso en los títulos por encima de Diane Ladd, Isabella Rosellini y Bradley Cooper.

¿Su camino al éxito tiene tanta acción como la película “Point break”? ¿Afecta ese mismo camino su vida personal?

Obviamente el éxito puede ser un lugar muy solitario, ¿no? Pero es parte del proceso. Viajas mucho, estás lejos de tus afectos, tu rutina cambia, son pocas las cosas que puedes planificar. Yo siento que tengo un oficio extraordinario, pero trato de vivir mi vida de la manera más normal posible. Nadie se imaginaría las horas que pasas encerrado en una habitación de hotel, solo. Lo que la gente ve es cuando vas a la alfombra roja o cuando haces una entrevista, pero las horas de trabajo, la soledad, son difíciles de percibir porque no es lo que se ve.

¿A qué le llama normalidad en su vida?

Por ejemplo, para mí, ir al cine y simplemente disfrutar de una película y comer palomitas de maíz es muy importante. Cuando lo hago me siento muy contento, porque no puedo hacerlo con mucha frecuencia. Es la gran ironía de trabajar en cine. Pero la relación con el éxito no ha sido dramática para mí. Me siento muy agradecido.

¿Qué es lo que más cambia la fama?

Lo he podido ver en amigos. Hay un amigo muy querido, Rubén Blades, con el que trabajé también en la primera película que hice con Robert (De Niro), Hands of stone. Él dice que el éxito es como una torta muy apetitosa que cuando la muerdes te llena de vidrios.

La película “Joy” habla de la pérdida de la inocencia y las heridas que nos deja el amor. ¿Tuvo algún amor que le haya dejado alguna cicatriz que lo llevó a darse cuenta de que había perdido la inocencia?

Sí, claro. Todos hemos sido marcados por fuego. De eso se trata la vida. Nadie dice que iba a ser un jardín de rosas. Tengo una amiga que una vez me dijo: “La vida está para que la camines, pero no está allí para ti solo”. Y me parece que es algo muy poderoso. Obviamente estamos llenos de heridas, como un barniz que nos va haciendo quienes somos. Las alegrías y las heridas son lo que nos forma.

¿Qué tiene en común con el personaje Bodhi de la película “Point break”?

Yo... cero. Nunca antes lo había pensado, porque en el momento que estaba haciendo el personaje no me daba cuenta... Fue todo muy inconsciente.

¿Ni siquiera se parece en el gusto por la aventura?

Sí, pero yo no soy un tipo extremo, por eso me pareció una experiencia que justamente iba a empujar mis límites. Me lindé de la cima del Salto Ángel (Venezuela). Estuve por encima de la catarata más alta del mundo, donde caen las dos vertientes de agua. Estuve en el tope del Montblanc (Monte Blanco) en la parte italiana, en un área que no era más de 6m². Aprendí a surfear en el Pacífico Sur en medio de.... obviamente en las olas gigantescas me hubiese matado, no estuve allí, pero Laird Hamilton, uno de los surfistas más grandes del mundo, fue el que me enseñó en Haití a hacer surf al lado de ballenas y delfines. ¡Yo estaba rogando que no aparecieran los tiburones! Obviamente me daba miedo. Era un ambiente en el que nunca me había encontrado, pero justamente busco ese tipo de personajes.

¿La mejor lección que aprendió?

Yo no había crecido haciendo surf ni cerca del océano como Luke Bracey. Por eso, para mí, toda la experiencia fue muy nueva con el surf y el resto de los deportes extremos de la película que pudimos practicar. Pero con el surf, por ejemplo, aprendí que ninguna ola es idéntica a la anterior y ese preciso momento es único en tu vida. No hay forma de recrearlo, más allá de un recuerdo en la memoria. Y supongo que pasa lo mismo con los personajes en el cine. Lo que hicieron Keanu Reeves y Patrick Swayze (en la versión original de 1991) fue algo único y hermoso. Es imposible de recrear y nosotros solo tratamos de capturar la esencia de la historia, sobre el sueño quebrado y la quebrada promesa de que el capitalismo pueda salvarnos. Y sin ir demasiado profundo en ese tema, creo que la mejor metáfora que impusieron Keanu y Patrick con la primera película es que no importa lo que hagas en la vida, hay que hacerlo con la mejor pasión, comprometiéndote por completo en lo que realmente te gusta.

¿Llegó a hablar con Keanu Reeves y lo que piensa sobre la nueva versión de “Point break”, aunque su personaje no sea el que interpretó él?

No llegué a hablar de eso, pero lo vi, cuando estábamos en el medio de la filmación en Lion (Francia). Nos presentó el delegado general del Festival de Cannes y el que organiza Lion. Y le comenté a Keanu: “¿Sabes que estoy haciendo Point break?”. Y dijo: “¡Ah! ¡Qué cool!”, pero no dio para más, porque había un montón de gente y estábamos a punto de entrar en un evento.

¿Y qué podemos saber sobre su personaje de la película “Joy”?

Te puedo contar sobre la experiencia de Joy, pero no puedo contar mucho sobre el personaje, porque realmente queremos que sea una sorpresa. En la película yo soy Tony, el esposo de Joy (Jennifer Lawrence), y soy parte justamente de esa relación afectiva. Es una historia sobre el éxito, pero lo que muy pocas veces se cuenta, acerca del conflicto una vez alcanzado el éxito. Me muero por contarte más, pero no me lo han permitido. Hay una sorpresa muy agradable. Puedo decirte que mi personaje y yo nos parecemos bastante en el optimismo y el deseo de proteger a la gente que amo.

Su nombre aparece en los títulos de esa película por debajo de Robert De Niro y por encima de Bradley Cooper, Diane Ladd e Isabella Rossellini...

Es un gran privilegio. Es mi segunda película con Robert… y suena raro llamarlo Robert a De Niro, generalmente le decimos Bob. Pero tengo el gran privilegio de poder decirlo: para mí es como familia. Me siento muy afortunado. Al final es algo muy subjetivo, muy personal, y tiene que ver con poder hacer lo que te apasiona. Y esa emoción, esa alegría, esa satisfacción de poder compartirla con la gente que amas es impagable.

La canción de la película “Joy” en español se traduce algo así como “No siempre se obtiene lo que quieres, pero con suficiente tiempo vas a encontrar lo que necesitas”. ¿Qué cosas son las que pidió en su vida y todavía no consigue y cuáles son las cosas que necesitaba y finalmente las logró?

¡Qué buenas preguntas! Yo fui muy afortunado. Todas las cosas que he pedido se han cumplido. Es más, se han cumplido con creces, mucho más de lo que yo me imaginé. El hecho de poder hacer cine y poder vivir del cine ya es una hazaña. Es una gran satisfacción poder trabajar con gente tan creativa y tan especial, no solamente en los Estados Unidos sino en diferentes territorios. Para mí es una gran satisfacción y un sueño que se cumplió. No tengo aspiraciones como “Ya logré hacer esto, ahora me toca lo otro”.

¿No busca la cima más alta entonces, como su personaje en “Point break”?

No. La cima es demasiado extrema, es un lugar superfrío y solitario por lo general. ¿Después de la cima qué queda? Queda ir para abajo. Prefiero un camino horizontal. Creo que así voy a llegar mucho más lejos.

 

Por Fabián W. Waintal

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