Natalie Portman: “En la realidad y en el cine, la violencia es una noticia que vende”

Bajo la dirección de Brady Corbet, la actriz se enfrenta a “Vox Lux”, la historia de una estrella del pop, que no se parece en nada a la cotidianidad que le ha tocado vivir a esta diva del cine.

Fabián W. Waintal
26 de enero de 2019 - 02:00 a. m.
La actriz Natalie Portman dice que en esta época se hace un espectáculo de cualquier cosa. 
 / Cortesía
La actriz Natalie Portman dice que en esta época se hace un espectáculo de cualquier cosa. / Cortesía
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Recorriendo los festivales de cine más importantes del planeta, desde Venecia hasta Toronto, Natalie Portman en cierta forma recrea en la vida real el perfil que ilustra en su nueva película Vox Lux, que tanto tiene que ver con la falta de privacidad y la fama, aunque esta vez ella interpreta a una cantante popular, en vez de una actriz. Pero tal cual como en el cine, sigue rodeada de fotógrafos y... entrevistas.

¿Al momento de filmar una película trata de analizar en qué forma afectan ciertos temas de la historia en su propia vida o solamente le presta atención a su personaje?

Sí, sí, me fijo en todo, en especial cuando te das cuenta de que, en la realidad como en el cine, la violencia es una noticia que vende y hasta la vida privada tiene un precio de venta, cosas así. En el caso de Vox Lux, la relación de qué tanto tiene que ver una estrella pop con un ataque terrorista es por el solo hecho de que la gente le presta demasiada atención, les da valor, sin darse cuenta de que también les da más poder. Esa es la clase de vida que hoy compartimos en el mundo. Es algo que vivimos a diario, todos.

¿Y en el caso de su personaje, que es una estrella de la música pop, encontró algún punto en común con su vida real?

No, por ahí definitivamente no. Yo me la pasé corriendo en el estudio para darle de mamar a mi bebé, manchándome toda con aguacate, sin una gota de divismo. Me la pasé cambiando pañales con las uñas largas que se ven en el cine (risas). No se lo recomendaría a nadie. Pero lo disfruté. Fue como meterme en un mundo donde me encantaría vivir, aunque pensándolo bien estoy contenta de que no sea así. Es lo mejor de la actuación: poder viajar por un mundo donde jamás te atreverías a vivir.

¿Se inspiró en alguna estrella en particular para su personaje de “Vox Lux”?

No, no, en ninguna. El personaje es un completo invento, aunque definitivamente está inspirado en mucha gente. Pero no quiero especificar nombres, porque tampoco es una persona con quien alguien quiera compararse.

¿Tiene algo de parecido a la verdadera Natalie Portman?

No sé si tiene una parte mía, me conformo con haber disfrutado interpretándola y haberme podido sentir como una estrella de música pop. No me gusta nunca compararme con mis personajes, porque lo divertido es explorar la mente de otras personas. Me pone muy nerviosa identificar cualquier paralelo con mi vida real.

¿Y si no se parece en nada a usted, cómo preparó esa actuación?

Vi muchos documentales, pero de verdad, no quiero dar nombres porque no se trata de ninguna estrella en particular, solo fui tomando ciertos detalles que me ayudaron de las verdaderas estrellas. El guion también me ayudó mucho, por supuesto, además las partes de baile las coreografió mi esposo, así que pude ensayar bastante en casa y fue estupendo.

¿Una estrella de cine no tiene absolutamente nada que ver con una estrella de música pop?

Pero yo creo que el sistema egocéntrico que crece alrededor de las estrellas de música pop es muy diferente al de una estrella de cine, en especial cuando en una familia surge cierta corrupción por la mezcla del amor y el comercio. En la música se la pasan viajando también de un lado al otro y viven siempre juntos. Es muy diferente a lo que nosotros experimentamos en un rodaje de cine. Nuestro trabajo se basa más en un proyecto determinado, no nos pasamos un año entero en un bus o un avión. Tampoco lo veo como algo monstruoso, porque no me gusta juzgar mis personajes, pero te diría que la estrella pop, por lo general, es una víctima de la era moderna.

¿Cómo describiría a su personaje de Celeste?

Celeste es una estrella que pasó por un trauma en su infancia y es todo un personaje de verdad, con un espíritu libre, incontenible, no le interesa la opinión de la gente, como les importa a tantos otros.

¿En cierta forma también es contradictoria por la fuerza y la debilidad con que la muestra el cine?

Supongo que ella es una criatura de nuestra sociedad, en el momento en que vivimos, donde hay un espectáculo en todo y todo se amplifica. Las experiencias se amplifican; la violencia se amplifica y el arte se amplifica. Y crea esta criatura que tal vez refleja la época en que vivimos, con todas las contradicciones que representa. A veces habla con total inteligencia y otras veces lo que dice no tiene sentido. Y es un poco una ópera de nuestra cultura actual.

¿Cómo surgió la idea de agregar un ataque terrorista en medio de la vida de una estrella de música pop?

El director, Brady Corbet, estaba viviendo en París, cerca del lugar donde fue el último ataque terrorista y hubo disparos en el mismo restaurante donde él suele ir con su bebé. En cierta forma la historia empezó ahí, aunque todo fue evolucionando y la producción tomó vida propia.

¿La película deja cierto mensaje político sobre nuestra vida social?

No creo que yo quiera dejar un mensaje mucho más allá de una interpretación artística y la intersección con nuestra sociedad y la cultura pop, en complemento con la violencia que comparten los dos ámbitos. Pero cuando yo leí el guion reflexioné también sobre el momento en que vivimos.

¿El hecho de haber nacido en un país como Israel le da también un punto de vista diferente en ese sentido?

Supongo que me interesa el cuestionamiento alrededor de la psicología y lo que genera la violencia en los individuos a escala masiva psicológica. Y eso tiene que ver por venir de un lugar donde lo vivimos desde hace tanto tiempo. Desafortunadamente es un fenómeno que experimentamos también en forma regular en Estados Unidos, con tantos atentados en escuelas y otros lugares públicos, como si fuera una guerra civil. Y el terror genera un impacto psicológico cuando hay que ir a una escuela todos los días, sabiendo que un simple acto de violencia puede crear una tormenta psicológica.

¿La dirección de Brady Corbet fue diferente a la de otros directores?

Sí, sí, totalmente. Hubo una parte que filmó con largas tomas, con cámara al hombro, que es lo mejor para un actor, porque pude actuar sin pequeños fragmentos editados. Todo lo contrario, fue una escena completa en la que incluso pudimos probar cosas diferentes. Y a pesar de haber tenido tan poco tiempo para filmar, siento que fue suficiente. Eso lo hizo todavía más divertido y creativo, en cierta forma. Y aunque no lo creas, no es para nada normal en el mundo del cine actual.

Por Fabián W. Waintal

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