La pequeña revolución de un viajero llamado Juan Vergara

Juan Vergara dedica buena parte de su tiempo a viajar. Ha hecho concursos en los que se ha llevado a desconocidos con él. No es un fotógrafo que viva del lente, no es bloguero, ni tiene patrocinador alguno.

Maria Paula Lizarazo Cañón
09 de marzo de 2017 - 04:04 a. m.
La pequeña revolución de un viajero llamado Juan Vergara

Hay una frase memorable del escritor Eduardo Galeano que dice que “Mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas pueden cambiar al mundo”.

En una sociedad sistematizada y, por ende, limitada en posibilidades de liberarse en alguna medida de dicho sistema, donde casi 800 millones de personas, es decir, una de cada nueve personas en la Tierra, tiene una alimentación insuficiente; donde diez de cada cien personas en Colombia no tienen empleo (esto para redondear la cifra) y necesitan uno para sobrevivir y no caer arrojados en el vacío de la cifra antes mencionada; donde cada niño que nace en el mundo no conoce que un colegio, una universidad y una empresa lo esperan para pasar allí los suspiros del tiempo que avanza y no regresa con el autumnal de cada año, y eso si tiene el chance de que no le roben las risas (y las prisas) de los dos primeros; donde la mayoría de ciudadanos de un país cuya capital ha sido capital mundial del libro, leen un libro al año, sea por desinterés o sea por la ausencia de un banquillo que los acerque a las obras de la biblioteca; donde las noventa personas de ese mismo país que sí tienen empleo, trabajan 350 días al año para pagarse un descanso de 15 días: allí, precisamente allí, aparecen personas pequeñas, en un lugar pequeño, haciendo cosas pequeñas.

Juan Vergara, quien aparece en Instagram como Juanlavueltaalmundo, a diferencia de lo que se creería por sus fotos en distintos lugares del planeta y por su nombre en dicha red social, es un enamorado de su profesión, no es que no sea trabajador y sí una especie de nómada infatigable, no es que no use camisa (le gusta hacerlo), no es que sea un hombre ajeno al mundo laboral, con sus agites y sus complacencias, todo lo contrario: ha sido capaz de revolucionar el sistema laboral.

No trabaja esos 350 días al año para descansar 15. Él viaja sin dejar a un lado sus compromisos ni su cámara. Siempre se deja la barba y porta reloj.

Sus estudios son en arquitectura. Su ocupación es una de las más tradicionales de Bogotá: vender apartamentos. Pero la forma de trabajo en su empresa es única y reitero, verdaderamente revolucionaria, allí sus compañeros, (más bien) sus amigos, con quienes hace poco hizo un viaje de veinte días en carro por todo Colombia, tienen un constante incentivo para viajar, es simple: si alguien se quiere ir de viaje lo hace sin tener que esperar a cumplir todo un año de trabajo. Cada quien es libre en su distribución del tiempo.

Claro que existe un contrato por aquello de cumplir con la legislación colombiana. Pero esta es una empresa donde los trabajadores están comprometidos con su funcionamiento, además del compromiso para consigo mismos de vivir los días de su existir de la manera en que lo quieran hacer.

Para Vergara, su empresa se mantiene a la perfección porque hay un esfuerzo mutuo: todos caminan hacia el mismo destino, desde donde sea que tengan los pies. Aprendieron a sacarle provecho a la tecnología; el esfuerzo en equipo desde la distancia consiste en coordinarse vía e-mail, skype, etcétera.

Este vividor, en la mejor interpretación de la palabra, anhela que lleguen nuevas generaciones de “jefes” que igual que él entiendan que el trabajo no debe ser sinónimo de obligación para no caer en la quiebra, sino de elección, y que dicha elección no se encuentra inmersa en un estado solitario, sino en armonía junto a las otras elecciones diarias de cada persona.

Quizás esta sea una de las posibilidades de no dejarse absorber por todos los límites del sistema laboral sin caer arrojado como un número más en la cifra de hambruna mundial.

Otra posibilidad en la que cree con fuerza: ingeniárselas para trabajar de algún modo en el transcurso del viaje.

Datos de interés

En @Juanlavueltaalmundo, usted encontrará fotos de distintos lugares, además de información sobre esos lugares: primero, las fotos no son editadas salvo que lo requieran sí o sí para parecerse a la realidad de ese lugar; segundo, al pie de cada imagen aparecen escritos datos como el nombre, la ubicación, cómo llegar y qué hacer en cada sitio. Inclusive, recomienda aplicaciones que dicen por dónde saldrá el sol, la luna, si habrá, si no habrá; esto, como apoyo para quienes tengan el interés de tomar fotografías; si el lugar de alguna foto es en Colombia, ahí dice qué sim card llevar teniendo en cuenta la cobertura de las regiones.

Una última cosa

“Si me dijeran que cuál es mi lugar favorito… Todo. No más salir a Guadalupe y ver Bogotá, es lo más hermoso que hay”.

 

Por Maria Paula Lizarazo Cañón

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