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El "niño bonito" que creció en la música

El artista nacido en Puerto Rico está convocado para el show ‘Estrellas de la Salsa’, al lado de Andy Montañez, Oscar D’ León y Rey Ruiz, entre otros.

Juan Carlos Piedrahíta B.
10 de mayo de 2014 - 03:40 a. m.
Ismael Miranda lleva más de 45 años en la salsa. Hizo parte de la Fania All Stars y sigue vigente en el canto y la composición. / Cortesía Idartes
Ismael Miranda lleva más de 45 años en la salsa. Hizo parte de la Fania All Stars y sigue vigente en el canto y la composición. / Cortesía Idartes

Por esas cosas extrañas de la vida, el salsero Ismael Miranda es diabético. Su cuerpo no tiene la capacidad para digerir de manera adecuada las glucosas y es curioso que, mientras su labor se relaciona con el azúcar, él no la pueda asimilar y le toque comprar medicamentos antes de los viajes para evitar contratiempos durante sus extensas jornadas sobre las tarimas del mundo latino.

Con lo que no ha tenido ningún percance es con su voz, esa campana exclusiva que a lo largo de más de 45 años lo ha convertido en una de las figuras indiscutibles de las denominadas Estrellas de la Fania. Ismael Miranda y Héctor Lavoe eran los más jóvenes de ese selecto combo, que se debatía entre el talento y el exceso. Tal vez esa es la razón por la que el público pensaba que entre los dos había rivalidades. Nada más lejano de la realidad, porque siempre fueron amigos y buenos colegas. No en vano, Miranda aceptó desempeñar el papel del padre de Lavoe en la película que protagonizó hace algunas temporadas Marc Anthony.

Ismael Miranda, hoy mencionado sin excusas dentro de cualquier listado ficticio integrado por los soneros boricuas más relevantes, hizo parte de la agrupación del compositor y productor nacido en Nueva York Larry Harlow. Esa experiencia lo llenó de convicción para integrar uno de los ensambles más emblemáticos de las sonoridades tropicales: La Fania. Así que desde la ya lejana década de 1970 es conocido como el Niño Bonito.

“Ese apodo me gustaba mucho. Creo que Johnny Pacheco, el responsable del sobrenombre, me hizo un favor al principio, pero ahora no sé qué tanto agradecerle porque gasto mucho billete en ropa, cremas y cosas de vanidad. Estoy pensando sinceramente en demandar al gran maestro”, afirma Miranda, quien se ha encargado de llevar a los terrenos de la salsa y el bolero temas tradicionales de la canción en América Latina como La copa rota, La cama vacía y algunos clásicos del mexicano José Alfredo Jiménez.

Se considera un artista del pueblo, aunque en los últimos años se ha ocupado de la interpretación de creaciones urbanas y con mensajes religiosos. Muchos de sus amigos ya no están en este mundo. Las ausencias de Joe Cuba, Tite Curet Alonso, Tito Puente y Héctor Lavoe, por mencionar sólo algunos, lo han motivado a continuar divulgando la música latina en todos los rincones del planeta. Para Miranda, la salsa, en su voz, en la de sus contemporáneos o en la de jóvenes exponentes, debe seguir rodando.

“En más de cuatro décadas no he hecho otra cosa que cantar. En la música y a estas alturas mi competencia soy yo mismo, porque la gente me pide los mismos temas que grabé hace muchas décadas y me ha resultado difícil que el público conozca lo nuevo que estoy haciendo porque yo no me quedé en aquella época de antaño”, confiesa el salsero que ha vinculado en un mismo espectáculo el poder de las manifestaciones rumberas con la seducción del estilo del bolero.

A finales de la década de 1990, Ismael Miranda visitó Colombia en compañía de Andy Montañez. Ambos cantantes aprovecharon la oportunidad para demostrar la amplitud de su registro vocal y su espectáculo estuvo planteado como un show salsero de primer nivel en el que aparecieron con indumentarias elegantes y asumieron el rol de maestros de ceremonias. Como es costumbre entre los soneros, hicieron un recorrido sabroso y melancólico por varias de las orillas melódicas del son y el bolero, incorporando también elementos urbanos.

Miranda habla con mucho respeto de las más importantes figuras de la salsa y a veces parece que no sintiera que es una de ellas. Le dolió la partida de Joe Cuba hace un par de años, porque estaba en plena gira de conciertos y fue el propio Johnny Pacheco quien lo llamó para darle la mala noticia. Sin embargo, piensa que a uno de los artistas fallecidos que más extraña es al compositor puertorriqueño Tite Curet Alonso. “Ese señor era una máquina de creación impresionante, pero lo que más resalto es que no hacía las canciones en serie sino que todas la salían buenas y distintas. Para mí, Tite Curet era más un sastre que un compositor porque hacía las letras a la medida”, cuenta el boricua.

Para el cierre de la jornada de hoy del Festival Salsa a Parque, evento organizado por Idartes, está programado el show Estrellas de la Salsa, con la presentación de Andy Montañez, Oscar D’ León, Rey Ruiz, Javier Vásquez, Mauro Castillo y, por supuesto Ismael Miranda.

En Colombia, Miranda quiere demostrar que la salsa sigue en crecimiento, que ha cambiado, pero que no ha perdido el norte ni mucho menos el golpe al que tanto hacen referencia los melómanos. Además tiene la firme intención de establecer que en él la ausencia de azúcar es una cuestión de cuerpo y no de espíritu.

 

Salsa al Parque, sábado 10 de mayo, Parque Metropolitano Simón Bolívar (Bogotá). Entrada libre.

 

 

jpiedrahita@elespectador.com

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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