'Samba': el drama del cine francés

El Espectador habló con los directores de “Samba”, película que retrata la lucha de los inmigrantes en Europa.

Redacción Gente
21 de noviembre de 2015 - 03:12 a. m.

Los realizadores Olivier Nakache y Eric Toledano decidieron hace cuatro años tocar el tema de la inmigración en su exitosa comedia Amigos (Intouchables). Sin embargo, en esa ocasión mantuvieron una distancia ante esta problemática y se centraron en la relación de amistad entre un millonario tetrapléjico y un hombre de un barrio marginal.

Pero ahora han decidido revivir su interés por la situación que viven los inmigrantes en Francia en su película Samba. Es por esto que El Espectador habló con ellos sobre la producción del filme y su inspiración en el libro Samba para Francia, de Delphine Coulin.

¿Cómo surgió la idea de crear una película alrededor de un inmigrante ilegal y una víctima de “burnout” (síndrome del agotamiento por estrés laboral)?

Olivier Nakache (O.N.): Amigos nos mostró que podíamos hacer un señalamiento del tema —sin sufrimiento, sino todo lo contrario—, que podríamos hablar del fenómeno del burnout, de su quemazón laboral, con la falta de horarios y fines de semana. Empezamos a documentarnos sobre el fenómeno, que es cada vez más frecuente.

De ahí a profundizar en estos dos temas...

Eric Toledano (E.T.): Fue natural. De hecho, se trata de un solo tema: que la relación funcione, de menor a mayor escala. Por un lado, Samba, un trabajador clandestino que dejó su país, trata de regular su situación, y al respetar una promesa de empleo se desengancha; por el otro, Alice, una alta ejecutiva, tiene todo para ser feliz, pero sufre por exceso de trabajo, lo que la lleva a un choque emocional.

Pero también se inspiraron en el libro de Delphine Coulin, “Samba para Francia”…

O.N.: Fue nuestra base. Sin embargo, pusimos un freno y definimos una versión propia; imaginamos el personaje de Alice, que no existía en la novela. En Samba para Francia un narrador, Delphine Coulin, cuenta la historia de Samba a partir de su propia experiencia en una asociación que ayuda a los inmigrantes. Nosotros queríamos poner en escena una verdadera pareja cinematográfica, algo que no habíamos hecho antes.

Delphine Coulin, la autora del libro, y su hermana, Muriel Coulin, fueron coautoras del guión de “Samba” con ustedes. ¿Esta es la primera vez que se asocian con otros para la escritura de sus películas?

E.T.: Hasta ahora, Olivier y yo siempre hemos proyectado nuestras neurosis y nuestra escritura en los personajes masculinos. Delphine y Muriel trajeron un lado femenino y nos permitieron abordar el personaje de Charlotte con más serenidad.

Al describir el descenso a los infiernos de Samba, ustedes plantean un problema espinoso de la sociedad...

E.T.: En realidad, le ponemos rostros humanos a las estadísticas. Abordar el aspecto político de la cuestión no es nuestro papel. Sin embargo, la película le permite al espectador descubrir, a través de los personajes y su cotidianidad, un mundo que a menudo no conoce más allá del esbozado en debate público y por los medios de comunicación.

¿Existen realmente víctimas de “burnout” que buscan sanarse, al igual que el personaje de Charlotte Gainsbourg, en asociaciones voluntarias?

E.T.: Uno puede imaginarlo. En Global Burnout, de Pascal Chabot (Prensas Universitarias de Francia), que nos ha inspirado mucho, el autor retrata a las víctimas del agotamiento, la ansiedad, el estrés, la despersonalización; los trabajadores que perciben que han dado demasiado sin recibir lo mismo y que en un momento dado pierden la capacidad de sentir.

Samba está constantemente obligado a cambiar de identidad y jugar con su apariencia, hasta el punto de no saber quién es en realidad...

E.T.: Su enfoque es el de un actor que hace parte del gran teatro de la vida: el abogado se pone una bata para defenderlo, Samba usa un sombrero para parecerse a su tío al que, en algún momento, le pide prestada la identidad. No somos ni una broma ni una comedia. Estamos en la vida real y la película tiene como objetivo representarla.

La película está constantemente rompiendo el tono, tanto que constantemente sopla caliente y fría.

E.T.: Al igual que la vida, buscamos en nuestras películas esta transición perpetua entre la risa y la emoción, entre los momentos de intensa felicidad y trágicas aventuras, entre la comedia y el drama. Y, de alguna manera, esta mezcla es una forma de sorprender, que es fundamental para nosotros como espectadores y lo es aún más cuando somos directores.

En sus anteriores películas reivindican la influencia de la comedia italiana de 1960 a 1970.

E.T.: Y esto es aún más cierto para Samba. El cine de Ettore Scola, Dino Risi y Mario Monicelli tenía el talento de hacer frente a problemas reales con las emociones, la empatía, el humor y la brillantez, siempre usadas por los grandes jugadores.

Parecen tener un gran placer en mezclar distintas generaciones, especialmente en las escenas con los voluntarios de la asociación.

O.N.: Las personas que trabajan allí lo hacen desinteresadamente, no están jugando un papel. Hay jóvenes que servían como soportes de la comedia, pero también hay una gran cantidad de personas que se aprovechan, dejan de invertir y hacerse útiles.

Omar Sy, también protagonista de “Amigos”, es genial en el papel de Samba...

O.N.: Demuestra una vez más que es un gran actor. Cuando uno nace en Trappes, actuando, un secreto es una verdadera obra de composición. Nos impresionó.

¿Ustedes sabían de antemano que sería parte de la aventura?

O.N.: Sí. Además de nuestra amistad y los lazos personales que nos unen, nuestro deseo de trabajar con Omar estaba intacto.

¿Charlotte Gainsbourg también se impuso de inmediato en sus vidas?

O.N.: Realmente queríamos trabajar con ella. Eric y yo soñamos a nuestros actores, incluso antes de empezar a escribir: “¿Qué pasa si escribimos sobre este tema? ¿Cómo reaccionaría?”.

“Amigos” suscitó un gran debate en su salida. ¿Creen que ocurrirá lo mismo con “Samba”?

E.T.: Si, además de distraer, Samba logra que algunos espectadores sientan que saben un poco más de los extranjeros que se encuentran en la calle, estaríamos muy felices.

Por Redacción Gente

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