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Muere Marc Riboud, fotógrafo de la flor ante el fusil

Decía ser un paseante, fotógrafo más que fotoperiodista, y le gustaba tomarse su tiempo para capturar, en blanco y negro, momentos cruciales de un mundo en constante cambio.

EFE
31 de agosto de 2016 - 09:35 p. m.
El fotógrafo Marc Riboud en 2009. / AFP
El fotógrafo Marc Riboud en 2009. / AFP

El fotógrafo francés Marc Riboud, conocido mundialmente por imágenes como la de la chica con una flor delante de unos fusiles en Washington o la del pintor de la torre Eiffel, ha muerto a los 93 años de edad.

En la página en internet del propio Riboud, la información sobre su fallecimiento aparece debajo de una imagen del fotógrafo con una cámara de fotos y la frase de un papa de la Edad Media: "Ver es el paraíso del alma".

Alain Genestar, director de la revista "Polka Magazine", de la que Riboud fue uno de sus padrinos, lo calificó de "fotógrafo paseante" y explicó en la emisora "France Info" que la fotografía del pintor de la torre Eiffel de 1953 que lo hizo conocido internacionalmente la consiguió pese a que ese día sólo se llevó un carrete de una docena de fotos.

El otro gran icono de su obra lo hizo en 1967 en Washington, en una manifestación contra la guerra de Vietnam, al captar a una joven que con una flor delante de la cara se plantó frente a los fusiles con bayonetas de la fuerza pública. (Galería Las fotos más dramáticas que se han hecho en la historia).

Riboud había nacido en Lyon en el seno de una familia burguesa en 1923 y tomó sus primeras fotografías en la Exposición Universal de París de 1937 con una cámara Vest-Pocket que le había regalado su padre al cumplir los 14 años.

En 1944 participó en las luchas de la resistencia francesa contra la ocupación del país por la Alemania nazi y al año siguiente inició estudios de ingeniería en Lyon, aunque a comienzos de los años 1950 dejó esa profesión para consagrarse a la fotografía.

Fue entonces cuando entró en la agencia Magnum -de la que llegó a ser presidente- de la mano de Henri Cartier-Bresson y de Robert Capa, que en su primera misión lo envió a Londres.

En los años siguientes pasó largas temporadas en Asia: fue por carretera a la India en 1955, pasando por Oriente Medio y Afganistán, y de ahí saltó a China dos años después.

Tras una estancia de tres meses en la Unión Soviética en 1960, cubrió en los años siguientes las independencias de Argelia y de muchos países del África negra, y a finales de ese año fue uno de los pocos fotógrafos occidentales que consiguieron entrar en el norte de Vietnam en pleno conflicto.

Desde los años 1980, se han organizado exposiciones de su obra en ciudades como París, Londres, Nueva York, Pekín, Hong Kong o Bilbao.

Durante la guerra, se unió a la resistencia francesa cerca de Vercors (sudeste), y tras la contienda, decidió dedicarse plenamente a la fotografía.

"Nacido topógrafo, un compás en el ojo", dijo de él su mentor Cartier-Bresson, haciendo alusión a su capacidad extraordinaria para encuadrar y capturar las imágenes.

Después de más de medio siglo de dedicación, Riboud, que siempre llevaba una cámara consigo, continuó insaciablemente fotografiando el mundo. Eso sí, siempre con una cámara tradicional. "Probé la cámara digital, una tarde, una vez", recordaba.

Con 85 años, viajó a Estados Unidos para inmortalizar la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca.

"Vendí reportajes de foto porque la prensa era el único medio para vivir" pero "pocas veces he ido en búsqueda de la actualidad, de la noticia", confesó sin embargo.

"La foto es una cuestión de suerte", solía decir. También hay "trabajo, energía y... ser un poco paciente".

Por EFE

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