Al Gore presenta en Cannes un nuevo documental sobre el cambio climático

El ex vicepresidente estadounidense presenta el documental "Una verdad muy incómoda: ahora o nunca", continuación de su filme que ganó el Óscar hace una década.

Gregorio Belinchón / El País
25 de mayo de 2017 - 11:13 a. m.
Al Gore.  / AFP
Al Gore. / AFP

Al Gore ha acabado protagonizando documentales medioambientales porque el Tribunal Supremo lo echó de la política. "Siempre me han interesado las tecnologías y la lucha por la naturaleza, pero esta segunda carrera de activista medioambiental no fue una elección", cuenta con una sonrisa. A Gore (Washington D.C., 1948) le derrotaron aquellas papeletas mariposa que volvieron loco al electorado en Florida, y que –amaño sí, amaño no- llevaron a la presidencia de EE.UU. a George W. Bush y empujaron al vicepresidente de Clinton a dedicarse a batallar contra el cambio climático.

En Cannes presentó "Una verdad muy incómoda: ahora o nunca", filme con el que vuelve a la carga una década después de "Una verdad incómoda", documental que ganó el Oscar y que llevó su mensaje de advertencia ante el cambio climático por todo el mundo. Este martes Gore, premio Nobel de la Paz, mostró su tristeza por el atentado de Manchester, insistió en que la batalla no está perdida: "Tenemos la tecnología, el acuerdo de la Cumbre de París por el que los países firmantes reducirán las emisiones de gases e incrementarán las energías renovables. Soy optimista".

En el documental se ve a Gore visitando medio mundo, comprobando cómo la naturaleza con sus deshielos, inundaciones, supertormentas y sequías ha hecho realidad lo que se anunciaba en Una verdad incómoda. También organiza campamentos para formar a gente que propague sus esfuerzos. Finalmente, visita a Donald Trump en su torre neoyorquina cuando ya ha sido elegido presidente y las imágenes se tornan premonitoriamente oscuras.

Hace 11 años aprendí aquí en Cannes que no hay un medio más poderoso que el cine. Y aún hoy, ver una película en una sala con más gente, los móviles apagados y con toda la atención puesta en la pantalla es una oportunidad única. Más aún cuando tanta posverdad rodea la información del cambio climático. Respeto mucho a los directores de documentales como los míos, que aportan pruebas y datos.

¿Puede recordar alguna película que le impactara tanto como para cambiar su opinión?

Sí. Por ejemplo, "Food Inc." [documental sobre la industria alimentaria en EE.UU.]. Hay muchas más, he aprendido que a través del entretenimiento llegas lejos. Desde que hice mi primera aparición en Cannes, desde luego presto mucha más atención a los documentales. Y también estoy más metido en las redes sociales, aunque creo que aún están en una fase embrionaria, que se sofisticarán. Sospecho que tendrán más poder, y que de ahí surgirán políticos que revitalizarán la democracia.

Hace diez años decía que si no cambiábamos las políticas alcanzaríamos el punto de no retorno.

En los últimos tres años hemos asistido a una reducción de gases en Estados Unidos y China, también en Europa. Eso ha ayudado a aliviar la situación. Pero una década después del estreno de la primera película, que fue también en Cannes, la realidad es tozuda, el peligro nos alcanza. En cambio, esta segunda parte subraya que tenemos las herramientas para solucionarlo. Nos tenemos que mover deprisa, es tiempo de reaccionar. Y queremos esperanzar a los espectadores, a la vez que pedirles que presionen a sus gobiernos.

Hay una distancia de políticos y gobernantes con la gente de la calle que cada día crece más.

Y por ahí se cuelan los populismos. Estamos en Francia donde han parado la ola. En las últimas elecciones en Holanda, Austria y Alemania hemos visto que la gente ha frenado el populismo. En mi país hemos visto en las calles como a cada acción le ha seguido una reacción, y un grupo de personas se han organizado en la web como el movimiento Indivisible, que ahora está transformando ayuntamientos, buscando reformas progresistas con una energía que yo no había visto desde, quizá, las protestas contra la guerra de Vietnam.

En el filme usted dice que la democracia ha sido secuestrada por las corporaciones. ¿Es mejor tener como apoyo un millón de dólares que un millón de personas?

R. He visto este secuestro como una tragedia. Como político te dicen que tienes que usar las campañas para mendigar dinero y que tu mensaje llegue por televisión. Pero puede que haya salidas, porque en Internet importan más las personas que el dinero. Fíjate en Bernie Sanders: más allá de lo que opine sobre sus propuestas hizo una campaña nacional sin aceptar dinero de grandes empresas. Ese es el principio de la devolución de la democracia a la gente. En mi caso, estoy tranquilo con lo que hice en mi carrera política antes de que me echara el Tribunal Supremo. En mi primera campaña, en 1976, nadie sabía lo que era un recaudador de fondos electorales. En 2000 te rodeaban por todos lados. Y he visto cómo ha crecido el poder del dinero, sobre todo en el Partido Republicano pero también en el Demócrata.

En España la situación de las energías renovables ha cambiado mucho. En 2015 solo llegamos al 16,7% de renovables en el total de producción de nuestra energía.

Lo sé. Es irónico, porque hace una década erais líderes en energía eólica y solar. Desearía que volvierais al liderazgo. Lo curioso es que haya países como India o China, que hace siete años eran los más contaminantes y ahora han cambiado por completo, alcanzado ya lo acordado para 2020. He visto a guerreros masai usando móviles para cualquier negocio y ahorrando más energía que un occidental. En fin, espero tener uno de mis campamentos en Madrid en los próximos dos años.

En el documental aparece usted entrando en la Torre Trump para charlar con el ya entonces ganador de las elecciones. ¿Confía en que se cumplan los acuerdos?

Muchos de sus pasos políticos han sido desilusionantes. Pero en aquella conversación solo hablamos de medioambiente, y por ahora no ha variado la política nacional. Espero que no nos sorprenda.

¿De verdad confía en la estabilidad de Trump? Leyendo sus declaraciones…

[Gore se ríe a carcajadas durante medio minuto, y se mesa los cabellos]. Mi conversación con él fue… normal. Desde el respeto mutuo. Hablamos del Acuerdo de París. Entiendo lo que usted me dice, pero me aseguró que nada cambiaría. Como presidente de los EE UU tiene gran poder e influencia, y no podrá con la dinámica actual nacida desde la calle. El cambio climático ya no tiene que ver con predicciones científicas: la madre naturaleza nos está enviando un mensaje claro: "¿Queréis pelear conmigo? Mirad cómo os respondo".

¿Le tientan con la vuelta a la política?

Todos los días. Pero cuanto más pasa el tiempo, menos ganas tengo que volver.

Por Gregorio Belinchón / El País

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