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Fernando Londoño Henao, visionario con sazón

Ricardo Alarcón, gerente general de Caracol Radio recuerda a uno de los pioneros de la radio y la televisión en Colombia, quien falleció esta semana en Bogotá.

El Espectador
11 de agosto de 2013 - 02:00 a. m.
 Fernando Londoño Henao (izq.) durante un almuerzo de amigos en su casa  campestre en 1981, haciendo gala de  su talento culinario. / Archivo - El Espectador
Fernando Londoño Henao (izq.) durante un almuerzo de amigos en su casa campestre en 1981, haciendo gala de su talento culinario. / Archivo - El Espectador

Visión es una de las palabras que mejor definía a Fernando Londoño Henao: una cierta clarividencia que lo llevó a transformar dos tecnologías (con un crecimiento incipiente) en rentables negocios mediante la inclusión de nuevos contenidos, formatos y programas que cautivaron a una audiencia creciente y que, a la larga, impactaron fuertemente la evolución de la radio y la televisión colombiana.

Su nombre es indispensable a la hora de explicar cómo fue el desarrollo de los medios de comunicación en Colombia, pues de su mano arrancó el modelo de comercialización de espacios de televisión en el país, cuando era una forma de comunicación controlada enteramente por el Estado con escasa, o nula, participación de iniciativas privadas. Fue en 1955 cuando fundó TVC, la primera programadora del país, empresa que para 1969 pasó a llamarse Caracol Televisión.

Antes de abrir TVC, Londoño Henao ya se había involucrado en el mundo de los medios de comunicación a través de la gerencia de Caracol Radio, compañía que empezó a dirigir desde 1949 y, aunque técnicamente no fundó la compañía, su nombre está profundamente anclado al desarrollo y éxito de esta gran emisora.

“Cuentan que él tuvo la idea de comercializar la televisión cuando aún no se sabía muy bien cómo financiarla. En ese momento, lo sé, esto fue muy controvertido”, explica Ricardo Alarcón, gerente general de Caracol Radio, una de las tantas personas que trabajó con Londoño Henao a través de los años.

¿Cuáles fueron las contribuciones de Londoño Henao al desarrollo de la comunicación en Colombia?

Él convirtió a Caracol Radio en una cadena nacional. En ese momento existía lo que se conocía como el triángulo de oro en la radio, constituido por emisoras Nuevo Mundo (Bogotá), La Voz de Antioquia (Medellín) y La Voz del Río Cauca (Cali). Él convirtió esto en una cadena nacional. En televisión estuvo involucrado en la creación de un pool, la alianza entre Punch, Caracol y RTI, que permitió la transmisión en Colombia de cosas como mundiales de fútbol y Juegos Olímpicos. También en radio, junto con su hijo, trajo a Yamid Amat a Caracol cuando él era, sobre todo, un hombre de medios escritos. Fue una jugada muy agresiva, muy audaz en su momento. Con esto Yamid se convirtió en el gran innovador de la radio informativa en Colombia.

¿Qué recuerda de Londoño Henao como persona, más que como empresario?

Lo conocí hace mucho tiempo, a finales de los años 80. Siempre me impresionó que, aparte del tema profesional, era un magnífico cocinero, uno de los mejores. Era un gran gourmet, una persona muy refinada en la cocina y en la comida. Este fue su hobby, y lo fue durante mucho tiempo. También jugaba religiosamente golf una vez a la semana con personas como el expresidente Alfonso López Michelsen; creo que lo hizo hasta que falleció el expresidente.

¿Qué tan involucrado estuvo en la emisora después de dejar la gerencia?

Él puede haber sido la persona que más años ha estado vinculada directamente en un medio de comunicación. Fue gerente, presidente, accionista. Hasta su muerte fue socio y miembro de la junta directiva de Caracol Radio. De vez en cuando me llamaba para comentarme cosas acerca de un programa, por ejemplo. Le gustaba mucho llamar y preguntar por las cosas que estábamos haciendo.

¿Del lado gerencial, cuáles fueron sus mayores enseñanzas?

Él insistía mucho en que no olvidáramos la prudencia en los gastos. Era una persona muy aterrizada. Cuando nosotros nos entusiasmábamos mucho con algún proyecto, él siempre trataba de imponer el lado sensato: “Todo perfecto, pero no se olvide que hay que tener mucho cuidado con los gastos”. Era una persona seria, algunos incluso dicen que distante. No era alguien que estuviera haciéndose amigo de todo el mundo. Un hombre en su sitio, al que jamás vi descomponerse por algo que lo molestara.

Por El Espectador

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