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Con el sabor de la liturgia

La obra de José María Vitier ha sido presentada con éxito, incluso, en el Vaticano. En Colombia estará a cargo de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.

Juan Gabriel Vásquez - jpiedrahita@elespectador.com
28 de septiembre de 2013 - 09:00 p. m.
El cantante  Amaury Pérez interpreta la ‘Misa Cubana’. En el fondo José María Vitier, director y compositor de la obra.     / Cortesía OFB
El cantante Amaury Pérez interpreta la ‘Misa Cubana’. En el fondo José María Vitier, director y compositor de la obra. / Cortesía OFB

En la Misa Cubana el sermón siempre es distinto. Se modifica el contenido y cambia también el ritmo al interpretarse de diferentes maneras, de acuerdo con las necesidades artísticas y musicales. Los textos en latín se mantienen intactos desde hace tres décadas porque, al fin y al cabo, fueron la fuente primaria en la que se inspiró José María Vitier, compositor, pianista y director cubano, para pensar en la realización de una pieza en la que mezclaran contenidos litúrgicos con elementos de la tradición folclórica de la isla.

La idea inicial de esta obra conceptual la tuvo Vitier en 1990, cuando surgió la necesidad interior de diseñar un homenaje artístico a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona suprema de los cubanos. La iniciativa no tuvo eco y las divagaciones eternas del compositor quedaron consignadas en varios papeles, que después, en 1996, su esposa se encargó de recopilar. Fue ella quien se dio a la tarea de escribir los textos en castellano, mientras él se dedicaba a la elaboración de las partituras y a repasar los contenidos en latín.

“La Misa Cubana la estrenamos en la Catedral de La Habana hace casi 30 años y desde su creación ha tenido cambios significativos porque ha ido madurando. Por ejemplo, en Colombia vamos a estrenar cosas que no hemos hecho en conciertos anteriores, cada año la obra se renueva. La pieza está terminada. Tiene un comienzo y un final, pero cada concierto es una experiencia distinta”, comenta José María Vitier, quien se formó como músico en el Conservatorio de La Habana y mantiene con los integrantes de la Nueva Trova Cubana una relación estrecha. Incluso, Silvio Rodríguez fue la primera voz de la Misa Cubana, pero después su rol fue asumido por Amaury Pérez, otro de los integrantes de este reconocido movimiento cultural.

Los textos poéticos de Silvia Rodríguez Rivero, esposa de José María Vitier; los elementos ancestrales como Kyrie Eleison, Gloria, Sanctus y Agnus dei; las manifestaciones de la cultura afrocubana y buena parte de la tradición yoruba tienen un lugar de encuentro en la Misa Cubana. El mestizaje se produce gracias a la música y motivada por las múltiples facilidades sonoras que tiene la mayor de las Antillas. 

“Debo confesar que no fue difícil la fusión de todos esos elementos, porque en toda mi obra siempre ha habido un diálogo fluido entre la música popular y la música culta. Desde hace más de tres décadas estoy perfeccionando ese diálogo, fue tan placentero hacerlo que todo lo que puede convertirse en dificultad se traduce en retos artísticos. El resultado sonoro permite que la gente sienta lo sincera y honesta que es la Misa Cubana”, dice Vitier, quien cree que ya está acostumbrado a componer desde la fusión porque la gran riqueza de la música de su país se traduce en la multiplicidad de ingredientes que la componen.

 Esta pieza fue concebida como tributo a la Virgen de la Caridad del Cobre, pero para hacerle el reconocimiento merecido, el compositor cubano tuvo que adelantar una extensa investigación. En ese proceso se encontró con que su historia no es muy conocida en la isla, a pesar de ser uno de sus símbolos internacionales. El primer paso fue leer mucho sobre el personaje para abordarlo desde todas sus aristas. Accidentalmente, o por gracia de Dios, como quiera tomarse, llegó un punto en el que la visión religiosa se confundió con la leyenda popular y se creó una nueva realidad que nadie se atreve a discutir. 

“Soy un músico cubano, y como tal estoy acostumbrado a la fusión, a modificar la realidad y a convertirla en arte. La música cubana está llena de géneros, de motivos, de territorios diferentes, yo los disfruto todos, he tratado de rendir homenaje a mis maestros. Trato con este humilde trabajo de que esta tradición no se pierda y se conserven estas raíces, asimismo den frutos nuevos para seguir evolucionando. La Misa Cubana en alguna medida pone su granito de arena en esta continuidad de la música en la isla y en la apuesta que he hecho de vida a favor de la música como pensamiento, como creación, como forma de entender el mundo”, asegura José María Vitier, quien fue fundador del Grupo Síntesis y realizó en Guadalajara la ópera Santa Ana, con textos del desaparecido escritor mexicano Carlos Fuentes.

La Misa Cubana ha sido interpretada en muchos países. Las voces principales de Amaury Pérez y Bárbara Llanes se han responsabilizado de su ejecución en América y Europa. “Nosotros fuimos con toda la orquesta cubana hasta Italia, y fue una emoción muy importante porque estábamos en la capital de la cristiandad, allí estrenamos un fragmento nuevo en el que se mezclan cánticos en latín con frases de la tradición yoruba. La primera vez que lo hicimos fue allí en Roma. Estábamos un poco preocupados porque era una fusión fuerte con todo ese mundo de la influencia afrocubana, pero la recepción fue espectacular, fue una emoción intensa y la reafirmación de que estábamos en el camino correcto”, concluye José María Vitier. Él está listo para decir hasta misa en Colombia respaldado por la Orquesta Filarmónica de Bogotá, eso sí solo hablará el lenguaje de la Misa Cubana.

Viernes 4 y sábado 5 de octubre, 8:00 p.m. Teatro Colsubsidio. Calle 26 N° 25-50. Informes y boletería: 593 6300 y www.tuboleta.com.

José María Vitier, el autor de la ‘Misa cubana’

"La ‘Misa Cubana’ en alguna medida pone su granito de arena en esta continuidad de la música en la isla, y en la apuesta que he hecho de vida a favor del arte”.

No fue difícil la fusión de todos esos elementos porque en toda mi obra siempre ha habido un diálogo fluido entre la música popular y la música culta”.

Por Juan Gabriel Vásquez - jpiedrahita@elespectador.com

 

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