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Correspondencias fílmicas a través del Atlántico

Samuel Moreno, nacido y criado en Barranquilla, y Eloy Domínguez, nacido en Galicia, en el noroeste de España, compartieron a lo largo de tres años cartas cinematográficas desde ambos lados del mar. No sabían entonces que esa creación espontánea sería una forma de lucha contra el confinamiento y que los archivos enviados se convertirían en el largometraje “Al otro lado del mar”, que se estrena el 8 de junio en Colombia.

Mateo Medina Escobar
13 de junio de 2023 - 02:00 p. m.
Eloy y Samuel se conocieron en Argentina en un Festival de Cine Documental, ambos tuvieron una conexión instantánea.  / Cortesía
Eloy y Samuel se conocieron en Argentina en un Festival de Cine Documental, ambos tuvieron una conexión instantánea. / Cortesía
Foto: Cortesía

Meses antes del inicio de la pandemia por covid-19, los cineastas, Samuel Moreno, de Colombia, y Eloy Domínguez, de Galicia (España), comenzaron un intercambio de cartas cinematográficas que atravesaban el océano Atlántico. El material, enviado a lo largo de tres años, era una forma de hacer un cine espontáneo, en el cual cada uno compartía con el otro momentos, confidencias y secretos a través de imágenes y sonidos.

Eloy y Samuel se conocieron en Argentina en un Festival de Cine Documental, ambos tuvieron una conexión instantánea. Según cuenta Eloy, el trabajo de Samuel lo activó a nivel emocional y profesional. “Quería poder tocar imágenes, dejarme de guiones, dossiers, de notas de intención; quería imágenes concretas, filmarlas ya y compartirlas. Este proyecto me permitió todo eso, volver a crear imágenes y no tener que esperar”.

“Lo que se propuso fue empezar un intercambio de cine hecho el uno para el otro, correspondencias fílmicas que iban y venían. No creo que pensáramos en ese momento inicial en hacer un largometraje. La esencia más bien era esa comunicación que queríamos mantener, más allá de tener un amigo lejos o alguien que conociste, sino empezar a formar un vínculo”, asegura Samuel.

Eloy comenzó esta correspondencia en la que le hablaba a Samuel con imágenes recién creadas y de su archivo personal, así como desde una narración con su voz sobre su vida, sus experiencias y pensamientos. Samuel decidió, desde este lado del mundo, compartirle sus pensamientos a través del lenguaje escrito, se negó a dar su voz y se mantuvo, de alguna forma, con el texto de las cartas tradicionales sobrepuestas con las imágenes.

La película se convirtió en una forma de creación colaborativa, cuyos fragmentos se complementaban sin saberlo. Los dos se mostraban y se conocían a través de archivos enviados en internet. Se habían visto tres días en Buenos Aires, pero se volvieron amigos y confidentes durante tres años a través de las imágenes en movimiento que veían en sus monitores a más de 7.000 kilómetros de distancia.

Lo difícil y lo fácil de las cartas audiovisuales

Eloy, que en 2015 ya había estrenado un documental espontáneo titulado No Cow on the Ice, dice: “Volver a acercarme a mi familia con una cámara, que ya había ocurrido en aquella película, no fue tan espontáneo y fácil al inicio (…) tardé unos días en recuperar esa espontaneidad y me ayudó mucho la parte en la que grababa a mi abuela a través de la ventana. Era pandemia y no nos podíamos tocar, empecé a filmarla a ella a través de la ventana y me emocioné con lo que estaba captando”.

Desde este lado del océano, Samuel cuenta que la parte más difícil de grabar fue cuando mostró a su madre. “Había viajado a Medellín a hacer eso y también a cuidarla. Todos los días pensaba en que iba a grabar, y no era capaz de sacar la cámara, me sentía muy alejado de ella. Hasta faltando un día me obligué a sacar la cámara y afrontarla a través del cine”.

Eloy cuenta que lo más fácil de hacer fue el epílogo, el final de la película. “No sabíamos cuando íbamos a acabar, pero de repente vi esta carta de Samuel en la que estaba construyendo una casa, creando un hogar y un paso adelante en su vida. Yo le había dado vueltas y vueltas a qué podría contarle, si no hay novedades en mi vida. Él compartió esto tan íntimo conmigo y yo no sabía cómo corresponder, de repente encontramos esta casa donde estoy ahora por absoluta casualidad y sabía que esa debía ser la última carta”.

Los dos cineastas se conocieron a través de estos intercambios fílmicos, se dieron cuenta de que tenían más cosas en común además de su amor por el cine documental. “Somos del mismo año, nuestros padres son soldadores, somos de familias trabajadoras humildes. Empezamos de una manera casi autodidacta, estudiamos más o menos lo mismo. Todo era increíble y de repente justo los dos en el mismo momento de nuestras vidas estamos construyendo un nuevo hogar en lugares lejanos de la gran ciudad”.

El largometraje Al otro lado del mar tuvo su estreno en el Festival Internacional de cine de Gijón en 2022, como parte de la sección oficial. Asimismo, estuvo en el Festival Internacional Documental Play-Doc y en la Muestra Internacional de Cinema Etnográfico (MICE), donde obtuvo el Premio a la mejor película gallega.

Mateo Medina Escobar

Por Mateo Medina Escobar

Profesional en Medios Audiovisuales. Fue periodista y colaborador audiovisual en la Unidad de Investigación Periodística del Politécnico Grancolombiano. Es coautor del libro “Entre Periodistas”.@tamdemesmmedinae@elespectador.com

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