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Los trámites que arruinan las fiestas

La burocracia les quita a los gestores las ganas de trabajar por la cultura. Este evento gratuito casi se cancela por culpa de los trámites.

Mariángela Urbina Castilla
02 de agosto de 2014 - 04:31 a. m.
La banda Planes durante el Festejo Radio Pachone, el 26 de julio de este año. / Cortesía Backstage
La banda Planes durante el Festejo Radio Pachone, el 26 de julio de este año. / Cortesía Backstage
Foto: BACKSTAGE

Gabriela Supelano y su equipo del Festejo Radio Pachone revisaron muchas veces los permisos que necesitaban para realizar su evento en el Parkway. El año pasado llevaron a cabo el primero frente al Carulla de la calle 85 y fue todo un éxito: ningún atraco, bronca o suceso incómodo. Sólo música, baile y buena vibra. Para 2014 querían crecer. La tarima móvil del Instituto Distrital de las Artes se les había quedado pequeña: nueve bandas invitadas, alrededor de 100 personas dedicadas a la cultura estaban ya listas esta vez para tocar al lado del monumento del Almirante Padilla. Pero cuando faltaban 12 horas para que se desatara el Festejo, el Fondo de Prevención y Atención de Emergencias (Fopae) les informó que el mapa del sitio estaba mal hecho, que faltaban unos árboles por dibujar y que no se haría ninguna fiesta. No en el Parkway.

“La idea es tomarnos el espacio público para la cultura y hacer un festival gratuito”, les dijo Supelano. Pero no había nada que hacer sin el permiso del Fopae, entidad encargada de velar por la seguridad y la salud de la ciudadanía en eventos que aglomeren más de 50 personas.

Si usted es un gestor cultural sin mayores recursos y quiere usar una plaza o la calle para algún evento sin ánimo de lucro, debe revisar el decreto 453 de 2013 y descubrir a qué entidad le corresponde la administración del predio. Si le toca con el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), como a los organizadores del Festejo Radio Pachone, necesita presentar un plan de manejo del evento, el aval de la Alcaldía Local, la aprobación del Fopae y la expedición de dos pólizas que amparan el cumplimiento del plan de manejo. Eso último cuesta $100.000. Ahora, es probable que el procedimiento sea distinto si la entidad encargada de las regulaciones del parque es otra, por ejemplo el Instituto Distrital de Recreación y Deporte. Lo importante es que no debe pagar nada además del valor de las pólizas, en teoría.

“Es tenaz, pero ponen tantas trabas que a uno le toca buscarse un conocido y pasarle plata debajo de la mesa para agilizar las cosas”, afirma un productor cultural. En palabras de Gabriela Supelano, “la mayoría termina haciendo las cosas ilegalmente. Nosotros no queríamos”.

Los de Radio Pachone tenían el aval de la Alcaldía y de hecho fue el alcalde local quien directamente solicitó el espacio al IDU. Tenían también la bendición del Ministerio de Cultura, pues habían sido los ganadores de una convocatoria. Gracias a eso disponían de $15 millones para montarlo todo, aunque el dinero no alcanzó para los organizadores, quienes durante meses trabajaron gratis.

Ocho días antes, el IDU les dijo que la Armada tenía ocupado el lugar porque estaban arreglando el monumento del Almirante Padilla en el Parkway. “Decidimos ir directamente a la Armada a preguntar. Nos dijeron que el monumento estaría arreglado para la fecha”, cuenta Supelano.

El teléfono roto entre las instituciones hizo que los productores del Festejo perdieran tres días, según ellos, necesarios para hacer algunas correcciones al primer plan de emergencias que presentaron, exigidas por el Fopae: habían armado su documento basados en un formato viejo que aún está disponible en la web y por eso tenía varios problemas. Así, era muy escaso el tiempo para dar solución a un montón de algoritmos y términos técnicos incomprensibles, cuando quienes deben entenderlos son expertos en cultura y trabajo comunitario.

Finalmente, el Fopae respondió que el evento no podría realizarse. Según Gabriela Supelano, por minucias como que los árboles no estaban en el mapa. “Teníamos todo listo; ambulancias, todo”, dice. Sin embargo, de acuerdo con el IDU, “Radio Pachone no cumplió con varios requisitos del decreto de aglomeraciones, entre otros el plan de evacuación”, y agregan que sus organizadores no radicaron directamente ningún documento, pues la Alcaldía Local fue quien hizo la solicitud. Dan a entender con esto que no tienen nada que alegar.

De la negativa se enteraron 12 horas antes del evento y como último recurso decidieron buscar un lugar privado para no quedarse llorando sobre la leche derramada.

En palabras de Daniel Bejarano, gestor cultural que ha trabajado con distintas organizaciones y fundaciones, “uno de los problemas de Bogotá es que no tiene teatros ni espacios culturales. Si tú vas a un barrio como El Paraíso, ves a un montón de muchachos caminando de un lado a otro. Caminando porque no tienen de verdad nada más que hacer”. Ante la carencia, el espacio público es lo que queda para la cultura.

Los organizadores de esta clase de encuentros culturales que tienen fines altruistas se valen de mil estrategias. Así lo aseguró William Jiménez, coordinador regional de la Fundación Tiempo de Juego, que trabaja por los niños en Cazucá. “Las cosas han cambiado porque ahora somos más grandes y trabajamos con muchos niños. Nos llegan 1.300 a la semana. Pero cuando estábamos empezando hacíamos muchas cosas. Por ejemplo, le cambiamos la fecha a un permiso viejo, lo presentamos como actual y la policía ni se dio cuenta”.

El problema, como bien lo dice Bejarano, “es que a uno se le van quitando las ganas de seguir en la lucha”. Una lucha que, entre otras cosas, reduce el miedo a pisar las plazas. Si en la calle hay tambores, pintura, mimos o danza, es más fácil abrir las ventanas.

 

 

mariangelauc@gmail.com

@mariangelauc

Por Mariángela Urbina Castilla

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