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Madonna, la chica inmaterial

Gira mundial ‘M.D.N.A.’ aterrizará en Medellín.

Juan Carlos Piedrahíta B.
04 de noviembre de 2012 - 09:00 p. m.
/ Cortesía Warner Music y Universal Music.
/ Cortesía Warner Music y Universal Music.

Madonna aparece con la misma facilidad con la que se esfuma. Lo único que se puede hacer desde el otro lado del río sonoro es esperar a que ella establezca su voluntad y decida cuál sendero quiere tomar. Cuando se inclina por la clandestinidad, lo logra, y durante esos abandonos momentáneos se va abonando el terreno para el surgimiento de tantas y tanta émulas que brillan en el firmamento hasta que nace otra impetuosa que opaca la energía de la anterior. Sin embargo, cuando la opción es la contraria, es suficiente con un suspiro para estar de nuevo en la cúspide, ese complejo lugar del que se apropió desde los ya lejanos años ochenta.

Aunque casi todas las chicas del pop norteamericano son rubias, ella es bien distinta porque es la única que tiene la potestad de ponerse en la agenda mundial cada vez que quiere. Sólo se necesita de su deseo para que las bocas activen su nombre y crezca cualquier comentario que tenga que ver con su vida, su obra y hasta sus milagros. Cuando la mira estaba puesta en algunas bandas de rock queriendo rellenar el glamour con un extraño poder electrónico, Madonna se adueñó del establecimiento y comenzó a experimentar con la música y con la imagen, hasta que edificó una estética propia, un concepto casi inexplorado en ese entonces.

La chica material, como la canción que colaboró a solidificar su fama y en la que fue por cuatro minutos Marilyn Monroe, se hace inmaterial cuando se lo propone, y vuelve a ser profana con la misma velocidad con la que llega a sus registros más agudos. Hace unos años los murmullos hacían referencia a dos rubias esbeltas y bellas. Eran las princesas del pop y en el medio sólo había un lugar, el de la reina. El paneo iba de izquierda a derecha y el impacto visual arrancaba con Britney Spears, luego estaba Madonna, entre ellas y en el centro de la actividad rítmica, y al otro lado Christina Aguilera, en ese momento no tan rubia y algo más delgada. Con las dos bailó, a las dos las cortejó y las besó dejando claro cuál lugar tenía cada quien en la historia.

Su forma de moverse en la música ha sido bien particular. Con cada trabajo discográfico y con cada actitud va mostrando qué momento vive y con qué se siente conectada, sintonizada. Ella parece ser discípula de Hansel y Gretel, los personajes principales de la famosa lectura recopilada por los hermanos Grimm, porque va dejando migas de sonido, pequeños fragmentos de sus registros, algunos de ellos considerados conceptuales, otros muy vecinos de las manifestaciones electrónicas, que la han deslumbrado desde hace ya varios lustros.

Desde sus ya legendarios Madonna, Like a Virgin y True Blue, incluyendo sus ocho producciones restantes publicadas con Warner Music, hasta la más reciente (M.D.N.A.) con el sello Universal Music, la rubia se ha especializado en el arte de la insinuación. Una de sus últimas provocaciones fue cuando les dio a probar a sus fanáticos el sencillo Give Me All Your Luvin, una canción hecha a su medida, sin importar mucho cuál sea, y por eso después de algunos años de abandono en el mercado de los discos trepó hacia la conquista de los primeros lugares de las más descargadas en iTunes, después de pocas horas de haber sido lanzada en simultánea mundial en marzo pasado.

Para todos los integrantes del séquito que se ha alimentado durante décadas de las pequeñas dosis que ha dejado Madonna durante su amplio recorrido musical, Girl Gone Wild, la segunda muestra adelantada de su registro M.D.N.A. les pudo haber sonado algo familiar. En sus armonías el productor Benny Benassy, uno de los personajes de confianza de la estrella durante estas últimas temporadas, mantuvo intacta su esencia discotequera realizando un tema divertido y con amplias posibilidades de fusión.

Madonna fue declarada desde que exhibió su lunar por primera vez en la rotación de MTV, cuando la preocupación del canal era la música y no el entretenimiento, como la Reina del Pop. Se echó encima el sonido de los años 80 y lo sacó adelante en un momento en el que había más detractores que motivadores de un ritmo comparado con la consistencia de los colores pastel. Le hizo la banda sonora a una parte de la historia contemporánea y, tal vez lo más importante de la artista, es que fue capaz de crecer y llevar de la mano a sus seguidores. No se quedó como la eterna adolescente. Creció. Maduró hasta el punto de entender que el pop, tal y como se hacía en aquel entonces, podía llegar a ser un sonido transitorio, y miró alternativas dentro de la electrónica y las manifestaciones discotequeras.

Con ese sonido interrumpió hace unos meses el silencio para publicar su nuevo álbum, M.D.N.A., del que su sencillo Give Me All Your Luvin fue un fenómeno en las redes sociales y, además, la canción, el eje fundamental de la presentación de la diva en el intermedio del Super Bowl 2012, en Indianápolis, sin importar la molestia de los más retrógrados por haber bautizado su disco casi con la identificación de una sustancia psicoactiva (MDMA). Como siempre, hace caso omiso a lo que digan. Ya está acostumbrada a las habladurías que ella misma provoca y sigue reinando porque nunca es exacto decir que Madonna está de regreso. Lo justo es afirmar que Madonna nunca se ha ido de la música.

Madonna en Colombia. Estadio Atanasio Girardot. Miércoles 28 y jueves 29 de noviembre, a partir de las 8:00 p.m. Información y boletería: 593 6300 y www.tuboleta.com.

Algunos números de Madonna

303 discos de platino ha logrado la Reina del Pop. Tiene 104 discos de oro.

412 nominaciones a premios musicales, de los que ha ganado 220 galardones. 

57 videos musicales ha protagonizado la artista, que tiene 12 álbumes de estudio.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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